Daredevil: Omnigold 3 ¡…En el Comienzo! (1969-1970) Enlace a la web de Universo Marvel:
https://www.universomarvel.com/resenas-daredevil-tomo-3-pendiente-1969-1970/La etapa guionizada por Stan Lee y dibujada por Gene Colan sigue su andadura en este tercer tomo recopilatorio de las aventuras de Daredevil.
Este nuevo volumen empieza con una serie de números un poco grises, con un Stan Lee en modo reciclaje de ideas. Guiones un tanto insustanciales que giran en torno al cargo de fiscal del distrito que Foggy, finalmente, logra adjudicarse, y también a los quebraderos de cabeza que le acarrean a Matt mantener en secreto su identidad como Daredevil.
El desarrollo de los acontecimientos deriva en el particular “Spider-Man no More” del cuernecitos, sobre todo cuando las continuas decepciones causadas a sus seres más queridos llegan a un punto insostenible. Matt decide colgar el traje rojo, decisión que apenas dura unas pocas viñetas ante la necesidad de ajusticiar a algún maleante, pero que ya sirve de excusa para marcar titular en la correspondiente portada.
Llegamos a la primera larga saga de esta etapa reseñada. Una saga que tiene como antagonista a un tipo llamado Starr Saxon. Malo porque sí y con motivaciones un tanto de feria, el villano construye un robot que caza a quien él desee tras introducir los datos del individuo a suprimir. Pero se equivoca de datos y acaba dando caza al tipo equivocado.
El caso es que lo que apuntaba a villano de poca monta acaba por descubrir la identidad secreta de Daredevil y se convierte en la amenaza central durante muchos números. Entre otras cosas pone en serio peligro la vida del cuernecitos al resultar contaminado por radiactividad.
A media saga, Gene Colan se toma un pequeño descanso, siendo sustituido por un prematuro Barry Smith en tres números. Poco después es Stan Lee quien deja los guiones cediéndoselos a su pupilo Roy Thomas.
Barry Smith estéticamente está muy verde, aunque como narrador ya va dejando algunas trazas de su talento. En estos primeros compases, más que a Kirby diría que sus figuras recuerdan a Steranko.
Los problemas de Matt no paran de crecer con Saxon suelto y la posibilidad de que desvele su identidad como Daredevil. Por si fuera poco, Karen Page parece sospechar algo, también. Y Pantera Negra, que aparece como invitado, descubre también su identidad secreta, pero se lo guarda para sí mismo.
Llegados a este punto, por lo menos la línea argumental ha ganado en interés.
Hola, Roy Thomas. Adiós, identidad secreta.Con la vuelta de Gene Colan como dibujante fijo, tenemos otro notable giro argumental. Nuestro protagonista llega a la conclusión de que el problema no es Daredevil sino el propio Matt Murdock, así que decide que el abogado debe dejar de existir, simulando su muerte en un accidente de avioneta.
Esto se pone interesante por primera vez en lo que llevamos de volumen. Además, el entintado de Syd Shores le da un plus al dibujo de Colan, y se nota mejora con respecto a George Klein, que hacía la labor de tintas hasta ese momento.
En este punto tenemos un momento cómico, cuando Daredevil se mete, sin saberlo, en una lucha contra maleantes que ya estaba llevando a cabo Spiderman. Lo más sorprendente es que el arácnido aparece en la portada del correspondiente número, cuando en el interior lo podemos ver en únicamente dos viñetas. Cosas de la comercialidad.
La inversión de identidades, cuerpos o personalidades es uno de los recursos argumentales preferidos de Stan Lee, así que su discípulo Roy Thomas no va a ser menos y decide convertir al Hombre sin Miedo en un cobarde. Por obra y gracia de Mr. Miedo, que infunde dicho estado de ánimo al cuernecitos.
Bajo el disfraz de Mr. Miedo no hay otro que Starr Saxon, que acaba pereciendo. Un buen final para una saga que ha ido de menos a más.
Tras una pequeña historia de intriga y terror que no está mal, con protagonismo de Karen, se produce un hecho que va a condicionar la serie a partir de ahora. Daredevil le muestra su verdadera identidad a Karen. Ya no quedaba nada que inventar tras tantas argucias para mantener en secreto su identidad y conservar su relación con Karen, así que el siguiente paso tenía que ser ese, decirle la verdad a su amada.
