Vengo de ver Mad Max... Estoy sin palabras, como los propios protagonistas de la película. La única forma de poder expresar lo que siento hubiera sido apretar a fondo el pedal del coche de vuelta a casa al grito de "¡Atestíguame!".
Esto es cine con mayúsculas. Del que no te suelta. Del de alucinar y sentirse como un enano, sí, pero siendo un adulto. Cine del bueno, al fin y al cabo. Decir que estoy emocionado es poco ante tamaño despliegue de sangre, sudor y gasolina. Ahora entiendo las sorprendentes alabanzas e impresionantes críticas que ha cosechado, o el tremendo boca a boca que está teniendo lugar.
Porque hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto ni veía un espectáculo tan soberbio,abrumador y poderoso en la gran pantalla. Muchísimo tiempo. Años y años. Tanto que ya no recordaba lo que era sentirse así. De hecho, me atrevo que es una de las películas más espectaculares y sobrecogedoras que he podido disfrutar en un cine. Aún voy más allá, y creo (y espero) que puede marcar un pequeño hito. Estoy convencido de ello, y daría medio brazo y una pierna porque así fuera. Porque ya le gustaría a cualquier blockbuster de hoy en día ser la décima parte de lo que es este Mad Max. Le da sopas con hondas a cualquiera. A su lado, La Era de Ultrón mismamente es basura, un desperdicio absoluto (bueno, y en cualquier caso lo seguiría siendo en parte, aunque esa es otra historia). Qué maravilla.
Me ha encantado todo. Sí, incluso la práctica ausencia de guión o historia, o la raquítica construcción de los personajes de la cinta (que se salva con un buen trabajo de Hardy y Hoult y, por encima de todo, de una impresionante Charlize Theron, que se come la pantalla). Porque incluso esos supuestos defectos son necesarios en las propuesta y encajan a la perfección en lo que pretende el genio de George Miller: soltar lastre, prescindir de todo lo posible y centrarse en ofrecer un compendio sin precedentes de exceso, locura y salvajismo bajo una factura impecable y sin paliativos. Un auténtico milagro impensable hoy en día que, no obstante, tampoco es que carezca de personajes carismáticos y con gancho, por ejemplo, nada más lejos de la realidad.
Y entre los puntos fuertes de la película, pues es empezar y no parar: la acojonante labor de Miller a las cámaras, el montaje extraordinario (no me extrañaría que ya le hubieran adjudicado el Oscar), la potentísima banda sonora, la impresionante fotografía, la excelente labor de los actores principales... Pero yo me quedo con el universo y la mitología que se desarrolla en apenas 2 horas, y que resulta fascinante, con todos esos personajes y bandas motorizadas tan extremos, puras caricaturas sobre ruedas, un esperpento a todo gas. Con ideas y elementos fruto de un futuro post-apocalíptico y hostil que, apenas esbozados, resultan tremendamente sugerentes. Y con todo ese potencial tan ilusionante que se le augura al universo Max y que esperemos siga ampliándose en sucesivas películas, porque creo que ninguna otra película se lo merece más. Además, el trasfondo no deja de tener un cierto simbolismo interesantísimo y ciertamente atractivo, en algunos elementos casi grotesco, pero adornado con un contenido ecologista y feminista, entre otros, nada habitual en películas de este tipo, y que contribuye a hacer de Mad Max la cumbre del cine de acción y de los blockbuster maduros y "para adultos", en el sentido más bestia, salvaje y desenfadado de la propuesta. Porque no todo tiene que estar embadurnado de lo políticamente correcto o plagado de humor para críos que ni siquiera alcanzan la mayoría de edad, y eso es algo que hace tiempo parece olvidado entre tanto producto "blanco" y "para todos los públicos".
"Salvemos a los inocentes, y a los malos también. Y si no derramamos una gota de sangre, todavía mejor". Pues toma hostia, todo un gancho directo y con muy mala baba del cuasi anciano Miller a los cineastas, productores y al Hollywood actual en su conjunto. Sin ser una barbaridad ni mucho menos, les ha restregado sus partes nobles por la cara sin pudor alguno y, de paso, les ha dado una lección clara y contundente de cómo se hacen las cosas, o de cómo se pueden hacer, y no es otra que hacerlo a la vieja usanza. A ver ahora quién es el guapo que coge una cámara e intenta algo similar. Supongo que preferirán seguir con sus "propuestas para toda la familia", sumidos en la más absoluta mediocridad y acomodados en la forma estandarizada de facturar películas, dando como resultado productos desechables, de consumo rápido, de usar y tirar, desaprovechando y malgastando presupuestos indecentes mientras Miller demuestra que un dedo suyo vale más que la recaudación al completo de los blockbusters de los últimos años.
Si sólo hay que atender a la continua persecución que son los 120 minutos, y especialmente a la primera de todas, que dejando de lado la animación por ordenador suponen en su conjunto tal vez lo mejor que jamás se ha filmado en el cine sobre cuatro ruedas. Tan simple como eso.
A expensas de ver Star Wars, puedo decirlo sin vacilar: Mad Max es LA PELÍCULA DEL AÑO, al menos en lo que a cine comercial se refiere. Bueno, qué demonios: la película del año, y de la década. Y, visto lo visto, incluso Star Wars lo va a tener complicado para igualar siquiera semejante peliculón. Pero peliculón de los verdad, no de esos prefabricados intrascendentes, inocuos e indoloros que nos venden cada cierto tiempo. Esto es una película redonda de cabo a rabo, y mucho más. Una obra maestra de otro tiempo.