He leído
Los Muertos Vivientes Nº 23.
Curiosamente, a pesar de mi retraso, solo lo ha comentado
manolo.
A mí me ha gustado este tomo, pero no me ha satisfecho del todo. No sé como explicarlo bien. La lectura ha sido muy amena, tan adictiva como siempre, sin saber muy bien que va a ocurrir cuando pases la página, pero la sensación general es que estoy leyendo otra serie diferente. No sabría decir si es por el lapsus de tiempo transcurrido entre la lectura de este tomo y el anterior; puede que sea por el salto temporal del argumento, en el que aún me siento algo perdido con ciertos personajes a los que no logro identificar; incluso puede que sea por ciertas situaciones en las que se desarrollan una subtramas en la que no me entero de gran cosa. También puede influir que Rick parece haber pasado a un segundo plano, en beneficio de Carl y los habitantes de la Cima, pero me falta algo aquí. Quizá realmente la serie está comenzando a perder fuelle y estoy empezando a sentir que la historia se está alargando demasiado. Sinceramente, no lo sé. La cuestión es que a pesar de esos sentimientos encontrados, me he devorado el tomo y tengo ganas de saber cómo continúa, aunque reconozco que la forma de actuar de ciertos personajes no me gusta demasiado y no me acaba de convencer.
La principal sensación que me ha dejado este tomo es la de que posiblemente le haya llegado el turno a Carl de ser el protagonista de su propia historia. No obstante, teniendo en cuenta su evolución y desarrollo, lo primero que pienso es
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Eso sí, cuesta mucho pensar que
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Como el guionista no de un giro inesperado para sorprendernos, diría que esto podría ser el inicio del fin.
Por otro lado, parece que la sensación de comunidad idílica del tomo anterior era todo un espejismo, ya que
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Puede que a estas alturas, el lector se muestre desconfiado por naturaleza ante todo y todos, pero es que en un mundo como el que plantea Kirkman, ya se ha demostrado que para sobrevivir uno no debe fiarse de nadie. La filosofía del cambio está bien, pero los acontecimientos nos dejan la reflexión de si realmente esas buenas intenciones juegan en su contra, volviéndose más blandos de lo que deberían. Ciertamente, se abre un campo infinito de posibilidades, dando lugar a una interesante reflexión sobre la violencia y la muerte como herramienta de la ley. Parece que hay un intento porque renazca la moral y la sensibilidad, pero no estoy yo tan seguro de que esto vaya a durar demasiado. Esa lucha por una sociedad emergente dura lo justo, hasta que la ambición humana intenta conseguir lo que cree que le pertenece por la fuerza. La posesión de armas, la insensibilidad hacia la muerte y la sensación de que hoy puede ser el último día de la vida, provocan que esa búsqueda de la utopía que plantea Rick sea muy complicada. Si a esto le introduces en la ecuación la facilidad con la que se empuña un arma en este mundo, rápidamente se inicia un caos imparable. Mi sensación es que ese es el camino que pretende emprender Kirkman con esta saga, dando lugar a la caída de una sociedad emergente que bajo unos idealismo de la no violencia tuvo el fracaso más absoluto, para así finalizar la serie o comenzar otro ciclo. No deja de ser interesante, desde luego, pero como decía al principio, la exploración de todo esto me transmite la sensación de estar leyendo otra serie distinta de la de hace varios tomos. A pesar de que no deja de ser una nueva forma de tratar el tema central de los Muertos Vivientes: la supervivencia.
El protagonismo de Carl nos lleva a centrarnos en su nuevo rol de algo similar a un ídolo de masas. A esto hay que sumar su perturbada sensación de que es invencible (algo así como el síndrome de Superman), su alteración hormonal y su peculiar forma de seguir aquello que predica su padre. Me he quedado de piedra cuando ha dicho que
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Otro aspecto que no me ha gustado es ver como
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El único personaje que se mantiene es Jesús, que protagoniza la única escena de acción y es el único que parece no haber perdido la perspectiva. Quizá por aquello de que sigue en contacto con el exterior. Esto nos lleva a una reflexión: ¿salir del espacio de confort te mantiene conectado con la realidad? Eso parece.
Por último, destacar que
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Aquí hay mucho más de lo que se ve a simple vista. Espero que en el siguiente tomo se solucionen algunas incógnitas. Al fin y al cabo, por mucho que pueda criticar el devenir de los personajes, siempre me quedo con ganas de saber como continúa la historia; y eso, en los tiempos que corren, ya es todo un milagro.