He leído el tomo 2 de
Saga.
"A veces se me olvida, pero mamá y papá tenían vida propia mucho antes de entrar yo en escena. Sus sueños no tenían nada que ver con si yo de mayor sería acróbata o neurocirujana. Tenían sus propias esperanzas. Tenían sus propios deseos".
Los abuelos.
Hemos visto niñeras con las tripas colgando, bebés nacer de un huevo que creíamos era un planeta, escritores de barba descuidada con un único y enorme ojo e incluso araño-cazarrecompensas y gatas-mentira. Pero ¿abuelos? ¿cómo enfrentarse al arma más mortifera de destrucción masiva para padres primerizos? ¿no deberían tener esas naves intergalácticas un detector de abuelos que permitiera una vergonzosa pero rápida huída?
Ahora en serio, esto me lleva a pensar que este viaje interplanetario de seres imposibles y mundos increíbles no es más que un viaje emocional que todos hemos vivido o hemos de vivir. El viaje de todos, el viaje de la vida.
He de decir, para no llevar a controversias, que
Barr, padre de
Marko es uno de los personajes más tiernos que he leído en tiempos en un comic, y que su
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"Que la vida va en serio uno lo empieza a comprender mas tarde" nos recitaba
Gil de Biedma en su más célebre poema, y qué razón tenía.
En esta ocasión la trama girará en el tiempo, intercalando el pasado con el presente, mostrando momentos entrañables de la infancia o cómo se conocieron
Alana y Marko, con un presente incierto y en varias ocasiones emocionalmente duro.
Me encanta descubrir cómo se conocieron y fueron entablando la relación. Aquí, la figura de
Fiona Staples cobra mucha importancia, porque sus dibujos logran expresar lo que a veces es imposible solo con palabras. Los ojos lo dicen todo, y esta dibujante lo explota con una naturalidad pasmosa, no sólo en este caso, sino durante toda la serie. Cuando nos narra su primer beso, es imposible no sucumbir a su narrativa: las miradas cómplices de ambos, los ojos muy abiertos de
Marko, el sentimiento en la mirada de
Alana. Fijaos en los ojos de esos dibujos. Maravilloso.
Es curiosa la universalidad de los recuerdos, la nostalgia de la niñez. "Esos días azules y ese sol de la infancia" que decía Machado. Bueno, días amarillos en
SagaDa igual que lo disfraces con perros con cuernos, con saltamontes gigantes que tu padre te enseñó a cabalgar o con bicicletas con ruedines con las que aprendiste a andar en bici. El sentimiento es el mismo. El orgullo del padre ante el hijo, y la sincera alegría del hijo mientras domina la técnica recién aprendida. No me he expresado muy bien pero
Fiona Staples lo dibuja magistralmente, sin aspavientos, ni siquiera hace falta traducir el texto. No es necesario.
Es como esa mirada perdida de Marko mientras lo recuerda, triste, contento en su descontento como diría un buen portugués.
Fiona Staples clava la definición de "saudade" en esa viñeta (que no voy a poner para que vayáis a releer el número
el #11 por cierto)
Hay acción, por supuesto. luchas contra gigantes huevazos (literal) una vuelta al planeta del sexo para acabar lo empezado (y no me refiero a sexo
) o rescates espectaculares en el espacio exterior (sin traje espacial ni nada, a pecho descubierto). Sabremos más sobre el pasado del príncipe robot con una espectacular crítica a la guerra y las armas químicas. Y todo ello aliñado con momentos hilarantes (el temor de Alana cuando cae el último trocito de cordón umbilical), encuentros intempestivos con ex-novias o cocodrilos sirviendo aperitivos en la sala de baile del Palacio Real.
Creo que
Vaughan ha puesto mucho corazón es esta serie. Te hace reír, sonreír, intentar esbozar una medio sonrisa triste, y finalmente te rompe en mil pedazos con
Izabel esgrimiendo un
"Lo siento mucho, Marko". A partir de ahí estás perdido, porque es tu yo emocional el que lee. Así que lo mejor es dejarse llevar y disfrutar del viaje. Pensar en los recuerdos, los de Marko y también los tuyos, y no olvidar que son tu bien más preciado, como ese comic arrugado de portada arrancada, el puzle al que le faltan piezas y qué más da, o el trocito del traje que te hizo y que ahora utilizas de marcapáginas.
Conmovedor.