Los Defensores: Marvel Limited Edition 4: El Dia-D (1976-1978) Reseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-los-defensores-marvel-limited-edition-4-el-dia-d-1976-1978/Tras la excelente etapa guionizada por Steve Gerber que copó el anterior tomo, entramos en una etapa completamente nueva de la colección de los Defensores. Recordemos que el dibujante Sal Buscema abandonó el título junto a Gerber, de manera que el vuelco en el equipo de autores es total.
La nueva alineación podríamos decir que la lidera Gerry Conway, si bien, como acostumbra en esta segunda mitad de los setenta, se queda durante pocos números. Tan sólo dos números como guionista y dos más como argumentista, cediendo los guiones a Roger Slifer y David Anthony Kraft, que trabajan a dos manos.
En el apartado gráfico hay mucha más estabilidad. Keith Giffen es el nuevo dibujante regular, siendo entintado por Klaus Janson en el primer tramo.
El estilo de Giffen es de notable influencia kyrbiana, tanto en narrativa como en anatomía y diseño, pero el entintado de Klaus Janson se come completamente sus trazos. El resultado es una estética satisfactoria sobre una narrativa competente.
Este numeroso equipo es el que se encarga de la primera saga del presente volumen, la del Rajá Rojo, una saga que podemos dividir en dos partes. Porque la primera línea argumental, en la que los Defensores se miden a Cabeza de Huevo y sus Emisarios del Mal, funciona también como prólogo de la saga. Una trama de la que se puede aprovechar una espectacular batalla contra el Rino y Solarr, y el inesperado papel que juega el Hombre de Cobalto. No está mal, para empezar.
La trama vertebral, ahora sí, tiene como epicentro a una antigua piedra preciosa conocida como la Estrella de Capistán, así como al personaje que invoca la propia joya, el Rajá Rojo. El mesías del espíritu único, en sus propias palabras.
Un buen arco con villano entre lo espiritual y lo místico, que acaba siendo un vehículo para el lucimiento de las mujeres del no-grupo, la Valquiria, la Guardiana Roja y... la Gata Infernal. Sí, la gatuna superheroína se presenta en la colección para acabar siendo nuevo miembro del grupo. Una Gata Infernal que viene de pasar una temporadita con Dragón Lunar, después de aquella extraña escena en los Vengadores, en la que la titana prácticamente la obliga a ser instruida.
El hecho es que las tres mujeres, a las que al final se une Clea, se erigen en las salvadoras del resto de Defensores, los hombres, puesto que el poder de persuasión del Rajá Rojo no surte efecto en ellas. Parece obvia la intención de hacer evidente la mayor fuerza de voluntad o resistencia mental de las mujeres respecto a los hombres.
Pero eso no es todo, porque, de todas las féminas, la única que ha ofrecido menos resistencia al Rajá es la Guardiana a Roja, la rusa del grupo. La conclusión a la que llegan no tiene desperdicio: su educación en el régimen soviético la hace más vulnerable por cerrazón de ideas. De hecho, en lo que queda de esta etapa y especialmente en la posterior de Kraft en solitario, el guionista no se está de ir metiendo puyitas a los soviéticos y otros regímenes comunistas.
La saga termina con un golpe de efecto inesperado, el Doctor Extraño abandona los Defensores. Abandono que trae consigo una nueva ola de renuncias, puesto que Power Man y la Guardiana Roja le siguen. Aunque, en realidad, a esta última muy pronto la volveremos a ver por estas páginas.
Otro que sigue los pasos de Extraño es Gerry Conway, que deja a David Kraft y Roger Slifer como únicos responsables de la parte escrita. Labor que comparten como buenos amigos, si bien en un solitario número ceden el puesto de guionista a John Warner mientras ellos se ocupan de los argumentos.
Precisamente, el número que guioniza John Warner es un cúmulo de luchas sin sentido, propiciadas por la presencia de numerosos invitados. El Hombre Maravilla, el Caballero Luna y Nick Furia son los nombres involucrados en esta confusa trama, en la que, al menos, tenemos el aliciente del estreno de un nuevo traje por parte de la Valquiria.
Kraft se lleva el gato al agua.El número sigue, en parte, el hilo de la nueva saga del Zodiaco. Un ciclo argumental en el que Jack Norriss, el marido de la mujer cuyo cuerpo ocupa la Valquiria, vuelve a tomar protagonismo.
Tras la presentación de Escorpio como antagonista, y de un Nick Furia un tanto enigmático, David Anthony Kraft se queda con el puesto de guionista en solitario y de forma estable.
En el apartado gráfico sigue Keith Giffen, pero sin el embellecido de Klaus Janson la estética de sus dibujos es otro mundo. La influencia de Kirby se hace más evidente, pero también puede venirnos a la memoria el estilo de Herb Trimpe o incluso de Jim Steranko. En cualquier caso, la capacidad narrativa de Giffen no queda afectada.
