He leído
Paletos Cabrones Nº 3: Bienvenida.
Con esta entrega creo que me pongo al día con la edición española y debo de decir que la serie me sigue gustando mucho. Cada arco argumental es diferente al anterior, no ya como estructura narrativa, lo que me parece bastante sorprendente y genuino, sino en objetivo. En estos seis números, tenemos una mayor profundización en los personajes que protagonizan la serie, cada uno con un capítulo dedicado a ellos, de manera que podamos ver el contexto global en el que se sitúan las diferentes tramas de la serie. Aunque tenemos una base común muy bien simplificada en el propio título de la colección, es decir, esto va de sureños cabrones e hijos de puta, da igual que los puedas considerar buenos o malos, todos son en su gran mayoría gente dura y con muy mala hostia, también tenemos un constante cambio de temas en los argumentos. Desde el racismos al fútbol, pasando por la corrupción o el drama familiar. Pero también me parece importante matizar que a diferencia de lo que a mi parecer indicaba el primer tomo, ahora ya no hay línea divisoria entre le bien y el mal, sino una serie de elementos ambiguos, personas mezquinas, rudas, violentas y todo lo negativo que se nos pueda ocurrir, pero en algunos momentos consigues empatizar con ellas, al menos con algunos protagonistas en concreto, por lo que a pesar de sus actos, podríamos decir que no es tan evidente que sea el malo de la película. Todo esto es debido principalmente a que aquella impresión inicial de superficialidad ha desaparecido, pese a que sigue sin estar muy claro cuales son los negocios turbios del entrenador y como consigue que su poder llegue incluso a la alcaldía, dejando paso a una mayor profundidad en los concepto, pero sobre todo en le retrato de los personajes. Y es que cuando una serie es buena de verdad, uno de sus puntos fuertes es ese desarrollo y evolución de los personajes, tal y como se puede apreciar en este volumen.
Aunque tenemos una sucesión de historias más o menos autoconclusivas, en realidad todas están perfectamente hilvanadas para que tengan su relevancia de cara al quinto capítulo, con el esperado partido de fútbol que lleva temiendo Boss desde el inicio de la serie. primero nos centraremos en el sheriff, otro miembro más del organigrama corrupto del estado de Craw, que se verá obligado a investigar un asesinato inexistente, solo porque
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Viendo el posterior desarrollo de la serie, podríamos decir que esto es la primera señal de la que todo apunta que será la caída de Boss. Aunque conociendo su carácter luchador, quizá algo así sería adelantarse un poco a los hechos. Pero lo realmente importante de este capítulo es que en este pueblo reina el miedo hacia un hombre que su pasión y obsesión por el fútbol lo ha llevado a hacer lo que hiciese falta, granjeándose el miedo de todo el mundo.
Después volvemos al tema central, el fútbol, dedicando espacio a dos miembros concretos del equipo de Boss, que podríamos decir que representan las dos caras de la misma moneda. Un cabrón que solo quiere disfrutar del momento y tiene al entrenador en un pedestal, mientras otro comienza a plantearse sus dudas y se acerca más a ese núcleo de la población temerosa de Boss. También tenemos el regreso de Ledbetter, un chaval que acabó en coma tras una paliza y que parece que aún tiene algo que aportar a la historia, quizá con un punto sobrenatural. Además, tenemos un episodio dedicado a un cazador, que ejemplifica lo que es ser un duro hombre de campo, cazador y alguien con ciertas convicciones religiosas, pero también una persona capaz de tomarse la justicia por su mano. Otro capítulo estará dedicado al famoso partido, cuyo resultado a mí me ha sorprendido un poco, pero si lo pienso en frío, era lo más lógico, si Aaron quiere que sus creaciones toquen fondo, sean protagonistas elementales del género negro en su más pura esencia, siendo el reflejo perfecto de personas apaleadas por la vida, que han sufrido de una u otra forma, forjando así esa personalidad soez y agresiva que ostentan en la vida adulta. Por lo tanto, ver como alguien que está en cenit de su carrera comienza un largo y tortuoso descenso, encaja perfectamente con el
leit motiv de una obra que no deja de ser un enorme y crudo drama humano.
Finalmente, el tomo se cierra con la historia sobre le regreso de Roberta Tubbs, la hija de Earl, que digamos que viene a sustituir el papel de su progenitor, con el añadido de que es un negra en el sur, lo que provoca que se sienta más amenazada que sus incursiones en Oriente Medio con los marines. La venganza, el sentimiento de un deber que debe cumplirse y todos aquellos elementos del primer volumen vuelven a planear sobre esta serie, pero como ya han demostrado Aaron y Latour, en esta serie nunca nada es lo que parece y cada arco argumental es una auténtica sorpresa y un cambio de timón. Bienvenidos al condado de Craw, el hogar de los Runnin' Rebs, donde nada es más importante que el fútbol, ¿o sí?