Thor: Marvel Gold 4: La Llegada de los Eternos (1978-1979) Reseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-thor-marvel-gold-4-la-llegada-de-los-eternos-1978-1979/Tras la estupenda saga del Ragnarok, la etapa de Roy Thomas como guionista del Dios del Trueno tiene su continuación en el presente tomo. Un tomo que ve el inicio de una nueva saga todavía más extensa y grandiosa.
Estoy hablando de la saga de los Eternos, una línea argumental que vera concluir el siguiente volumen. Una saga que dio inicio en el séptimo anual del título de Thor, el episodio que inaugura el tomo que nos ocupa. Un número publicado, en realidad, en plena saga del Ragnarok.
El anual sitúa al Dios del Trueno presentándose ante Mimir, Guardián del Pozo de la Sabiduría, en busca de respuestas acerca de la situación crítica que vive el Universo entero. Pero, ante su sorpresa, Mimir le cuenta una milenaria historia que vivió el propio Thor y que posteriormente fue borrada de su memoria.
Una aventura que relata como Thor conoció a los Eternos durante el regreso de los Celestiales a la Tierra en su tercera hueste.
Un episodio de innegable valor histórico y estructural para el Universo Marvel al certificar la plena integración de los Eternos en la continuidad del universo superheroico. De los Eternos y de toda la crónica desarrollada por Jack Kirby en el título que ideó y ejecutó de forma independiente.
Lo primero que hace Thomas es intentar aclarar el embrollo de los dos Olimpos. Recordemos que Jack Kirby estableció como hogar de los inmortales Eternos un lugar llamado Olimpia, en clara referencia al Olimpo de los Dioses grecorromanos. El problema es que la morada de Zeus, Hércules y compañía ya existía en el Universo Marvel, cosa que llevaba a confusión. Thomas determina así que ambos grupos, los olímpicos y los Eternos de Olimpia tienen origen en las mismas leyendas, pero viven en mundos paralelos.
De esta forma, Thor rememora la aventura en la que conoció a los eternos Virako, Ajak, Valkin y Druig, a quienes se unió frente a la amenaza del mutado Dromedan. Épica por los cuatro costados en un episodio en el que Thomas se beneficia del talento de Walt Simonson. Una aventura en la que ambos autores son absolutamente respetuosos con lo realizado por Kirby, tanto en la estética de todos los personajes como en el concepto y referencias, como por ejemplo la vinculación de los Eternos con la cultura Inca.
Un estupendo número que prepara el terreno para la futura saga de los Eternos, una saga que probablemente Roy Thomas ya tenía en mente por aquellos tiempos.
Entrando ya en el título mensual, la etapa Thomas-Buscema se toma un paréntesis de cuatro números tras la saga del Ragnarok y antes de abordar la de los Eternos.
Los dos primeros habría que calificarlos de relleno puro y duro, por mucho que el segundo esté guionizado por el propio Thomas.
Don Glut y Alan Kupperberg se ocupan de un episodio en el que Thor debe rescatar a Jane Foster del Inframundo, al tiempo que Plutón y Loki utilizan a Ulik para vengarse del asgardiano. Un relato especialmente olvidable, más aún cuando lo de Jane Foster se escapa a una explicación razonable. Se supone que la mortal reside en el interior del cuerpo de Lady Sif, pero los autores aquí se sacan de la manga que tan sólo era el alma de Foster la que había quedado afectada, mientras que su cuerpo vive una vida en paralelo ajena a cualquier recuerdo relativo a Thor o Don Blake.
A continuación, Roy Thomas y Wayne Boring improvisan otro fill-in cuyo único interés reside en el primer encuentro entre los dos Hiperion que conocemos, el del Escuadrón Supremo y su contrapartida perversa del Escuadrón Siniestro. Porque el dibujo de Boring es especialmente indigno, mientras que el guion no se queda demasiado lejos. Estamos hablando de que Hiperion se presenta ante Thor para pedirle que se traslade a la Otra Tierra ¡para participar en un biopic sobre la vida del integrante del Escuadrón Supremo!
Afortunadamente, el arco de dos números guionizado a dos manos entre Mark Gruenwald y Ralph Macchio está a otro nivel. Pese a contar con un equipo de autores invitado, en este caso no hablaría de relleno en un sentido peyorativo, puesto que el episodio queda hábilmente insertado a modo de alto en el camino en el viaje de Thor hacia la morada de los Celestiales.
