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Autor Tema: LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY  (Leído 259445 veces)

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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #525 en: 24 Noviembre, 2014, 00:13:53 am »
Eso en lo físco, porque en todo lo demás...  :lol:

¿A que te refieres?.

Tiempo de lanzamiento, editorial... ya sabes.



Vale, es que pensaba que te referías que difería el contenido.

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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #526 en: 24 Noviembre, 2014, 00:16:21 am »
Eso en lo físco, porque en todo lo demás...  :lol:

¿A que te refieres?.

Tiempo de lanzamiento, editorial... ya sabes.



Vale, es que pensaba que te referías que difería el contenido.

Por suerte no han modificado ni quitado nada. Lo primero que miré fue si incluia las historietas del "primer Dredd" y "Walter the Wobot", y efectivamente están al final el tomo. Así que perfecto

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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #527 en: 02 Diciembre, 2014, 23:00:55 pm »
Ya sé que parece de coña y que seguro que os merecéis algo mejor. Pero la vida en una megaciudad es dura, ciudadanos, así que cumplid la Ley y no protestéis.

Se vuelve a decretar la aplicación del Código de Justicia de MegaCity Uno  :mazo:

JUDGE DREDD MEGAZINE 1.01-1.20 y 2.01-2.69
(OCTUBRE 1990-DICIEMBRE 1994)

2000AD PROGS. 711-920
(ENERO 1991-DICIEMBRE 1994)


Edición de Kraken: Inédita salvo Juez Dredd: El Día del Juicio y Heavy Metal Dredd
Batman/Judge Dredd 1(ECC)

Edición original de Rebellion: Complete Case Files 15, 16, 17, 18, 19, 20 y 21. Judge Dredd: America. Judge Dredd: Heavy Metal Dredd. Judge Death: Young Death. Judge Anderson The Psi Files 01 y 02. The Batman/Judge Dredd Files


La verdad es que hacía años que no me leía algunos de estos tebeos. En general, el recuerdo que tenía de esta época era bastante irregular, una especie de pulso entre lo clásico y las tendencias de aquella época, incluidas las musicales. Sin embargo, al volver a leerlas, tengo también que reconocer que durante estos años aparecieron varias historias de las que guardo un buen recuerdo dentro de mis preferencias personales.

Desde la perspectiva que suele proporcionar el paso del tiempo, yo diría que los primeros años de la década de los 90 vinieron muy marcados por el nacimiento del Judge Dredd Megazine, la nueva revista mensual dedicada exclusivamente al universo del Juez Dredd y a la que John Wagner se acabaría trasladando como editor y principal escritor a principios de 1991. Por su parte, Alan Grant seguiría apareciendo tanto en el 2000AD como en el Megazine, al menos en un primer momento, al tiempo que comenzaba a disfrutar de un reconocible éxito en el mercado norteamericano con sus guiones para la DC, sobre todo con los escritos para Batman y para otro de los personajes fetiche de aquella época, el mercenario y cazador de recompensas alienígena conocido como Lobo, el último czarniano. A su vez, la marcha de Wagner del 2000AD conllevaría la entrada a los guiones de Dredd de toda una serie de jóvenes guionistas, como Garth Ennis, Grant Morrison o Mark Millar, a los que el tiempo ha acabado convirtiendo en autores muy reconocibles para nosotros a través del mercado norteamericano.

Desde el punto de vista gráfico, Colin MacNeil y Simon Bisley serían dos de los artistas más destacables (e imitados, en el caso de Bisley) que se incorporarían a la historia en viñetas de MC-1 a través de las páginas del Megazine, mientras que en el 2000AD continuaría siendo Carlos Ezquerra el principal encargado de llevar a cabo los eventos más destacables a los que Dredd iba a tener que hacer frente durante esta época, aunque creo que resultaría injusto no referirse adecuadamente al trabajo que también llevaron a cabo artistas como Steve Dillon o Peter Doherty, entre otros.

Donde sí que hubo un buen terremoto fue en el terreno puramente financiero o empresarial. La extraña muerte (y en circunstancias todavía más extrañas, es decir, en plenas Islas Canarias, a bordo de su yate, y muy presumiblemente con los servicios secretos del Mossad metidos hasta las cejas) del magnate Robert Maxwell a finales de 1991, produjo como una de sus muchas consecuencias la fragmentación en pedazos de su (hasta entonces) poderoso imperio editorial, en cuya división de publicaciones se encontraba precisamente Fleetway. Tras la lógica incertidumbre que se adueñó de toda la gente que de un modo u otro trabajaba para el grupo 2000AD, Fleetway acabaría convertida en una de las divisiones del grupo editorial danés Egmont, los propietarios de London Editions, quienes surgieron de aquella crisis como sus nuevos propietarios, pasando el nuevo grupo a denominarse Fleetway Editions.

Si el Departamento de Justicia no nos mete antes en un psicocubo, en unos días comenzará a impartirse otra vez rigurosa y merecida Justicia a vuestras infractoras retinas.

:birra:
« última modificación: 14 Enero, 2015, 01:13:01 am por Taneleer Tivan »
¿Está el ser humano preparado para reproducirse por huevos? ¿Y cómo afectaría esto al mundo del tebeo? Cómo veis, no todas las preguntas tienen una fácil respuesta. Sin embargo, nosotros vamos a intentar responderlas...

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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #528 en: 02 Diciembre, 2014, 23:25:49 pm »
Grande.  :palmas:

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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #529 en: 03 Diciembre, 2014, 04:40:52 am »
Buen articulo sobre Dreed


Meses sin que mi firma se viera y yo sin saberlo xD

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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #530 en: 06 Diciembre, 2014, 19:35:20 pm »
Taneleer esperamos con los dientes bien largos. Sobre todo porque ahora empieza una etapa de la que apenas se ha publicado nada por estos lares. Un saludo desde el psicocubo!

