Oficinas de Marvel. Lunes. 9:00 a.m.
Axel Alonso siempre ha sido un hombre madrugador. A pesar de quedarse hasta las tantas viendo a Chuck Norris anunciando aparatos de gimnasia. Se toma su café en una taza de Batman que jamás confiesa que tiene, y sale disparado al edificio que más alegrías le ha dado siempre... la casa dónde vive su madre. Tras hacer acopio de varios tuppers para pasar la semana, se dirige entonces al edificio de Marvel, la empresa de la que es flamante Editor en Jefe.
Al entrar saluda al portero y a todos y cada uno de los presentes en ascensores, pasillos y máquinas de esas de agua que salen en las películas. Todo un primor el hombre.
Pero, al acercarse a su despacho empieza a notar algo raro. Un olor a pisto impregna el ambiente, y un gutural eructo le sobresalta. Temeroso, con todos los ojos presentes en la sala mirándole, se dirige al picaporte y lo gira lentamente...
-Eso es el baño, Axel - le indica su secretaria.
-Arrea, es verdad.
Se dirige, esta vez sí, a la puerta de su despacho y la abre con un gesto decidido. La abominable imagen que ve dentro le hace suspirar un "Aymadre...".
-Hombre, Alex. ¿Qué pasa, muchacho? ¿Me echabas de menos?
Es el orondo Joe Quesada, sentado en su mesa y degustando una enorme empanada como suele hacer a menudo.
-Me llamo Axel, Joe. AXEL. ¿Qué haces aquí?
-Me tienes preocupado, Alfred. ¿Qué es esto que has estado publicando últimamente? ¿Av Vs X? Es que ni el título tiene sentido. Los mutantes ya no venden, Alfred, no venden. Los Vengadores son los que parten la pana. O el cuero, como Scarlett en la peli.
-Mira, Joe, agradezco tu preocupación, pero sé lo que me hago... Además, ese evento ya terminó.
-Chorradas, Jasper. Aún estamos a tiempo de arreglarlo, por eso he venido aquí, con una idea traída de España. ¿Sabes dónde está España, no? Girando a la izquierda en Méjico. Bien. Pero también he venido porque tenía un montón de vales descuento para la cafetería - durante unos segundos, su mente vuela a un mundo en que llueven empanadas y todo está hecho de hojaldre - Ejem, perdona, me he perdido. ¿Quién eres tú y qué haces en mi despacho?
-Pe-pero... Este es mi despacho, mira el letrero de la puerta. ¡Pone Axel Alonso! ¡A-XEL!
-Aaah, es verdad. Perdona, me habré equivocado. No sé qué hago en el despacho de un becario. Me voy, Maxwell, buena suerte en tu carrera. ¿Te he contado que yo también empecé llevando cafés? ¿O se dice cafeses? Bueno, es igual, lo que pasa es que me los bebía antes de llevarlos, así que me ascendieron a Editor en Jefe para librarse de mí. Jeje. Perdona, ya estoy divagando. ¿Quién eres tú y qué haces en mi despacho?
-Pero... Pe-pe-pe-ro... Pero...
Y así, dejamos a nuestro aguerrido protagonista convertido en un pelele balbuceante, situación que creía superada tras meses de terapia.
¿Que cual era la genial idea de Quesada? Pues lo de siempre, publicar la batalla final de estos torneos en forma de cómic y ganar dinero a espuertas. Como parece que el entendimiento entre el antiguo y el actual Editor en Jefe va a llevar su tiempo, mejor entramos en harina y
hacemos más empanadas lo dejamos todo hecho para cuando se pongan de acuerdo.
Así que...
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