Acabo de ver en el telediario, a tenor de la progremoda de los últimos días, a varias de las nominadas a mejor actriz en los Goya protestando por la discriminación masculina y alegando que hay una urgente necesidad de igualdad de papeles femeninos en este país. Ha llegado a hacerse la comparación (la burrada de comparación) con cuando en América había autobuses para blancos y para negros.
Y digo yo, en un año en el que la presencia femenina ha sido una constante en el cine español, desde películas centradas en la reivindicación de la figura de la mujer frente a los hombres (Abracadabra), films de éxito con repartos compuestos exclusivamente por mujeres (La llamada), grandes largometrajes protagonizados íntegramente por féminas sin apenas presencia masculina (Verónica) y, en definitiva, una participación igual o superior a la del género "dominante" de cara a la galería de los Goya... ¿cual es exactamente la queja?
La librería, dirigida por una mujer, protagonizada por otra y en directa reivindicación de las mismas; Verano 1993, dirigida también por una mujer y con una niña en el papel protagonista que lleva a cabo todo un papelón y que se augura como una de las grandes futuras promesas nacionales...
Y aun así estamos en la misma situación que cuando la gente negra no podía ni compartir asiento con los blancos.
Imagino que en la ceremonia, tomando el testigo de los bochornosos Globos de Oro, algún presentador lanzará una brutal pulla a los nominados masculinos de cualquier categoría, buscando avergonzarlos ruínmente en mitad de lo que debería ser un gran momento de orgullo para ellos, y Garrac se levantará aplaudiendo y silbando frente a su ordenador.