Se agradece, al fin, estabilidad en cuanto al autor intelectual de la colección y creo que Kraft se lo toma en serio.
En el primer tramo de su etapa las tramas ganan en complejidad, entrando es cuestiones filosóficas y en la crítica en varios frentes. Kraft también es bueno llevando varios hilos en paralelo y compaginando géneros dispares como son el noir, la acción superheroica y el misticismo.
Sin embargo, la mayoría de los arcos argumentales de Kraft creo que pierden entereza en su parte final, pasando de un tratamiento profundo a la acción más superflua. En algunos casos dicha evolución funciona, pero en otros no tanto.
Un buen ejemplo de esto sería la mencionada saga de Escorpio y el nuevo Zodiaco.
Una saga que tiene inicio en una compleja trama de espionaje y noir, con personajes bien desarrollados y bien aprovechados. Incluido el papel que interpreta el Caballero Luna, que se queda durante toda la saga.
Pero hacia la segunda mitad, el arco se suelta, tomando un tono más simple y desenfadado. La lucha con un tozudo Hulk pone el ingrediente divertido, mientas que la batalla final contra el Zodiaco aporta el componente de espectacularidad, pero también de irracionalidad que, desde mi punto de vista, tuerce un poco la buena senda a nivel de guion.
En cualquier caso, el arco es más que disfrutable.
Algo parecido ocurre con la siguiente saga, pero antes nos encontramos con un curioso número de transición en el que se profundiza en algunos personajes. Caso de Halcón Nocturno, cuya batalla contra un tipo llamado el Anillador da pie a reflexiones de carácter introspectivo. Y también Valquiria, que sigue buscando su sitio en esta sociedad desconocida e incomprensible para ella, inscribiéndose en la Universidad. Ello nos llevará a vivir el día a día de la guerrera asgardiana alejada de sus compañeros de no-grupo durante un tramo de la colección. En la facultad veremos como Val hace amistad con un peculiar tipo llamado Dólar Bill, y también como hace frente a un delincuente disfrazado apodado como Lunátiko.
La nueva saga trae de regreso a Namor, que acaba recibiendo la ayuda de sus antiguos compañeros para salvar a su pueblo de la enésima amenaza radiactiva.
Pero no es ésta la principal amenaza que nos presenta el arco, porque, en un hilo en paralelo, la Guardiana Roja es controlada mentalmente por un tipo llamado Código: Sergei, en sus dominios subterráneos en Moscú.
El desarrollo y confluencia de los hilos por parte de Kraft creo que es más que bueno y no exento de contenido. El villano resultante, que se hace llamar La Presencia, tiene un interesante trasfondo espiritual y psicológico. Además, el guionista aprovecha para poner de manifiesto sus inquietudes sociales y políticas. Creo que es meridiana la alarma por la amenaza nuclear, personificada, como no, en los rusos. Pero también denuncias como el vertido químico en los mares o la discriminación del sexo femenino.
Pero, por desgracia, la saga se deshincha en su último tramo. El problema está, básicamente, en la batalla final, en unos diálogos que se hacen cuesta arriba y un final precipitado, aunque tampoco ayuda nada el dibujo de Carmine Infantino.
Infantino se ocupa de los lápices transitoriamente tras el abandono de Keith Giffen a media saga. De hecho, en sus dos últimos números, Giffen cuenta con la ayuda de otros artistas, especialmente Michael Golden. Dos capítulos que ni siquiera dan para completar los correspondientes comic-books, de manera que vienen complementados con dos prescindibles relatos de cinco páginas, protagonizados por Clea y Nick Furia.
Peores son los dos siguientes números. Primero, una especie de epílogo de la saga en el que Bruce Banner debe salvar a los Defensores de su letal exposición radiactiva. Lo peor de todo es que la cosa deriva en un conflicto diplomático que, inexplicablemente, se queda en nada.
Y, a continuación, el turno es para un fill-in a cargo de Chris Claremont, de nuevo bajo argumento de Gerry Conway y dibujos a lápiz a medias entre George Tuska y Dave Cockrum. Una discreta historia fuera de hilo, con Ms. Marvel como invitada y multitud de referencias a la colección propia de la superheroína.
Ed Hannigan y Sal Buscema piden turno.Por suerte, muy diferente es la saga de la xenogénesis. Saga donde entra Ed Hannigan como nuevo dibujante a lápiz.
Si en el anterior arco teníamos el regreso puntual de Namor, en esta ocasión es el Doctor Extraño quien hace lo propio. Además, también contamos con personaje invitado en la figura del Exterminador de Demonios, que se une al grupo para la ocasión. El Exterminador de Demonios es un personaje creado fuera de Marvel por el propio David Anthony Kraft y por Rich Buckler, que fue introducido en el UM en la serie de Deathlok.