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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #531 en: 08 Diciembre, 2014, 21:25:37 pm »
A la vista de los 25 años ininterrumpidos que lleva publicándose el Judge Dredd Megazine, resulta difícil explicar cómo el Juez Dredd no consiguió tener su propia revista regular hasta finales de 1990. En mi opinión, los norteamericanos no hubieran aguantado ni dos años a la hora de desplumar semejante pollo; de hecho, como diría algún que otro barbudo de Northampton, nos hubieran vendido el pollo por un lado y las plumas por otro.

Haciendo un poco de historia, el Juez Dredd había hecho su debut en Marzo de 1977, dentro del segundo número del 2000AD, convirtiéndose desde un primer momento en el claro favorito de los lectores. A modo de número Annual, puede decirse que consiguió su primera cabecera propia en 1980, manteniendo ese especial durante los años siguientes y llegando incluso a obtener su propia tira diaria en los periódicos británicos a través del Daily Star. En el año 1984, tras la buena acogida del mercado americano a los comic-books de Eagle, IPC Magazines se planteó por primera vez la posibilidad de sacar una segunda publicación regular, en paralelo con el 2000AD y exclusivamente dedicada al universo del Juez Dredd, el Judge Dredd Fortnightly. Los guiones previstos para el contenido de lo que iba a ser aquella revista quincenal llegaron a ser escritos en su totalidad, incluso fueron dibujados y rotulados en su mayor parte, pero el proyecto se acabaría cancelando a última hora para gran decepción de todos los que estuvieron implicados en él. En esta misma línea, a principios de 1988 apareció otro número especial, el Judge Dredd Mega-Special, vendiendo unas cifras que según uno de los antiguos editores del Megazine, David Bishop, ya quisieran hoy llegar a alcanzar sus actuales propietarios de Rebellion.

Las ventas de aquel número especial vinieron a demostrar que había una audiencia receptiva a recibir más material de Dredd, pero IPC tampoco llegó a dar nunca ese paso porque acabó vendiendo ese mismo año su división de comics a Maxwell Consumer Magazines, incorporándose así el grupo 2000AD al sello Fleetway. Sin embargo, aparte de remozar totalmente el aspecto visual del 2000AD, lo primero que hizo Fleetway fue lanzar al mercado Crisis, una revista dirigida a ese sector “for mature readers” que habían ido creando títulos como Watchmen o Dark Knight. A pesar del buen arranque de sus primeros números, Crisis se encontró forcejeando para sobrevivir a los pocos meses de su lanzamiento. La razón fundamental no era otra que el continuo trasvase de autores al mercado norteamericano, que además de pagarles puntualmente por su trabajo, les remuneraba con suculentos royalties en función de las ventas obtenidas, haciéndose difícil competir con los norteamericanos en esas condiciones.


En este ambiente editorial, a finales del verano de 1989, uno de los hombres fuertes de Maxwell en el grupo, Jon Davidge, fue nombrado director de publicaciones de Fleetway, siendo entonces cuando por fin se decidió que había llegado la hora de publicar un spin-off de Dredd. Según comentó el propio Davidge en su día, en el número de aniversario del Megazine, el Juez del futuro era claramente el personaje más fuerte del 2000AD, acaparando su audiencia mayoritaria. Si se cuidaban económicamente los aspectos artísticos y creativos y se buscaba esa tendencia “for mature readers” que tan buenas expectativas había llegado a despertar el primer número de Crisis, la presunción de Davidge era que el personaje podía soportar con éxito el peso de dos revistas regulares en el mercado, tal y como hacían los personajes más importantes del mercado norteamericano.
El conocido Steve MacManus fue el editor contratado para llevar a cabo el lanzamiento, si bien a quien se consideró indispensable involucrar al frente del proyecto fue a John Wagner, no ya sólo por ser uno de los creadores del personaje, sino por haber estado escribiendo sus historias durante más de 12 años. Nadie conocía al personaje y al universo en el que se movía mejor que él. O lo que es lo mismo, por decirlo de alguna manera, su presencia resultaba necesaria para dar credibilidad a la nueva revista. Tras aquella entrevista entre Davidge y Wagner de la que ya hablé en otra parte y que concluyó con la permanencia de Wagner en la editorial y el reconocimiento a su favor de derechos y porcentajes de ventas sobre el personaje (nada de propiedad, evidentemente), surgió finalmente el Judge Dredd Megazine, con John Wagner y Alan Grant convenientemente remunerados y desarrollando íntegramente su contenido como principales responsables de la revista y editores consultores de la misma. En un primer momento sería Wagner quien llevase todo el peso creativo a causa de un pequeño malentendido con Alan Grant, pero todo se solucionó rápidamente, incorporándose éste de lleno a la tarea de sacar a la calle el Judge Dredd Megazine, nombre con el que la nueva antología de historias sería finalmente bautizada por MacManus.

Wagner sería el encargado inicial de buscar escritores y dibujantes para el Megazine, encontrándose tan incómodo con las labores de editor que en menos de un año acabaría abandonando el puesto y dedicándose únicamente a lo que de verdad le gustaba, que era escribir historias. En cualquier caso, incapaz de encontrar lo que quería en otros escritores, sería el propio John Wagner quien acabaría escribiendo tres de los seriales que aparecieron en el primer número del Megazine y cuyo contenido se extendería a lo largo de los meses siguientes dentro de la revista. Encuadrados dentro de lo que prometía el título del megazine, los tres pertenecían al universo de Dredd, desarrollando con excelentes resultados creativos diferentes situaciones y personajes que ya habían aparecido anteriormente en el 2000AD; de hecho, junto con el Raptauro de Alan Grant que apareció a partir del undécimo número de la revista, estas tres historias inaugurales de Wagner son precisamente las que más me gustaría destacar de aquella primera andadura del Megazine, que estuvo compuesta por veinte números (Vol.1).


