Que Mario Vargas Llosa era uno de los grandes, nadie lo discute. Que, junto a figuras como García Márquez o Cortázar, pudiera parecer en ocasiones menos deslumbrante, tampoco es del todo falso. Pero que en el telediario de La 1, al hablar de la vida —y muerte— de Vargas Llosa, se mencione a Aureliano Buendía junto a Pantaleón Pantoja, acaso como guiño irónico a su célebre disputa con Márquez, no deja bien parado al escritor peruano.
No digo que sea una falta de respeto ni algo deliberado, pero sí revela cierta liviandad cultural —casi una desidia— que termina reduciendo trayectorias complejas a anécdotas simplistas.
Descanse en paz, maestro.