Yo soy una excepción, porque preferiría que las películas respetaran las alucinaciones pop de los tebeos de siempre y de ahora, el humor, la locura, la velocidad, el movimiento, el colorido y la mala leche. La maravillosa falta de lógica del subgénero de superhéroes, sus incongruencias y todas esas tonterías que no necesitan una justificación, que son los postulados en los que se basan estos cómics.
No me gusta una película en la que te quitan la fantasía y la imaginación y la sustituyen por una débil verosimilitud.