Que capitulazo el último del mandaloriano.
Si el ADN western siempre ha estado patente tanto en la serie como en la saga de películas, este episodio ha mostrado la otra faceta de Star Wars: el mundo samurái. Y mejor momento que este para hacerlo no había. Soy fan de la última trilogía pese a las críticas, pero esta serie está consiguiendo emocionarme más aún si cabe. Favreu y Filoni se merecen una estatua. El amor y cariño que procesan por el universo Star Wars es descomunal.
A estas alturas de la serie, y con las bombas que han mostrado y mencionado, sólo rezo para que no se pierda ese equilibrio que están manejando súper bien ahora, procurando que la serie no pierda entidad propia y pueda usar personajes y conceptos de películas y series animadas sin que deje de ser la serie de Mando.