Keith Pollard dibuja esta aventura en la que un confiado Thor cae en la trampa del Fantasma del Espacio, para acabar centrada en los complejos entresijos del tiempo. Como suele ser habitual en las tramas que tratan los viajes temporales e interdimensionales hay que situarse fuera de toda lógica, pero también es un inmejorable vehículo para dar rienda suelta a la imaginación. Personajes esencialmente vinculados al tiempo como son Immortus o Tempus también juegan su papel en este buen arco.
El inicio de la gran saga de los Eternos coincide con el regreso del equipo de autores oficial de la colección, el formado por Roy Thomas y John Buscema. Este último, sin embargo, es sustituido por Keith Pollard a partir del cuarto episodio de la saga. Evidentemente, no es lo mismo Buscema que Pollard, pero eso no impide que el nuevo artista gráfico realice un trabajo bastante digno. Chic Stone se encarga de las tintas en todos los números, tanto de Buscema como de Pollard.
Tras recuperar su memoria, tal como nos cuenta el anual que abre el presente tomo, Thor es ahora conocedor de la cuarta hueste de los Celestiales. Dentro de medio siglo tendrá lugar el juicio de los dioses del espacio que determinará si la Tierra merece seguir existiendo.
Thomas se trae todo el arsenal de personajes y conceptos creados por Kirby en Los Eternos, convertidos ya en una pieza más de la crónica marveliana.
Desde el Doctor Daniel Damian y su hija Margo hasta prácticamente todos los eternos (Ikaris, Sersi, Thena, Ajak, Zuras, Makkari, Duende), pasando por los desviantes Kro y Tode, los mutados Karkas y el Rechazado (Ransak) o el llamado el Olvidado, que en el futuro será conocido como Gilgamesh. Hasta el concepto de la Unimente reaparece en los episodios finales del tomo.
Quizás el elemento que parece más fuera de lugar es Hécate, reina de la oscuridad, aquí rebautizada como Ereshkigal. Se trata de un personaje presentado en la colección de Ms. Marvel, aquí extrañamente reconvertida a desviante. Habrá que ver su utilidad en la segunda parte de la saga.
La estética que Buscema aplica a los personajes es exacta a la original de Kirby, mientras que Thomas desarrolla una línea argumental que promete. Hay que tener en cuenta que estamos tan sólo ante la primera parte de la saga, por lo que la valoración global habrá que hacerla tras la lectura del siguiente volumen.
Esencialmente estamos, en gran parte, ante una continuación de lo realizado por Jack Kirby. Secuencias de acción y épica escenificadas en la Tierra y en Olimpia, siendo Thor el único elemento ajeno al entorno desarrollado por el Rey.
Lo más interesante en cuanto a expectativas, y lo que marca la diferencia, debemos buscarlo en Asgard, en los episodios finales del volumen. En la lejanía, Odín parece convertirse en una pieza clave de la trama, pero Thor descubre con sorpresa como su padre aparenta ser un aliado de los Celestiales en la destrucción de Midgard.
Son unos números en los que toma mayor protagonismo el elenco habitual del presente título. Así, vemos como los Tres Guerreros hacen frente a Fafnir, Sif a los Gigantes de la Tormenta, Karnilla vive preocupada por el estado de Balder, mientras que el propio Odín viaja al Olimpo al encuentro de Zeus y Hércules. Sin olvidarnos de la irrupción de la letal máquina conocida como el Destructor. Piezas que, en mayor o menor medida, tienen su importancia en el desarrollo de esta saga que tendrá su colofón en la siguiente entrega de las aventuras del Dios del Trueno.
Esta primera parte de la saga deja numerosos frentes abiertos que no pueden ser más interesantes, pero, en realidad, el tomo cierra con un nuevo fill-in. Un relato de relleno, por mucho que esté disfrazado de capítulo de la propia saga, guionizado por el propio Roy Thomas y dibujado por Arvell Jones, que a buen seguro es producto de los fatídicos plazos de entrega.
El escenario se sitúa en la gran ciudad, donde Thor presta ayuda a un eterno frente a un desviante. Ambos viven camuflados entre los humanos como luchadores de lucha libre. Olvidable.
Conclusión.El tomo recoge el inicio de una extensa saga que continúa y finaliza en la siguiente entrega. Así que la valoración del tomo también depende de la resolución de la saga.
De momento, lo que tenemos aquí es francamente bueno y nos deja expectantes por cómo puede seguir desarrollándose la trama.
Los pobres números de relleno, obviamente, no entran en la ecuación.