No en todas las historias de Thor tienen por qué aparecer los Tres Guerreros, ni Sif, ni Odín, ni la Encantadora (de hecho ésta última sale realmente poco a lo largo de toda la serie, en comparación con los demás). Con todo, en la segunda historia ya han salido casi todos, aunque sea para caracterizarlos sucintamente como han sido siempre. Cuando la etapa Aaron lleve cuarenta números podremos juzgar más apropiadamente si su uso de los secundarios ha sido bueno, malo, necesario o innecesario.
Aaron se ha sacado de la manga en su primera historia una fábula épica a más no poder, repleta de la grandiosidad que necesita la serie, elevando el tono de ésta desde lo entretenido hasta lo trascendente. Y Thor actúa como un Dios, como debería ser. No como un superhéroe.
No me atrevo a decir que la etapa Aaron va a ser grandiosa, porque ya hemos visto muchas etapas que empiezan muy bien y luego se desinflan y quedan en nada... pero que me quiten lo bailao en esta primera historia, que va a quedar en la memoria de los aficionados a la serie durante mucho tiempo.
Y si encima Esad Ribic está que se sale, pues oye...