De nada hombre, para eso estamos
Es que ese podcast vende ejemplares. No esperes grandes escenas de gente salvando a patos u otros animales del chapapote, o escenas violentas de sexo. Es solo gente hablando, dialogando durante todo el tochal.
Y curiosamente, te engancha más por lo que no dice que por esos diálogos en sí. Me explicaré con un ejemplo: Hay una escena en la que Kate Beaton intenta ahuyentar a un zorro con tres patas que se acerca a la plataforma. Y sabes por qué lo hace. No lees sus pensamientos, aunque sabes que su deseo es darle cobijo y algo de alimento. Un deseo imposible, porque no te van a ayudar por estar cojo. Al contrario, jugarán al tiro al blanco con tu cuerpo. Y es que no hace falta que lo diga en bocadillos de texto. Tú, como lector, ya lo sabes. ¡Huye! ¡Aléjate tú que puedes! Yo, con todas mis extremidades, estoy más coja que tú. Yo no puedo huír. Nada de eso lo leerás en el comic, pero lo intuirás al leerlo. Y conseguir eso, para mí, es magia.
Tampoco se habla a las claras sobre violencia sexual, acoso, o maltrato.
Todo es más sutil y por tanto, más tóxico, literal y metaforicamente hablando,
Y luego está el enfoque que le da la autora al tema, en mi opinión muy afortunado, ya que a pesar del feroz capitalismo que te hace abandonar tus tierras y a tu familia para pagar las deudas universitarias, a pesar de las grandes petroleras y su falso ecologismo, a pesar de la vista gorda de los de arriba a todo lo que se sabe a ciencia cierta que está ocurriendo en esos centros de trabajo,
Beaton lo condena y lo rechaza con una humanidad que te desarma.