Cam Kennedy se encargó de dibujar la primera de ellas, Beyond Our Kenny (Megs. 1.01-1.03), una historia de 27 páginas que apareció en los meses correspondientes de Octubre a Diciembre de 1990, durante los tres primeros números del megazine.
Su protagonismo recaía nuevamente en el genial, estafado y finalmente encerrado artista de trashzines conocido como Kenny Who?, el alter-ego en MC-1 del dibujante escocés Cam Kennedy que ya había aparecido tres años antes en El Arte de Kenny Who? (Progs. 477 a 479), donde Wagner y Grant habían presentado una satírica y particular versión de lo ocurrido al propio Cam Kennedy durante su primera visita a las oficinas de DC Comics. La primera página se dedicaba a hacer un resumen de lo sucedido hasta entonces, contando como el ilusionado y devoto artista que había llegado a MC-1, había acabado viendo como su talento era imitado y robado por la editorial de trashzines Big1, sustituyéndole por uno de los droides dibujantes que tenía en su plantilla y que para mayor escarnio de su obra firmaba como Jimmy Who? El despedido y frustrado Kenny acababa destrozando a hachazos al droide imitador y resultaba condenado a 5 años en los cubos por daños a la propiedad y resistencia a la ley.


Bajo estas premisas, Más Allá de Nuestro Kenny suponía la secuela de aquella historia y contaba como su esposa, la sra. Izzy Who? y sus dos hijos, los pequeños Kizzy y Ken, llegaban a MC-1 en busca de Kenny, enterándose entonces de lo sucedido y visitando al frustrado artista en prisión. Sin rebajar el tono de sátira en ningún momento, los lectores eran testigos de las peripecias de la totalidad de la familia Who?, de los criterios editoriales a la hora de pagar derechos de autor, de la absurda capacidad de los genios de sobreponer su orgullo profesional a los dictados de la Ley de MegaCity-1, y de cómo Dredd podía aplicar justicia a unos delincuentes al mismo tiempo que revisaba aquellas sentencias que consideraba injustas, aun cuando resultase a costa de alguna que otra injusta pena de deportación. Cómplice del argumento, Cam Kennedy era el mejor dibujante posible para llevar a cabo lo que no dejaba de ser una esperpéntica y ácida visión de aquella anécdota propia que había inspirado la historia original, logrando además unos curiosos efectos con el color al sustituir la mayoría de los negros con tonos densos de diferentes colores.

No obstante, la gran historia de aquella primera andadura del Megazine resultó ser América de John Wagner y Colin MacNeil (Megs. 1.01-1.07), consensuada rápidamente entre los lectores como la historia más impactante de Dredd que se había publicado hasta la fecha. Con un total de 62 págs, América apareció dividida en siete partes, publicadas de Octubre de 1990 a Abril de 1991. Su línea temporal se desarrollaba a modo de flashback, de una manera diferente a la continuidad que era habitual en las historias de Dredd, toda vez que se iniciaba dando un salto atrás en el tiempo, comenzando en una época anterior en casi dos décadas a la Guerra del Apocalipsis del 2104 y avanzando luego por diferentes momentos temporales hasta llegar al presente en el año 2113. El ilustrador elegido por el propio John Wagner para llevarla a cabo fue el joven escocés Colin MacNeil, un prometedor artista que había comenzado dibujando las historias de Slaine en el 2000AD, obteniendo apenas un año más tarde un merecido reconocimiento como responsable de continuar junto al propio Wagner la saga del rebelde surfista conocido como Chopper en Soul On Fire(Progs. 594-597) y la emocionante Song of the Surfer (Progs. 654-665). En este sentido, América supondría para MacNeil su consagración como uno de los artistas más importantes del 2000AD y del Megazine. Esta fue la portada encargada de presentar la primera recopilación de la saga en formato de novela gráfica, llevada a cabo directamente por Fleetway en 1991, apenas siete meses después de que hubiera concluido en el Megazine.


El argumento de América enlazaba con las historias que giraban en torno a la trama de la Democracia y que tan buenos momentos le habían proporcionado a la serie. De hecho, al igual que había ocurrido en Carta de un Demócrata, la historia no aparecía contada desde el punto de vista de los Jueces, sino de los propios ciudadanos que vivían en MC-1, lo que inevitablemente volvía a situar a los Jueces como villanos de la historia. A efectos de continuidad, la historia presentaba también por primera vez a la organización terrorista conocida como Total War, activistas demócratas dispuestos a restaurar la democracia en MC-1 a toda costa y a cualquier precio, incluido el derramamiento de sangre. Sin embargo, en el tono pesimista y oscuro que impregnaba la saga, los medios que utilizaba Total War impedían que los lectores empatizaran con su causa, tal y como podía suceder en la época más dura de los atentados del IRA, a los que de alguna manera Total War hacía referencia, pero sin que esa realidad te impidiese ver cómo había acabado el Sueño Americano y quienes lo defendían. Y es que a pesar de tener la excusa de una historia de amor como motor argumental de la trama, América en realidad iba de eso, de la muerte del Sueño Americano bajo las botas de los Jueces, tal y como venían a anunciar sus dos primeras páginas, las dos splashs iniciales que servían de prólogo a la saga.

La historia comenzaba con el nacimiento en MC-1 de América Jara, descendiente de inmigrantes procedentes de las llanuras radioactivas de Puerto Rico (evidentemente, la coincidencia del apellido del personaje con el del asesinado y torturado cantautor chileno Víctor Jara, no puede considerarse como algo casual, sino que parece explicar una parte del origen de América en la mente de John Wagner), al que también asistía su pequeño vecino, el recién nacido Bennett Beeny, conocido familiarmente como Benny. América y Benny habían sido compañeros desde niños. Habían crecido juntos, desde el colegio al instituto, desarrollando con los años una fuerte amistad que Benny siempre deseó en secreto que fuese a más, pero teniendo pocas posibilidades de éxito al tratarse de dos jóvenes muy diferentes: América era valiente, nacida con una fuerte creencia en los valores de la democracia y nunca se echaba atrás por nada, mientras que Benny era bastante cobardica, nacido con el miedo a los Jueces metido en el cuerpo y dotado con un extraordinario talento para la comicidad.


