Ka-Zar: Marvel Limited Edition 1: Ka-Zar (1969-1973) Avanzando en el repaso de la historia del Universo Marvel, llega el turno de otro personaje ya presentado en anteriores series. Ka-Zar, el señor de la Tierra Salvaje, que al fin se gana sus propias aventuras.
Como ocurre con Pantera Negra, los Inhumanos, Namor, Thor… el señor de la jungla dispone de su propio escenario donde atender a los villanos de turno. Esa comarca ficticia, sin ley, escondida bajo la Antártida, conocida como Tierra Salvaje.
Las aventuras de Ka-Zar bajo su propia cabecera en realidad no empezaron en la serie genérica Astonishing Tales, sino que unos meses antes se publicó una historia suelta en otro título genérico, Marvel Super-Héroes.
Este es el número con el que empieza el presente tomo. Tras la historia de “origen” de Ka-Zar presentada en la serie de Daredevil, la que nos ocupa ahonda un poco más en el pasado del rubio protagonista y su ruin hermano. Arnold Drake y George Tuska se inventan una historia en la que el padre de ambos viajó a la Tierra Salvaje, donde descubrió un poderoso nuevo elemento, llamado antimetal, codiciado hasta por los extraterrestres. Flojilla.
Ahora sí, el serial incluido en Astonishing Tales empieza con el equipo más clásico posible: Stan Lee y Jack Kirby. Un encantador ejercicio de nostalgia en el que Kraven se aplica el reto de cazar a Zabú, el félido compañero de Ka-Zar, y de paso derrotar a su dueño.
La verdad es que la imagen de Ka-Zar dibujada por Kirby, ahora con los pelos más largos que en sus anteriores apariciones, se nos aparece como un claro precedente de Kamandi, una de las creaciones del Rey para DC.
Poco dura Stan Lee, que en el segundo número ya cede a Roy Thomas el guión y éste a Gerry Conway en el tercero. Mientras que Kirby hace lo propio con Barry Smith, que acompaña a Conway al lápiz.
Son las primeras señales de lo que será una constante en los episodios recopilados en este tomo: el baile de artistas.
Precisamente aquí es donde asistimos, para mí, a la mejor fase del tomo, la saga del Dios Sol. Un Gerry Conway que se marca unos diálogos muy convincentes, y un Barry Smith que al fin encuentra su senda.
Sí, estamos ya ante el Barry Smith bueno, más que bueno diría. Su estilo ya es totalmente personal e inconfundible, y su dominio de la anatomía y su narrativa son espléndidas. Lo único que no le acaba de quedar bien es Zabú.
La presencia de Smith y el género en que se enmarcan no pueden dejar de recordarnos a Conan, que justo acababa de empezar su andadura.
Algo así como una mezcla entre luchadores bárbaros, lo sobrenatural y dinosaurios. Realmente interesante, presentando algunos giros de guion con mucho sentido.
La única pega es que el arco se hace corto. Creo que la trama da para más páginas.
El siguiente arco, que empiezan los mismos autores, es menor al lado del anterior. Seguramente resentido por el cambio del equipo creativo, que pasa a estar formado por Roy Thomas y Herb Trimpe.
Entre alguna trama que se estaba gestando y desaparece por completo, y nuevos personajes sobre los que no se nos brinda explicación sobre su llegada a la Tierra Salvaje, el baile de guionistas se hace notar. Por lo menos en el renqueante hilo que intenta unir los diferentes episodios de la serie.
Thomas, Trimpe, Conway, Smith y Gary Friedrich se las apañan para completar la siguiente trama. Una pequeña colonia de ingleses y otra de alemanes están instaladas en la Tierra Salvaje desde la Segunda Guerra Mundial. Y siguen en guerra entre ellos como si el terrible conflicto nunca hubiera llegado a su fin. Mensaje antibelicista para una historia que no está nada mal.
A estas alturas, lo único que chirría un poco es que, entre tribus, colonos, ciudades y demás, la Tierra Salvaje empieza a padecer de superpoblación. Lo que le resta algo de singularidad.
La alternancia de autores continua con un único número realizado por Stan Lee y John Buscema, correcto sin más, y el que le sigue, obra de Thomas y Gil Kane. En este caso un nuevo relato de origen sobre como Ka-Zar llegó a la Tierra Salvaje, más completo y mejor desarrollado.
Llegamos al momento de la saga ambientada en los Everglades, que cabe considerar como una de las destacadas del tomo. A pesar del malo previsible y otras simplezas.
Creo que es un episodio más importante para el desarrollo del Hombre-Cosa que para Ka-Zar. Por lo menos va bastante ligado al origen del monstruo de lodo, que descubrimos que está vinculado al suero del súper-soldado.
Thomas escribe, Buscema ofrece otra lección de arte gráfico, pero lo más curioso consiste en el breve relato que lleva insertado el arco. Bajo la escritura de Len Wein, Neal Adams dibuja unas pocas páginas sobre el origen del Hombre-Cosa, cuyo extraño trazo las asemeja a un original a lápiz sin el acabado del entintado.
La dispersión llega a su máxima expresión en el número 14. Se trata de una reedición de la historia del reciente Savage Tales #1, esta vez coloreada. Un relato de Lee-Buscema bastante tópico pero bien escrito, por el que vale la pena deleitarse con los dibujos del maestro John. Su problema es que queda empotrado como un número de relleno, como fuera de continuidad.
Justo aquí Lee se refiere al antimental como vibranium. Ignoro si fue un error de The Man, cosa que no sería de extrañar, pero la cuestión es que a partir de aquí el metal propio de la Tierra Salvaje pasaría a llamarse vibranium de la Antártida. Para diferenciarlo del homónimo de Wakanda.
Los dos últimos números corren a cargo de Mike Friedrich a los guiones, más Gil Kane y Rich Buckler en la parte gráfica. Se trata de una historia muy manida sobre traficantes de drogas. Aventuras urbanas en las que no encaja nada bien nuestro salvaje protagonista. Por no hablar de Zabú paseándose tan tranquilamente por la ciudad.
Al final del volumen se incluye la historia original en blanco y negro publicada en Savage Tales #1, ya comentada más arriba. Y un relato corto aparecido en Astonishing Tales #8, con protagonismo de unos desconocidos hermanos Link. Nada que ver con Ka-Zar.
Conclusión.No es un mal volumen para nada. Cuenta con la breve etapa Conway-Smith, que me parece bastante recomendable, y el arco de los Everglades que tampoco está nada mal. Más algunos deleites gráficos de John Buscema e historias sueltas más que correctas.
El principal inconveniente está en resultar un tomo demasiado disperso, sobretodo debido al continuo baile de guionistas. Y a alguna historia insertada que va por libre, que no hace más que acentuar la desconexión entre los diferentes arcos.
Reseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-ka-zar-marvel-limited-edition-1-ka-zar-1969-1973/