He leído
La cuerda del ahorcado y otras historias.
Estamos en plena década de los ochenta y alcanzamos, nada más y nada menos, la entrega número cincuenta de la colección. En este álbum volvemos a los inicios del personaje utilizando el relato corto como principal herramienta para contar historias. El nexo de unión entre todas es Morris, que permanece inmutable al tablero de dibujo, mientras que en los guiones tenemos desde Goscinny hasta De Groot, pasando por Vicq, Dom Domi y Lodewijk. La calidad de las historias es bastante variable, aunque todas son entretenidas y tienen ese toque de humor tan característico. Quizá cabría destacar algunos temas como la expansión de los extranjeros en el oeste, la enseñanza o moraleja en algunas, o el simple western humorístico capaz de hacernos pasar un buen rato. Hay temas interesantes, pero lejos de la profundidad de otras historias anteriores. De todas formas, que los relatos sean de 7 u 8 páginas también influye en que no se pueda contar gran cosa. Es entretenido sin más.
La primera historia,
La cuerda del ahorcado, da título al tomo y narra como Luke llega a Oakville, donde el pueblo quiere ahorcar a un ladrón de caballos.
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No voy a decir que es la mejor del tomo, pero quizá sí que es la más elaborada, con un giro final que hace alusión a una antigua creencia supersticiosa. Además de presentar una pequeña moraleja sobre la codicia. Por cierto, muy atentos a los secundarios del relato, ya que tenemos al típico anciano en silla de ruedas, un clásico en esta serie y que se repite a lo largo del tomo.
En la segunda historia,
Los Dalton toman el tren, tenemos de vuelta al más famoso trío e bandido del salvaje oeste, que tras fugarse de prisión se dedican a robar trenes.
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Una historia flojilla, que vuelve a recuperar a los enemigos más recurrentes de Luke, pero sin Ran Tan Plan, al que se echa mucho de menos. Por lo demás, el relato se centra en demostrar que nuestro protagonista es un héroe de verdad, sin necesidad de que lo condecoren por ello, y que los Dalton siguen tan estúpidos como siempre.
La tercera historia,
El justiciero, nos lleva hasta Coyote Gulch, donde Luke conocerá a Zozo, un héroe local sin demasiado éxito, ni destreza.
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El relato es simpático, pero el final es algo pobre y sin demasiado sentido, además está lleno de tópicos. Por otro lado, diría que es un intento fallido de satirizar a uno de esos iconos heroicos del western, o a todos ellos juntos, pero le resultado es una especie de mofa sin demasiado respeto por el original. No me acaba de convencer esta historia, la verdad.
A continuación tenemos
La mina del camello, un relato que narra como Luke se encuentra con un musulmán que busca desesperadamente demostrar la valía del camello a los americanos.
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Más allá de leer la canción del final en árabe y de los tópicos del choque de culturas poco se puede sacar de esta historia. Bueno, la moraleja de que no importa la riqueza, pero eso es algo que Luke practica desde sus inicios.
La quinta historia,
Ajuste de cuentas, dirige los pasos de Luke a Purgatory, donde se cruza con una vieja amiga, Laura Legs.
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Diría que se ha recuperado un personaje de aventuras pasadas. Quizá me falla la memoria, pero a Laura Legs creo que ya la hemos visto. Además de ese aspecto, tenemos un relato típico de Luke, muy entretenido y con cierta elaboración. El final es un poco precipitado, pero teniendo en cuenta el resto de historias, tampoco está tan mal.
Después tenemos la sexta historia titulada
El verbo divino, en la que Luke se interna en territorio apache, que han vuelto al sendero de guerra, donde se encuentra con un predicador algo vociferante,
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La verdad es que tiene momentos muy divertidos. También se acerca un poco al tema de la religión y la “evangelización” de los nativos americanos, que apenas hemos visto por la colección. Sin embargo, los autores no parecen querer profundizar demasiado y se limitan al chiste fácil e intentar hacernos pasar un rato entretenido. Y hay que reconocer que eso al menos lo consiguen.
El tomo concluye con
Li-Chi’s Story, un relato que realmente no está protagonizado por Luke, sino por Li-Chi. Desde luego, el título ya lo indicaba, pero choca un poco ver a Luke solo en las cinco viñetas iniciales, dejando al chino en busca de su nueva vida.
Li-Chi llega a Shan Gai Gulch para encontrarse con Bruss-Li, que le explica el círculo vicioso en el que se encuentra la economía del pueblo.
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Para mí, estamos ante la peor historia del tomo con diferencia. No solo por la ausencia de Luke, sino por los recargados diálogos que te acaban sacando de la lectura y que no conducen a ningún lado. Si bien es cierto que esa es su función y, por lo tanto, el guionista ha realizado un buen trabajo de caracterización, el personaje en sí no resulta atrayente y el humor chino tampoco me parece especialmente gracioso.
En definitiva, un tomo muy irregular, que aunque intenta acercarse a los inicios del personaje, se aleja un poco más de su esencia. Haciendo honor a la verdad, estamos ante una celebración del medio centenar de entregas un poco pobre.
I’m a poor lonesome cowboy, far away from home…