A medida que ambos jóvenes habían ido madurando, América había comenzado a relacionarse con actividades políticas ilegales dirigidas a la restauración de la democracia, actividades de las que Benny prefería no saber nada, observándose como de manera paralela a la historia principal que tenía lugar entre ellos, siempre surgía como ominoso trasfondo la sociedad creada por los Jueces, sin que su presencia disminuyese en intensidad a medida que iba avanzando el relato. Finalmente, tras graduarse en el instituto, Benny le había confesado a América el amor que sentía por ella, siendo rechazado por la chavala, que lo quería de verdad, pero no de la manera que pretendía Benny. Tras el rechazo, América se había marchado a vivir cerca de la Universidad, enrollándose con otro compañero universitario que también estaba metido en las mismas actividades que ella, mientras Benny se marchaba a MegaCity-2 y comenzaba una carrera como cómico musical que le acabaría convirtiendo en una multimillonaria megaestrella del espectáculo, aunque sin conseguir llegar a olvidar nunca el amor que sentía por ella. A pesar de la separación, Benny la había buscado por todas partes tras el desastre de la Guerra del Apocalipsis, dándola finalmente por perdida ante el número de bajas causado por la Blockmania y la posterior destrucción nuclear masiva de MC-1 durante la guerra con los Soviets.

La historia se reanudaba varios años después, con la multimillonaria y solitaria estrella del espectáculo caminando por los subniveles de peor fama de MC-1 en busca de una prostituta (slab-walkers, en el argot de MC-1, algo así como “transeúntes de los subniveles”) para que le hiciera un apaño, siendo entonces cuando se encontraba cara a cara con América. Sin embargo, las cosas no resultaban ser lo que parecían a primera vista, ya que a los pocos segundos, con América intentando por todos los medios sacarle de allí, Benny se veía envuelto en medio de un atentado de Total War contra unos Jueces que acudían a una llamada anónima de la que América resultaba ser el cebo.



Lo peor era que Benny había visto demasiado y podía identificar a los terroristas, siendo también disparado a quemarropa por uno de los compañeros de América, a pesar de los intentos de la joven por impedirlo. La multimillonaria estrella del espectáculo lograba sobrevivir a duras penas del atentado, pero el disparo le dejaba destrozada la garganta, lo que ponía fin para siempre a su carrera musical, aun cuando los derechos de autor le bastasen para llevar una vida de lujo sibarítico durante el resto de su existencia en una de las zonas residenciales más elitistas de MC-1. En este punto era donde Dredd se incorporaba de lleno a la trama, siendo el encargado de dirigir la investigación sobre las acciones del nuevo grupo terrorista demócrata. A pesar del pánico que sentía al ser interrogado por Dredd, Benny conseguía no desvelar nada sobre América y sus compañeros, siendo considerado por los Jueces como una víctima colateral del atentado.

Tras su salida del hospital, Benny acababa recibiendo la inesperada visita de América en su mansión para pedirle perdón por lo sucedido y agradecerle que no hubiera informado de nada a los Jueces. El reencuentro servía para que Benny le confesase que su amor por ella permanecía inalterable, mientras que América le contaba como había participado en la gran Marcha Democrática del 2109 vista en Revolución (Progs. 531-533), resultando asesinado en ella su compañero sentimental por los Jueces que habían reventado la Marcha. Ella había sido detenida y torturada, obligada por los Jueces a abortar al hijo que esperaba y finalmente encerrada en los psicocubos. Tras ser puesta en libertad, América había ingresado en Total War.



El reencuentro entre ambos había concluido con la primera vez que habían hecho el amor. Consumada su relación, América le preguntaba a la mañana siguiente si estaba dispuesto a involucrarse en su lucha y contribuir con fondos a la próxima operación de Total War, cuyo objetivo era volar por los aires la antigua Estatua de la Libertad, un gesto simbólico dirigido a concienciar al antiguo pueblo norteamericano sobre que lo ya no existía en MC-1. Tras asegurarle América que nadie saldría herido, Benny accedía a su petición, pero finalmente acababa reflexionando que no podía convertirse en instrumento de un acto terrorista y se echaba atrás, acudiendo entonces a Dredd e informándole de todo bajo la promesa de que América no resultaría herida durante la operación contra los terroristas.

La noche del atentado, los Jueces emboscaban al comando de Total War. Al verse rodeados, los terroristas intentaban rendirse, pero Dredd ordenaba abrir fuego a discreción sobre ellos, cayendo todos muertos excepto una malherida América, que finalmente resultaba abatida por uno de los Jueces que decidía ignorar la orden final de alto el fuego dada por Dredd. Benny, que había presenciado toda la operación, salía de su escondite y pedía a gritos ayuda médica para América, recriminando a Dredd la masacre que se acababa de llevar a cabo hasta que se daba cuenta de que eran sus propias manos las que se encontraban manchadas con la sangre de la persona amada.



Desgraciadamente para el destrozado Benny, América se encontraba más allá de cualquier ayuda, hallándose en situación de muerte cerebral, aunque su cuerpo mantuviese activas sus funciones vitales. En un retorcido giro del destino, la triste historia de amor concluía con Benny incapaz de soportar su propia culpa y utilizando su inmensa fortuna para mantener viva a América de la única manera que le resultaba posible, es decir, trasplantando su propio cerebro al cuerpo de la fallecida terrorista, siendo esa la imagen que el espejo le devolvía, ya en el presente, antes de salir al escenario. En otra triste metáfora de lo que se había contado de manera paralela a la historia principal, América ya no existía, en su lugar sólo había un cascarón vacío ocupado por aquél que la había traicionado.

A pesar de aquella descorazonadora conclusión, la historia tendría una interesante secuela seis años más tarde, descubriéndose que Bennett Beeny había hecho algo más que intercambiar sus cuerpos para mantener vivo el recuerdo de América y dar una esperanza de futuro a su amor por ella. Pero aún no era el momento de avanzar más en la trama, sino que habría que esperar al año 1996 para que el Vol. 3 del Megazine publicase America: Fading of the Light (Megs. 3.20-3.25), la esperada secuela de la historia original. Incluso continuando la trama de una manera cada vez más consecuente, puesto que las historias de Dredd transcurren en tiempo real, el paso del tiempo daría lugar a otra nueva secuela, dieciséis años más tarde, Cadete (Megs. 250-252), conformando las tres historias una trilogía denominada precisamente América y que no hace tanto volvió a ser recopilada en un solo tomo de 140 págs. por Rebellion.

