Pues ahora que tengo en mi poder ya todos los números que han salido hasta ahora veo el trabajo de Alfredo Alcalá y estoy alucinando pepinillos del nivel Dios en el que está el tío número a número. No sé si es la magnífica reproducción que, en general, tienen estos volúmenes o que ya tengo un bagaje de apreciación estética mucho más consolidado que cuando era crío, pero creo que ya es hora de poner a estos artistas filipinos en el panteón que se merecen. De verdad que no es nada fácil dar ese nivel de acabado y de detalle de Alcalá y a la vez mantener tal plasticidad y frescura en el trazo. Y a la vez respetar a Buscema! que es perfectamente reconocible bajo sus barrocas tintas, sólo le traiciona en algunas caras femeninas. De hecho me parece más respetuoso que Toni DeZúñiga, que aunque hace mucho menos detalle, tapa con su estilo el de Buscema (sólo hay que fijarse en las caras de Conan, todas al estilo De Zúñiga).
Supongo que la putada para Alcalá es que Buscema renegase por activa y por pasiva de sus tintas, menospreciando un gran trabajo, que sólo pretendía mantener un barroquismo en el dibujo que Barry Smith había implantado para el Conan magazinero con su Clavos rojos. También es cierto que su estilo tenía un rollo grabado retro, que ya en los 70s parecía algo retro y antiguo, al contrario que el más moderno de DeZúñiga (que es el filipino que más podría emparentar con los españoles que ilustraban las revistas Warren de la época p.e.). En general, Buscema renegó de todos los filipinos. No sé si el que quizás más le gustara podría ser Rudy Nebres, que aunque más estilizado y trabajado, creo que es el que tenía un estilo que más casaba con la platicidad del pincel de Buscema...
Cierto es que Buscema cuando se entintaba a sí mismo y ponía toda la carne en el asador (lástima que esto sucediera en tan contadas ocasiones) era un titán absoluto, un cruce perfecto entre Harold Foster y Joe Kubert, con un pincel de gran sensibilidad y plasticidad y posiblemente el mejor anatomista que he visto en cómic (de los que no se olvidan que encima de huesos y músculos hay también piel. Y creo que a estas alturas como tal se le reconoce.
Pero creo que todavía siguen sin el reconocimiento que se merecen esos titanes filipinos del pincel y también del lápiz, que seguro que cada uno tiene su favorito: Alfredo Alcalá, Tony DeZuñiga, Rudy Nebres, Nestor Redondo, Ernie Chan, Dani Bulanadi (un Nebres simplificado) y, el más mediocre en mi opinión, Pablo Marcos. Pasaron de moda rápido y tienen el San Benito de que es más difícil dar reconocimiento a un entintador, pero vamos que la mayoría trabajaban al mismo nivel como dibujantes completos (acabo de flipar con el Puño de hierro de Nebres p.e.) pero vistos hoy en día siguen siendo unos gigantes. No es nada fácil conseguir ese nivel dentro de un dibujo tan realista.