La xenogénesis consiste en el renacer de la raza demonio con el fin de gobernar la Tierra. Un culto demoníaco liderado por la siniestra Vera Gemini, mitad demonio, mitad mortal, se vale del Ojo de Agamotto para traer a los demonios a nuestra dimensión. Una sinopsis que apunta a arco oscuro y consagrado a las artes ocultas, pero que pronto evoluciona a mucho más.
Kraft se suelta, sabiendo hilvanar cultos satánicos con género de aventuras, metiendo algunas sutiles denuncias políticas y un creciente sentido del humor. Dólar Bill, el amigo de Val, es el principal vehículo para el humor, pero también lo es la Gata Infernal, que se destapa como el miembro más dicharachero de los Defensores, así como también el siempre ofuscado Hulk.
Los textos de Kraft son a menudo densos, y ciertamente hay momentos en los que no sabes si tomarte la trama en serio o a broma. Pero los conceptos y temas que toca son de lo más atractivos y creo que el conjunto funciona.
En cuanto al trabajo de Hannigan, es bueno a nivel narrativo, pero menos vistoso estéticamente.
Para mi gusto, el mejor arco de esta etapa guionizada por David Kraft.
Pero eso no es todo, porque el comentado arco también es un visible tributo a la banda americana de rock, Blue Oyster Cult. Y es que toda la historia está repleta de conceptos y personajes directamente sacados de títulos de temas y álbumes de la banda (Agent of Fortune, Tyranny and Mutation, Vera Gemini, Career of Evil, Dominance and Submission, Harvester of Eye, the Red and the Black...). Y no sólo eso, sino que la propia banda aparece en una viñeta, además de que Eric Bloom, líder de la banda, figura en los créditos del primero de los números.
No es la primera vez que se rinde homenaje a una banda de rock en este tomo, puesto que uno de los números de la comentada saga del Rajá Rojo está dedicado a los tres miembros de Rush. Ignoro si también es cosa de Kraft.
Entramos en el tramo final del tomo, ya con un David Anthony Kraft entregado a un tipo de cómic distendido donde el humor es una constante. La evolución de los guiones de Kraft es de lo más desconcertante. Lo que estamos leyendo ahora poco tiene que ver con la complejidad y el espíritu crítico y filosófico de esos inicios de etapa, pero eso no significa que el trabajo del guionista haya ido a peor, para nada.
Un nuevo episodio, en el que los Defensores usan a Spiderman como cebo para atrapar a Lunátiko, es un buen ejemplo del tono desenfadado y risueño que ha tomado la colección. Aunque se trata de un número un tanto modesto, lejos de la locura que viene a continuación.
Entrando, pues, en el arco que cierra este primer volumen, ya la idea de base es de lo más disparatado que nos podemos encontrar en la Marvel de los 70. Y no porque estemos ante una propuesta surrealista o fuera de toda lógica, sino porque David Kraft saca a relucir el lado más paródico y caricaturesco de los superhéroes.
Un arco que, además, nos trae la grata sorpresa del temporal retorno de Sal Buscema, que dibuja los tres números.
El caso es que el metomentodo de Dólar Bill la lía buena cuando saca del anonimato a los Defensores en un especial televisivo, según el cual cualquier individuo provisto de superpoderes puede convertirse en un Defensor. A los pocos minutos, la cola de superhéroes llamando a la puerta del grupo es interminable. Pero peor es la situación dada por la larga lista de supervillanos que aprovechan también para autoproclamarse Defensores.
La consiguiente trama da para situaciones de lo más hilarante en las que ningún personaje se libra de sus 15 segundos de puesta en ridículo.
En definitiva, uno de los arcos más divertidos que podemos encontrar a lo largo y ancho de los 70.
No quiero terminar el análisis del arco sin poner la lista completa de "Defensores por un día": Hércules, Nova, Sota de Corazones, el Halcón, Puño de Hierro, Manta Raya, Marvel Boy, el Hijo de Satán, el Merodeador, Tigre Blanco, Polaris, Kaos, Goliat Negro, Tagak, Torpedo y Capitán Ultra.
En cuanto a los supervillanos, la lista es incluso más larga. Entre otros, Sagitario, la Mole, Torbellino, Batroc, Electro, Escarabajo, Libra, Bumerang, Conmocionador o Fundidor.
En paralelo a esta última saga, volvemos a tener noticias de la Presencia, el villano originado en prácticas nucleares presentado más arriba. Todo apunta a que viene algo gordo, pero eso es algo que veremos en el próximo tomo de los Defensores.
Conclusión.Si bien la etapa guionizada por David Anthony Kraft no está en los niveles de la propia de Steve Gerber recogida en el anterior tomo, creo que con ella la colección sigue por la buena senda.
Por lo menos el último tercio de este recopilatorio, sumado a la saga del Zodiaco, hacen de éste otro tomo recomendable de la Marvel de los 70. La lástima son los varios altibajos que nos vamos encontrando, pero creo que no empañan los muchos buenos momentos.
El apartado gráfico también creo que supera el aprobado sin problemas, en especial Keith Giffen y Sal Buscema, pero también Ed Hannigan.