América es considerada mayoritariamente como la gran historia de Dredd escrita por John Wagner. El propio escritor ha contribuido al elogio considerándola su favorita; y si alguien me preguntase a mí, pues evidentemente no soy muy imparcial, pero ya puestos, no tendría ningún rubor en reconocerla como una de las tres historias que posiblemente más me gusten de Judge Dredd. Desde luego, una de las que más ha influido en el tono de madurez del personaje a lo largo de los últimos años. No creo además que se pueda decir que envejezca en absoluto, ni siquiera gráficamente, sino que más bien mantiene esa vigencia de las cosas que aún están por venir. Y la verdad, teniendo la posibilidad de hacerlo, me parece un verdadero despropósito que Kraken aún no haya publicado esta historia aquí y la siga manteniendo inédita. Son cosas que no se entienden.

Y bueno, llegados a este punto, mi intención inicial era despacharme en un solo viaje la revisión de las historias que más me hubiera gustado destacar del Vol. 1 del Megazine, pero dada mi reconocida incapacidad para ir al grano, no me queda más remedio que continuar otro día con Young Death, Raptauro y las primeras historias de Bisley procedentes del Heavy Metal Dredd, antes de meterme con lo que de manera simultánea estaba sucediendo mientras tanto en el 2000AD, que según mi idea inicial, era de lo que debería haber tratado el segundo comentario que le dedicase a estos primeros años de los noventa.

En fin. Pues eso, que la próxima vez que nos saquen a pasear fuera de los psicocubos, insistiremos un poco más en el tema.

:birra:
« última modificación: 08 Diciembre, 2014, 21:33:28 pm por Taneleer Tivan »
¿Está el ser humano preparado para reproducirse por huevos? ¿Y cómo afectaría esto al mundo del tebeo? Cómo veis, no todas las preguntas tienen una fácil respuesta. Sin embargo, nosotros vamos a intentar responderlas...

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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #532 en: 08 Diciembre, 2014, 21:33:21 pm »
Tremendo currazo. Esperando más.  :thumbup:

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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #533 en: 08 Diciembre, 2014, 21:42:51 pm »
Gracias, UnoCQ  ;) :thumbup:

Lo ideal sería llamar la atención sobre este tipo de cosas de Dredd para que no siguiesen inéditas por aquí.

Lo real es que hagamos lo que hagamos, me temo que las cosas van a continuar igual. De todas formas, por si acaso, la esperanza es lo último que se pierde :ja:

:birra:
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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #534 en: 08 Diciembre, 2014, 21:56:41 pm »
Ten fe. Ahora ya vienen los tochos anuales. Igual en 15-20 años tenemos estas historias por aquí.  :lol:

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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #535 en: 08 Diciembre, 2014, 22:13:16 pm »
Lo ideal sería llamar la atención...

Por tu culpa ya me estoy planteando comprarme el primer tomo de la nueva reedición. Así que objetivo cumplido.  :lol:
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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #536 en: 08 Diciembre, 2014, 22:23:09 pm »
Yo lo compre y no me arrepiento  :amor:


Meses sin que mi firma se viera y yo sin saberlo xD

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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #537 en: 11 Diciembre, 2014, 23:57:04 pm »
Joder Taneleer, menudo currazo amigo  :leche:

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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #538 en: 14 Diciembre, 2014, 13:05:13 pm »
A diferencia de América y Beyond Our Kenny, la tercera de las historias que escribió John Wagner para la inauguración del Judge Dredd Megazine fue directamente concebida como una secuela del último y exitoso Mega-Epic de Dredd que el propio Wagner acababa de llevar a cabo junto a Carlos Ezquerra en las páginas del 2000AD. Así, el mismo mes en que concluía Necrópolis, comenzaba en el Megazine Young Death: Boyhood of a Superfiend (Megs. 1.01 a 1.12), una historia de 79 págs. que se podría traducir como Muerte Joven: la Infancia de un Superdemonio y cuyos doce episodios la convirtieron en la saga de mayor duración en la historia del Megazine, extendiéndose a lo largo de todo el primer año de la revista, desde Octubre de 1990 a Septiembre de 1991.

Como su propio título indicaba, la nueva saga de los Jueces Oscuros resultaba ser un spin-off protagonizado por su líder, el Juez Muerte, respondiendo su argumento a una doble finalidad: por un lado, dar una respuesta a la cuestión que se había planteado al final de Necrópolis sobre lo que había ocurrido con el Juez Muerte y dónde se encontraba actualmente; y por otro, diez años después de su aparición, la historia proporcionaba por primera vez un origen tanto a los Jueces Oscuros como a las Hermanas de la Muerte, descubriéndose que todos ellos habían sido humanos antes de su transformación, y que efectivamente, como se intuía, procedían de un universo paralelo, muy similar en algunos aspectos al de los Jueces. A modo de biografía autorizada, la estructura narrativa de Young Death contaba hechos acaecidos de manera inmediatamente anterior a la investigación que en ese momento estaban llevando a cabo los Jueces sobre el paradero del Juez Muerte, intercalándose esa investigación con el contenido de una presunta entrevista realizada al líder de los Jueces Oscuros y a la que los Jueces conseguían tener acceso a raíz de una llamada anónima y al hallazgo de un misterioso cadáver desfigurado por el ácido. Como muestra del humor negro que destilaba la saga, Wagner aparecía en los títulos de crédito con el seudónimo de Brian Skuter, es decir, el periodista asesinado que coprotagonizaba la historia.


El apartado gráfico recayó en el dibujante Peter Doherty, siendo éste su primer trabajo profesional, que la verdad es que estaba realmente bien, especialmente en la manera en que Doherty integraba el tratamiento del color en el propio dibujo de la historia. No en vano, Peter Doherty es mayormente conocido hoy por su faceta de colorista, apareciendo su nombre asociado a trabajos para Geof Darrow, Frank Quitely o el propio Mark Millar. De todas maneras, viendo el resultado de aquel primer trabajo de Doherty, hay que reconocerle a Wagner tanto su buen ojo profesional como las pelotas que le echó al tema, al darle a un tío que acababa de empezar lo que no dejaba de ser la primera secuela oficial de Necrópolis y al mismo tiempo la primera historia protagonizada en solitario por el Juez Muerte, uno de los villanos favoritos de todos los seguidores de Dredd.