Lo que se le viene encima a Karen es difícilmente expresable en imágenes. No sólo descubre que Matt está vivo, que ya por sí sólo es para caer desvanecida, sino que también descubre que su amado es un superhéroe y que encima no es realmente ciego. Y, por si fuera poco, que el hermano de Matt, Mike Murdock, nunca existió, y que era el propio Matt quien le dio vida en una representación teatral que ella misma se creyó. La situación es para mandar a tomar viento a Matt, como poco, pero la chica se lo toma inesperadamente bien.
El amor acaba sanándolo todo, pero la felicidad les dura a la pareja lo que ocupa un comic-book. Concretamente hasta que Karen se da cuenta de que Matt nunca podrá librarse de su alter ego.
Ola de Crimen es como se hace llamar el Villano que protagoniza el siguiente arco. Foggy, como fiscal del distrito, y Matt, como su ayudante, intentan darle caza, y cuentan con la ayuda de Willie Lincoln, el ciego que hizo amistad con Matt al final del segundo tomo, que ha acabado haciéndose un hueco en la serie.
No está nada mal el arco, aunque el final es un poco decepcionante por lo poco desarrollado.
Roy Thomas creo que ha crecido mucho como dialoguista. Incluso hace gala de un muy buen sentido del humor, aunque realmente es calcado al propio de Stan Lee en su trabajo en Amazing Spider-Man.
A partir de aquí, el tomo inicia un camino ascendente.
Tenemos un divertido episodio en que el Bufón se une a Cobra y Mr. Hyde, con un parque de atracciones como escenario, a los que siguen sendos enfrentamientos con el Halcón Nocturno y el Gladiador. Números en los que Colan realiza uno de sus notables trabajos en las escenas cuerpo a cuerpo.
Pero el principal desarrollo está centrado en la relación Matt-Karen. Quizás demasiado centrado.
Karen no acepta la situación, creo que de forma un poco forzada. Es un ir y venir de sarcasmos dirigidos a su amado, hasta que decide poner tierra de por medio y largarse a Los Ángeles.
Matt no se lo piensa y decide ir a buscarla.
El caso es que el escenario se traslada a Hollywood y, tal como mandan los tópicos, la trama no puede ir de otra cosa que de cine.
Volvemos a tener otra historia de suspense sobre un rodaje de una serie de terror en la que actúa Karen, que descubrimos con sorpresa que tiene dotes de actriz. Una historia sobre un siniestro personaje de la propia serie, el Hermano Azufre, que al final acaba siendo un villano real. De lo mejorcito de esta etapa.
Luego es el propio Daredevil, que no quiere ser menos, quien se pone delante de las cámaras, en una producción junto al Súper-especialista, y con el Zancudo dando la lata.
La parte más ingenua se la llevan las reiteradas sesiones de automaquillaje milagroso, capaces de transformar las facciones del Zancudo, Daredevil, o quien se tercie, en las de otro personaje sin que nadie sospeche nada. Recurso trampa del que el guionista de turno puede echar mano en caso de bloqueo. Otra cosa es la credibilidad que despierta.
De vuelta a Nueva York tenemos una serie de números autoconclusivos con final feliz, bastante inofensivos, pero bien estructurados y de lectura interesante. No tanto por la acción sino por la intriga.
Episodios que tocan asuntos más realistas y menos fantasiosos como el fraude en los combates de boxeo, la delincuencia juvenil por razones raciales y la política pura y dura.
A destacar la nueva intervención de Pantera Negra, que al fin confiesa a Daredevil que conoce su identidad secreta. Y ya van dos (vivos).
Y quizás más relevante sea el papel del que se hace llamar El Tribuno que, si no voy errado, debe ser el primer villano de la era Marvel abiertamente patriota americano y anticomunista. Un importante avance respecto a los primeros sesenta, cuando los malos siempre eran los rojos.
El momento más interesante de ésta última historia lo tenemos cuando Matt debe ejercer de fiscal en el juicio a unos chavales injustamente acusados, al mismo tiempo que Daredevil también debe estar presente como testimonio de la defensa.
Conclusión.No me parece una mala etapa para nada. No es que destaque especialmente ni nada por el estilo, pero es bastante correcta y se lee bien. Especialmente la segunda mitad, más por un puñado de tramas atractivas por sí solas que por la continuidad argumental. La primera mitad es más flojita.
Eso sí, la parte gráfica siempre está por encima de la escrita.