Thor: Omnigold tomo 2: En mis manos... ¡este martillo! (1963-1967) Los primeros episodios del segundo tomo siguen la tónica del anterior tomo, bastante simplones y olvidables. La mejor noticia es la vuelta a los guiones de Stan Lee, que en los anteriores sólo era argumentista. En un principio no es que haya una mejora radical pero sí que se va notando poco a poco.
Los lápices siguen dando vueltas por varios dibujantes, básicamente Don Heck quitando algún número de Kirby, así que no hay mucho que destacar ahí.
Un aspecto curioso, ya desde el inicio de la colección, está en como Don Blake se refiere a Thor indistintamente en primera o tercera persona. Y lo mismo al revés, Thor se refiere a Blake en primera o tercera persona según le viene. Ocurre especialmente en los devaneos amorosos con Jane Foster, se supone de la parte mortal del dúo.
Podríamos pensar que se trata de la confusión mental por la que pasan ambos al ver integrada una segunda identidad en su interior, pero me temo que obedece más al desorden y la falta de rumbo de la serie en esos inicios. Dicho de otra forma, creo que los guionistas no sabían muy bien todavía si Blake y Thor debían ser dos personas totalmente independientes o no.
Lo único reseñable de los primeros episodios está en la presentación del Cobra, y en el número siguiente la de Mr. Hyde. Personajes de los que hablaremos a continuación.
El retorno, por largos años, de Kirby a los lápices, más el entintado de Chic Stone, suponen el salto de calidad que necesitaba la colección. Ya desde los números del Hombre del Mañana se nota que el rey ha pasado definitivamente a interesarse por la colección. Quizás no tan extremadamente cuidados como los Relatos de Asgard pero dibujos con un magnetismo indiscutible y algunas viñetas espectaculares de puro Kirby. A medida que va avanzando la serie, cada vez mejor.
Uno detrás de otro van pasando villanos esenciales de la colección y del propio Universo Marvel, en una serie de números de lo más entretenido: la Encantadora y el Ejecutor, la Gárgola Gris, el Hombre Absorbente y, como no, el tándem formado por el Cobra y Mr. Hyde. Una alianza de villanos de lo más dispar que a mí siempre me ha encantado. Creo que uno de sus mayores atractivos está en que se llevan a rabiar pese a ser aliados.
El próximo paso en la colección lleva a nuestro protagonista a, para entendernos, empadronarse en Asgard. Si antes Thor viajaba de la Tierra a Asgard, ahora viaja de Asgard a la Tierra.
Esto ocurre de la mano de Loki, omnipresente y maquinador durante los anteriores números, que obliga a Odín a llevar a los hermanos al Juicio de los Dioses. Como digo, Asgard y demás tierras míticas son ya el origen de las tramas venideras y de los villanos y maldiciones varias. Y Thor pasa a ser la identidad dominante por mucho, quedando Don Blake relegado a apariciones funcionales. El universo fantástico creado en los Relatos de Asgard va imponiéndose paso a paso.
Este avance coincide con la entrada de Vince Colleta como entintador definitivo. Su trabajo no parece gustar a todo el mundo pero, tras unos números de adaptación, creo que sus trazos finos le sientan muy bien a Kirby. Sea como fuere, el dibujo de Kirby empieza ya a acercarse al pico más alto en la colección, con viñetas y páginas espectaculares. Los diálogos también entran casi en la madurez y el despliegue imaginativo de Lee y Kirby nos va llevando a la mejor etapa de la serie de Thor, como mínimo en los 60.
Estamos ante tramas que se alargan durante varios números y van enlazando con otras, al más puro estilo de lo que será Marvel ya por siempre más. Enmarcadas claramente en el género de la aventura cuando ocurren en la tierra, de la épica cuando estamos en Asgard, hasta acabar entrando en la aventura espacial en la parte final.
Los nuevos conceptos, mundos y villanos se amontonan en esta fase de inusitada creatividad. El Destructor, Ego, el Registrador, los Rigelianos, el Alto Evolucionador y sus Nuevos Hombres. Personajes que serían parte importante de los próximos años en el Universo Marvel.
A destacar la espectacular saga que termina en el Olimpo, compartiendo protagonismo con Hércules, y el primer episodio de la cronología del Alto Evolucionador y su némesis el Hombre-Bestia, por la que tengo una especial preferencia.
A nivel de profundidad las historias siguen conservando parte de la inocencia de los primeros años de Marvel. Esa pelea entre Thor y Hércules es visualmente espectacular, una joya narrativa, pero las motivaciones son un tanto infantiles. O Hércules viéndose engañado por Plutón para rodar una película en Hollywood de la forma más ingenua, para acabar firmando un pacto olímpico para gobernar el Hades. No puedo evitar recordar ese episodio en qué Namor engaña a los Cuatro Fantásticos con la excusa de rodar una película, aunque tanto dibujos como diálogos no tienen punto de comparación a favor del episodio que nos ocupa.
Quizás donde hay más enjundia emocional sea en la relación de amor-indisciplina/castigo con Odín. Al Dios de dioses le puede su orgullo hasta el punto que es capaz de poner en riesgo la vida de su amado hijo. Algo parecido ocurre con Thor, a quien su amor por Jane Foster le conduce al desacato, derivando en un estado depresivo y un sentido deshonor.
La relación de Thor con Jane Foster es un continuo ir y venir hasta que parece estabilizarse hasta el punto de aceptar Jane convertirse en diosa, o al menos intentarlo. Mientras Don Blake, en la parte final del tomo, tan sólo queda en el recuerdo ante la ya inexistente presencia del Dios del Trueno en la Tierra.
El último número incluido representa la estocada definitiva al Thor que conocíamos hasta más o menos la mitad del tomo. La línea a seguir queda claro que está en Asgard y con Thor como único protagonista, así que, después de haber apartado a Don Blake, sólo quedaba deshacerse de Jane Foster. La entrada de Lady Sif es la guinda, por si quedaba alguna duda.
Algunas curiosidades. El número 116, donde aparecen cameos de otras colecciones (Daredevil, 4 Fantásticos y Vengadores) supongo que con la única intención de subrayar que estamos en un universo único. El 117, donde creo que tenemos uno de los últimos coletazos de la habitual exaltación anticomunista de esos primeros años, esta vez con Vietnam como escenario. El 121 es el primero en el que el martillo de Thor se mueve por sí sólo siendo atraído hacia las manos de Thor, hasta entonces era Thor que debía ir a por él.
Un tomo altamente recomendable que creo que no debería perderse ningún marvelómano.