Desde el punto de vista argumental, la historia comenzaba con la Juez Hershey acudiendo al levantamiento de un anónimo cadáver que era encontrado en los Pozos Químicos de MC-1. El hallazgo se había producido gracias a una llamada anónima de alguien que decía ser el Juez Muerte, no habiendo sido posible identificar la llamada ni a su autor a causa de un inexplicable error en la grabación que la Tek División atribuía al deficiente estado de todos los sistemas técnicos tras lo ocurrido durante la Necrópolis. No obstante, la extraña voz y el tono siseante de su interlocutor habían bastado para que su contenido fuese tomado en serio, aunque eso no resultase suficiente para acreditar su autenticidad dado el elevado número de chiflados residentes en MC-1.
Mientras Hershey iniciaba la investigación, la acción retrocedía unos días atrás en el tiempo, al momento en que un periodista amarillista llamado Brian Skuter, dedicado a la publicación en la red de panfletos de dudosa credibilidad, acudía al bloque Sylvia Plath en respuesta a uno de los anuncios que tenía puestos para que los ciudadanos de MC-1 le contasen su vida con vistas a su publicación en una sección llamada “El mundo debería conocer tu historia”. Para su asombro y pavor, el interesado en dar a conocer su historia resultaba ser el mismísimo Juez Muerte, quien se encontraba residiendo de manera inadvertida en una anónima pensión de MC-1 regentada por la anciana Sra. Gunderson, una inocente y amable viejecita que no veía absolutamente nada y que se enteraba todavía menos de lo que sucedía a su alrededor. Combinando el humor negro más devastador con atmósferas tétricas y bastante góticas, el Juez Muerte informaba al aterrorizado Skuter de su decepción por el resultado de la Necrópolis. Ahora quería contar al mundo su historia y dar propaganda a sus ideas de bienestar social mediante una muerte rápida y definitiva.


Mientras los lectores comenzaban a comprender que aquella parte de la historia que aparecía narrada en primera persona procedía de las grabaciones de Skuter a las que posteriormente iban a tener acceso los Jueces, éstos identificaban el cadáver hallado en los pozos como el del desafortunado periodista y accedían a su último artículo publicado en la red, descubriendo así que se trataba de unas pretendidas memorias del Juez Muerte a la que nadie hasta entonces había prestado atención ni dado el menor crédito. Ante el cariz que tomaban los acontecimientos, Hershey le daba la máxima prioridad a la investigación y daba orden de que se informase a Dredd sobre lo que estaba sucediendo, mientras ella partía al apartamento de Skuter en busca de más información.
La acción regresaba de nuevo a la entrevista, al momento en que el Juez Muerte le empezaba a revelar sus memorias a Skuter, contándole que procedía de un universo muy similar al de los Jueces, aunque menos avanzado tecnológicamente y en el que la vida humana no tenía ningún valor. Muerte había comenzado su vida como Sidney, un auténtico psicópata desde su más tierna infancia; de hecho, cuando leías cómo había acabado con su perro, no sabías muy bien si horrorizarte o partirte de la risa, aunque evidentemente, por la manera en que estaba narrado el acontecimiento, no tenías más remedio que reírte al ver la cara del pobre animal mientras caía por el precipicio. Aquellas tendencias homicidas innatas del pequeño Sidney se habían visto favorecidas por su propio padre, otro sociópata que en este caso ejercía como dentista y que disfrutaba del dolor de aquellos de sus pacientes a los que no mataba cuando se le iba la mano. El joven Sidney había acabado ingresando en los Jueces, de manera que pronto pudo poner en práctica su filosofía personal de que el mejor modo de acabar con el crimen era eliminar preventivamente a todos aquellos seres vivos que podían cometerlos, ejecutando a docenas de personas (incluido un matrimonio que sólo quería divorciarse) durante su primer día como juez en prácticas. Con el tiempo, ayudaría a ejecutar a su propio padre, a quien previamente había denunciado ante los Jueces, y luego había acabado asesinando a su madre y a su hermana, cuya única ambición en la vida era huir de él a toda costa.


Habiendo adquirido el apodo de “Juez Muerte” entre sus compañeros, su cruzada homicida se vería reforzada por otros tres seguidores que compartían plenamente sus puntos de vista y que se acabarían convirtiendo en los otros tres Jueces Oscuros, Mortis, Miedo y Fuego, éste último un verdadero pirómano que se había ganado su nombre prendiendo fuego a todo un colegio universitario con todos sus residentes dentro. Años más tarde, mientras investigaba una serie de desapariciones y homicidios múltiples que llevaban años produciéndose en una de las zonas más oscuras y peligrosas de la ciudad, sería cuando Sidney se topase por primera vez con Nausea y Phobia, dos brujas dementes que habitaban en unos túneles subterráneos abandonados y adoraban a la muerte, encontrando en él un alma gemela. Utilizando la magia negra, las dos brujas acabarían convirtiendo a Sidney y sus compañeros en espectros vivientes antes de usar la nigromancia en sí mismas y perder su forma corpórea a cambio de otra serie de oscuros beneficios. En su nueva encarnación de muertos vivientes y con la ayuda psíquica de las dos cadavéricas brujas, los cuatro Jueces Oscuros acabaron haciéndose con el poder en su mundo, declarando la vida como ilegal y llevando a cabo en él su primera Necrópolis, convirtiendo aquel universo paralelo en un lugar despoblado de cualquier clase de vida.



