Una buena banda sonora, unos efectos especiales magníficos, las dos escenas clave de la película siendo narradas por un gran Spielberg y algún diálogo divertido. ¿Qué más necesitaba Jurassic Park?
Para ser un exitoso blockbuster, nada, le fue bien con lo que tenía.
Para ser una buena película, prescindir del tono de comedia tonta que no abandona en ningún momento salvo en esas dos escenas y centrarse en lo que la propia película propone.
Solo con eso, adiós a las bromas idiotas, adiós a la horrible caracterización del personaje del abogado, adiós a la sensación de paseo por el parque, adiós a la inmensa mayoría de diálogos que parecen de Scary Movie, adiós a la total intrascendencia que transmite la peli, adiós al momento niños con el Brontosaurio.
Y hola a la sensación de peligro, hola al enfrentamiento con lo desconocido, hola al combate entre el hombre y la bestia.
Y con todo eso y con diálogos memorables, lo que va de diferencia entre esta tontería y una obra maestra como Tiburón.