Terminada la lectura de la semana.
Leídos capítulos 13-16.
Bueno, buen arranque. De momento satisfecho con la lectura.
Tiene pinta que estamos en una nueva versión del “viaje del héroe” en la que nuestro protagonista va a evolucionar bastante a lo largo del trayecto y ya su vida nunca volverá a ser la misma.
Cosas que me han llamado la atención, no solamente de estos capítulos finales sino de todo el tomo:
La acción sucede en Alemania, por lo que representa que todos los protagonistas están hablando alemán entre ellos. Entiendo que para facilitar la lectura, los diálogos estén traducidos al idioma que toque según edición, pero la escenografía debería mantener más el idioma alemán para una mejor contextualización. Salvo los rótulos de “operationssaal” de los quirófanos y algún “polizei” no hay más ejemplos. Además hay otras oportunidades perdidas en que Urasawa decide ponerlo en inglés y no entiendo muy bien por qué. Por ejemplo, los emails que manda Johan a su hermana, deberían estar en alemán y no en inglés. Y las ambulancias en vez de estar rotuladas como “AMBULANCE”, deberían llevar “RETTUNGSDIENST” en el capó. Eso sí, hay que reconocer que los AUDI, Mercedes y Volkswagen están a la orden del día.
En general el guion no me ha chirriado demasiado, pero tiene cosillas. Lo que me ha parecido menos verosímil es que el inspector Lunge de la BKA no haya llegado a descubrir que el nexo de unión de los distintos asesinatos, que está investigando, sea el niño que desaparece cada poco tiempo. Te presentan al inspector como un crack de la investigación y cuesta creer que se le escape algo tan evidente y que podría haber averiguado con un par de preguntas, tal y como hace el doctor Tenma.
También cuesta creer que los investigadores de la escena del crimen de los Liebheart, no encuentren ni huellas en el arma del crimen ni rastros de pólvora en las manos de Johan o de Anne/Nina.
Por otro lado, la pareja de detectives de la comisaría de Mannheim se ve rara, rara. Parecen un par de zombis o hipnotizados. Con las facciones de la cara petrificadas sin capacidad de mover un solo músculo facial.
Y por acabar, me ha hecho gracia el detalle de los dos Macallan 12 que Eva está dejando secos. No está mal para su nivel, un whisky de 60€ la botella. Aunque viendo lo que ha sacado de sus divorcios yo creo que podría permitirse alguna edición limitada de bastantes más euros.