De vuelta al presente, la Juez Hershey acudía al apartamento del fallecido Skuter y accedía a las grabaciones originales del periodista, comprendiendo que todo lo que éste había contado en su página web era material auténtico y poniendo de inmediato sobre aviso a Dredd y a Anderson, quienes se desplazaban con un ejército de Jueces al bloque Sylvia Plath para sitiar el apartamento de la Sra. Gunderson. Sin embargo, cuando llegaban era demasiado tarde y ya no había rastro de Muerte por ninguna parte. La última grabación de Skuter ponía de manifiesto que el desafortunado periodista había sido finalmente asesinado por el Juez Muerte, al no haber quedado éste demasiado satisfecho con lo publicado. Respetuoso con su profesión, el periodista le había dado un toque ligeramente sensacionalista a sus memorias que no coincidía exactamente con la respetuosa biografía que esperaba el monstruo procedente de otra dimensión.
Inexplicablemente, la miope Sra. Gunderson seguía con vida y totalmente inconsciente de todo lo que había estado sucediendo en su casa, llegando Dredd y Anderson a la conclusión de que había sobrevivido gracias a su carácter agradable y a no haberse enterado de nada de lo que ocurría a su alrededor. En realidad, su supervivencia tenía otros motivos, y es que el propio John Wagner había tomado como modelo para el personaje a uno de sus familiares más cercanos, en concreto a su señora madre, la Sra. Wagner, limitándose la broma a hacerla aparecer en la serie. No obstante, la Sra. Gunderson volvería a aparecer en el segundo volumen del Megazine, dentro de la historia Un Té con la Sra. Gunderson (Meg. 2.15), secuela directa de Young Death en la que los Jueces seguían intentando averiguar como la encantadora y medio ciega anciana había podido sobrevivir a la presencia en su casa del Juez Muerte.

Desde mi punto de vista, la historia era excelente y hoy es mayoritariamente reconocida como otro de los clásicos más clásicos de Dredd, combinando a la perfección la atmósfera gótica de horror que venía acompañando hasta ese momento las apariciones de los Jueces Oscuros, con el humor negro más ácido y desternillante que uno se podía encontrar en las historias de Judge Dredd. Desgraciadamente, aquel tono humorístico de Young Death iba a suponer también el principio de una nueva dirección para el Juez Muerte, situándole a partir de entonces en el entorno propio de un personaje de comedia. El propio John Wagner explicaría años más tarde su creencia de que aquel paso seguramente no fuese demasiado afortunado para el personaje, dificultando en ocasiones que los lectores le llegasen a tomar en serio como villano. Por este motivo, sería el propio escritor quien años más tarde, a principios de la década del 2000, decidiera poner remedio a la situación con My Name is Death, saga en la que el Juez Muerte regresaría a sus raíces más terroríficas como personaje.


Volviendo de nuevo al Megazine, y con una más que evidente inspiración en las exitosas franquicias cinematográficas de Alien y Predator, el décimo primer número de la revista presentó una nueva amenaza para MC-1 concebida en esta ocasión por el guionista Alan Grant, el voraz monstruo alienígena conocido como Raptauro (Megs. 1.11-1.17), una criatura carnívora capaz de esconder su presencia a la vista y a la que Dredd intentaba dar caza a lo largo de una saga de 62 págs. aparecida de Agosto de 1991 a Febrero de 1992. Su ilustrador fue Dean Ormston, un claro seguidor del estilo visual de Bisley que dibujó bastantes historias de Dredd durante esta época y que generó alguna que otra controversia sobre sus aptitudes entre el fandom. A mí la verdad es que me gustaba, aunque no siempre.
La trama giraba alrededor de la repentina aparición de múltiples asesinatos y el descubrimiento de una serie de cadáveres parcialmente devorados en el bloque Tom Mohan, siendo Dredd el encargado de llevar la investigación y encontrándose frente a frente con un depredador alienígena de capacidades letales y sorprendentes. Como circunstancia especialmente destacable, la saga presentaba además a una nueva telépata de la Psi-Division, la Juez Karyn, un personaje secundario que con el paso de los años también tendría su propio recorrido dentro de la continuidad de Dredd, llegando incluso a conseguir varios seriales dentro del Megazine y cuya imagen fue creada por Ormston tomando como modelo a la chavala que entonces era su novia, Fiona Stephenson. En general, a pesar de las similitudes cinematográficas, la saga tenía una buena ambientación y resultaba bastante entretenida.


Finalmente, la última saga que me parece destacable dentro de esta primera época del Judge Dredd Megazine, no es tanto una saga propiamente dicha, sino una antología de historias cortas cuyo origen tenía un hilo conductor común: el Rock Duro, y más concretamente, el Heavy Metal.
El Juez Dredd siempre había tenido una muy buena acogida entre los seguidores del sector más trashmetal del rock a través de grupos como Anthrax, quienes por ejemplo habían llegado a dedicar uno de sus temas al personaje, el conocido I´m the Law. Fruto de aquella cercanía, la revista musical Rock Power (que aquí no tuvo edición, al menos, que yo conozca) decidió dedicar a principios de los 90 seis páginas de su contenido a publicar toda una serie de historietas del Juez Dredd específicamente destinadas a sus lectores, historietas que bajo el título genérico de Heavy Metal Dredd acabaron trascendiendo fuera del ámbito propio de los cómics y compartiendo espacio con los reportajes, fotografías y conciertos de grupos típicamente metálicos como Judas Priest, Metallica, Skid Row, etc. Las primeras de aquellas historias aparecieron firmadas por John Wagner, Alan Grant y Simon Bisley, siendo su temática totalmente aislada de la continuidad oficial de Dredd y dedicada (lógicamente) a colmar las expectativas de los lectores de una revista musical especializada en el Rock Duro. Posteriormente, tras el éxito de Bisley, otros artistas como el fallecido John Hicklenton, Dean Ormston o Brendan McCarthy, serían los que se harían cargo de aquella sección denominada Heavy Metal Dredd que aparecía dentro de la revista Rock Power.

A finales de 1991, Fleetway sufrió importantes y significativos cambios tras la muerte del magnate Robert Maxwell y la adquisición del grupo por sus nuevos propietarios de Egmont. En esta situación, una de las primeras medidas que adoptaron los nuevos propietarios del grupo fue recortar gastos de producción en todas las publicaciones, incluido el propio Judge Dredd Megazine. Ante esos recortes, David Bishop, el editor que había sustituido a MacManus al frente de la revista, consideró económicamente oportuno reeditar dentro del Megazine esas historias de Wagner, Grant y Bisley que habían aparecido en el Rock Power, en un primer momento aquellas que habían gustado más, pero con el paso del tiempo se acabarían publicando todas, incluidas las que no eran de Bisley. La serie acabaría siendo también recogida en un solo tomo, primero por Hamlyn en los noventa, conteniendo sólo el material de Bisley, y posteriormente por Rebellion, si bien incluyendo en esta ocasión la totalidad de la serie y siendo precisamente esta última edición de Rebellion la misma que aquí ha publicado Kraken.


