He leído
Los Muertos vivientes Nº 24Retomo la lectura de la serie tras
anterior comentario.
Yo tengo sentimientos encontrados con este tomo. Antes de generar cualquier duda, debo aclarar que me ha gustado, principalmente porque Kirkman realiza aquello que yo llevo un par de tomos pidiendo, que es el desarrollo de los personajes y la nueva situación. Esto provoca que sea una entrega relativamente tranquila, pero muy interesante en cuanto a las reflexiones que suscita y los planteamientos que se ponen encima de la mesa. Y después, como bien comenta
Ibaita, el guionista ha vuelto a conseguir algo que pensaba que ya era imposible: impactar al lector. El golpe de efecto me ha gustado, al menos como recurso narrativo y orientando hacia un nuevo rumbo el destino de los personajes y la historia, pero también debo decir que me ha parecido algo forzado. Todo estaba solucionado, al menos es lo que parecía, esta vuelta de tuerca no me parece del todo coherente, aunque no es menos cierto que a Alpha no la conocemos del todo y se presenta como alguien enigmática y sin emociones. Por lo tanto, bajo esta pauta, sí que tendría cabida la reacción que nos deja con un brutal e impactante
cliffhanger, que consigue dejarte con muchas ganas de ver su continuación. Algo que, todo sea dicho, suele ser muy habitual en esta serie. Conmigo por lo menos.
Pero, bueno, que me acabo enrollado y he empezado por el final.
Creo que el visionado de la serie de televisión está influyendo demasiado en mis recuerdos, lo que me incita a desear releer la serie de nuevo. A poco que me descuido, creo que tal o cual personaje está con quién no es. Por ejemplo, el propio Rick. Incluso creo que mezclo recuerdos de un medio con otro. No obstante, en este volumen he podido volver a sentirme más o menos orientado, sobre todo tras
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que ni siquiera me había dado cuenta de su ausencia.
La "Reina de la Costa Negra". Eso es lo primero que he pensado en cuanto he visto la página dibujada por Charlie Arad. Pero volviendo al tema central del tomo, que no es otro que el intento de una comunidad de recuperar la normalidad en un mundo postapocalíptico que quiere resurgir de las cenizas, la frase que me viene a la cabeza es: problemas en el paraíso. Y es que mientras Rick predica ese mundo sin violencia, Maggie debe solucionar un asunto en la Cima de forma que veamos la complicada dicotomía que se produce en los diferentes asentamientos, a pesar de que todos tengan una meta en común y celebren una interesante feria, la cual aporta un interesante nuevo escenario para un mundo en construcción que se nos quiere vender. Por otro lado, tenemos a esos susurrantes, que, coincidiendo con lo que comenta
Essex, me parece que se contradicen a sí mismos. Buscan una supuesta paz sobre sus dominios, quieren vivir en una extraña comunión con la naturaleza, pero se despojan de sentimientos y son unos xenófogos. A mí me parece que aquí entran en conflicto algunos conceptos importantes y da la sensación de que Kirkman ha construido una compleja ensalada de elementos para dar vida a una criatura poco convencional que justifique sus actos irracionales. Pensándolo bien, no es una mala jugada del todo, teniendo en cuenta que esta serie siempre ha contado con un importante componente de sorpresa e impacto, que de vez en cuanto debe aflorar con fuerza. No obstante, por muy bien que me lo pase y vea que podemos disfrutar de mucha tensión en los próximos números, hay ciertos aspectos que no soportan un análisis reflexivo. Pero, bueno, tampoco es algo tan grave, supongo.
Cabe destacar la dirección que toman algunos personajes en los números del tomo. La primera de la lista es Maggie, que se deshace de las dudas y toma una dura decisión para mantener el liderazgo del grupo, por el bien de todos. Me gusta especialmente el papel que juega Jesús, un personaje que me sigue pareciendo tan interesante como siempre. Después tenemos a Michone y Ezequiel, separados durante el salto temporal. Quizá no me acaba de convencer que a estas alturas Michone se fustigue sobre ciertos hechos ocurridos hace tanto tiempo, teniendo en cuenta la cantidad de cosas que le han pasado. No sé, tantas situaciones traumáticas creo que hubiesen provocado que superase ese sentimiento de culpa. No sé, viéndolo con perspectiva,
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Tampoco podemos olvidar esa relación padre e hijo y lo que le está costando emanciparse a Carl, a pesar de está poniendo todo de su parte para conseguirlo. Muy interesante la conversación entre ambos y las motivaciones del muchacho para hacer la locura que hace.
Chapeau para Kirkman. En mi anterior comentario hablaba de niño gilipollas, que en cierta manera lo parece, pero la explicación de todo me parece lógica y coherente. Ahora toca ver cual es el siguiente paso de todo esto y el papel que puede jugar alguien como Lidya. ¿Es realmente amor, o es otra cosa? Ya lo veremos, espero.
Y, finalmente, tenemos a Negan. Lo primero que he pensado tras cerrar el tomo es lo mismo que
Essex. Es decir,
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De todas formas, soy desconfiado por naturaleza y realmente no sé que demonios trama Negan. Recordemos las eternas charlas con Carl, aunque también podrían tener sentido sí
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Reconozco que algunas explicaciones pueden ser plausibles para todo lo que ha ido ocurriendo, cuidando los pequeños detalles; y eso me gusta.
Creo que lo más interesante de todo, al menos para mí, es todo el trasfondo moral sobre el que planean las tramas de Kirkman en estos números. Este es un mundo en el que no parece haber cabida para los ideales. Esto es algo que incluso influye en el lector, que asimila con naturalidad que ciertos actos se paguen con la muerte, como en el viejo Oeste. Obviamente, estamos ante una situación extrema, que posiblemente requiera soluciones extremas, pero bajo mi punto de vista, el guionista ha conseguido imbuir a la trama de todos los elementos para que cada lector saque sus propias conclusiones y que algo tan, a priori, aburrido como restablecer una sociedad dentro de unos parámetros normales se convierta en algo sumamente interesante, desarrollando y evolucionando a los personajes por caminos que exploran la condición humana. Y este es, precisamente, una de las características que ha convertido a esta colección en algo grande y a pesar del tiempo transcurrido sigue esa línea, por lo que es de agradecer qué ni siquiera la fama ha pervertido la esencia de la serie. Habrá tomos mejores y otros peores, pero nadie puede negar que Kirkman ha conseguido explotar el fenómeno zombie de una forma interesante, incluyendo cierta profundidad a los conceptos que utiliza, presentándonos con mucha intensidad un mundo en el que la vida y la muerte están separados por una fina línea que se cruza con demasiada facilidad. Ahora toca saber si Rick será capaz de quedarse en su lado del campo, porque una nueva partida acaba de empezar...