En aquella primera trayectoria del Megazine, las historias del Rock Power que se reeditaron fueron las cuatro primeras de Bisley, A MegaCity Primer (Meg. 1.14) una declaración de intenciones dedicada a modo de apertura musical a Dredd, Rock On, Tommy Who? (Meg. 1.16) un guiño a la Opera Rock Tommy y a su protagonista, Roger Daltrey, el cantante de los Who, Chicken Run (Meg. 1.17), una crítica bastante gamberra al primer ministro John Major, cuyo final estaba dedicado a los fans de Ozzy Osbourne y a la famosa anécdota del murciélago, y The Legend of Johnny Biker (Meg. 1.19), o como un audaz motero de MegaCity-1, que parecía salido del Bat Out of Hell de Meat Loaf, acababa de lámpara en el salón de su novia. El resto (hasta las 20 que comprendieron la serie) aparecerían a lo largo de los dos años siguientes en el Volumen 2 y el Volumen 3 del Megazine, incluyendo tanto las cuatro que faltaban de Bisley como las del resto de dibujantes que habían participado en la serie publicada por Rock Power.

Desde mi punto de vista de seguidor de Dredd y pseudoaficionado a la escena rockera de aquella época, las historias que me parecen más destacables son precisamente las realizadas por Simon Bisley, que me parece que tienen un cierto toque de genialidad en cuanto a su exceso y resultan excepcionalmente cachondas si se entra al juego del humor exageradamente violento que las acompaña. Además de las anteriormente mencionadas, me resultan particularmente destacables Ironfist (Meg 2.61), la violenta historia futurista del Eddie de los Iron Maiden, Bimba (Meg 3.17), el sangriento y apócrifo crossover entre Bambi y el Juez Dredd realizado por Wolt Bisley, o el desternillante y trágico villancico navideño protagonizado por Santa Claus en Night before Christmas (Meg 2.62). No obstante, también es verdad que en mi caso se dan esas circunstancias precisas para “ponerse en situación” con la temática y con el personaje, cosa que no estoy seguro que ocurra con todos aquellos que se las puedan leer de una manera más ocasional. O tal vez sí, no lo sé.
Con todo, Heavy Metal Dredd seguramente sea la serie más conocida de Dredd en nuestro país, al ser la que más veces ha acabado siendo publicada (aunque no en su totalidad) por recogerse en ella el trabajo de Bisley, apareciendo en su día dentro de la revista Cimoc y posteriormente en el famoso nº 108 de la colección Cimoc Extra Color dedicado al Juez Dredd bajo el título de MegaCity Blues. La reciente edición de Kraken de Heavy Metal Dredd recoge por primera vez la serie musical de Dredd en su totalidad, incluidos los episodios de Bisley que ya habían aparecido en su día y aquellos otros que no eran de Bisley y que nunca antes se habían publicado en castellano.


El primer volumen del Judge Dredd Megazine alcanzaría los veinte números de duración, si bien en el mismo mes de Mayo de 1992 en que concluía su primera andadura comenzaba la del Volumen 2, manteniendo el mismo formato de revista, pero reiniciándose a partir de un nuevo número 1 y presentando una nueva periodicidad quincenal que se mantendría durante los años siguientes. El motivo de la nueva numeración y de la nueva periodicidad fue el lógico de dar un nuevo impulso editorial a la revista, al entender el nuevo editor David Bishop que el mes que transcurría entre número y número era un espacio de tiempo adecuado para los lectores norteamericanos, pero demasiado largo para lo que estaban acostumbrados los lectores británicos, sobre todo teniendo además en cuenta el inminente crossover con el 2000AD que en aquellos momentos ya se estaba gestando y al que lógicamente habrá que referirse en breve.

En todo caso, en lo que al Judge Dredd Megazine se refiere, creo que de momento hay que llegar hasta aquí. Al mismo tiempo que el Megazine había comenzado su andadura, el 2000AD había continuado la suya, explorando las consecuencias de Necrópolis y viendo como John Wagner trasladaba sus bártulos al Megazine mientras Carlos Ezquerra permanecía al frente de la revista semanal como principal encargado gráfico de la serie. Toda vez que habrá que poner en paralelo ambas revistas para manejar adecuadamente la continuidad temporal de MC-1, ya os podéis imaginar de qué irá esto la próxima vez.

:birra:
¿Está el ser humano preparado para reproducirse por huevos? ¿Y cómo afectaría esto al mundo del tebeo? Cómo veis, no todas las preguntas tienen una fácil respuesta. Sin embargo, nosotros vamos a intentar responderlas...

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Re:LA PLACA RIFA: EL HILO PARA HABLAR DEL JUEZ DREDD Y DEMAS JUECES DE MEGACITY
« Respuesta #539 en: 14 Diciembre, 2014, 13:13:00 pm »
Un saludo desde el psicocubo!

Pues otro para ti :birra:

Lo bueno que tiene nuestra estancia en los cubos es que cuando salimos descubrimos que seguimos estando al día: no nos hemos perdido ni la última era glacial, ni el sexto libro de la famosa saga de George Martin, ni tampoco las novedades del Juez Dredd que ha sacado Kraken. Siempre estamos al día.

Por tu culpa ya me estoy planteando comprarme el primer tomo de la nueva reedición. Así que objetivo cumplido.  :lol:

:lol: :thumbup:

Si te lo estás planteando por probar, prueba mejor con el quinto tomo, que se supone que traerá Judge Death Lives, la Blockmania y la Guerra del Apocalipsis. Son verdaderos clásicos de Dredd que te introducen directamente en el universo del personaje. Yo me introduje ahí y conmigo funcionó.

:birra:
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