Eso es simplificarlo.
Claro que DC puede hacer lo que quiera con sus personajes, para eso son los editores. Sin embargo, saben muy bien cuándo y cómo respetar la voluntad de los autores que son los que dan de comer a la editorial (y no al revés), algo que tiene que ver con la moral, el honor y demás cosas (llámalas como quieras) que siguen permitiendo que el mundo en que vivimos no sea una completa merienda de negros... aún.
Precisamente por preservar ese legado, esa "obra de autor", a DC no se le ha ocurrido antes tocar un cómic tan seminal como Watchmen. Watchmen es lo que es gracias a Moore (y a Gibbons), no a los personajes. No tiene sentido tocar una obra tan personalísima (y cualquiera que lo leyese en la época lo sabe) si no es porque su autor lo considera así. Del mismo modo, no tiene sentido hacer un Dark Knight 3 (la otra obra seminal de la época) si no es de la mano de Frank Miller.
¿Puede DC hacerlo? Claro que puede. ¿Debe hacerlo? No debería: por principios, por educación, porque puede hacer que esos mismos equipos creativos trabajen en cualquier otra cosa (o en su "propia" cosa) y seguir teniendo éxito, porque saben que su autor, el responsable por hacerles ganar dinero con Watchmen año tras año en innumerables reediciones y por hacerles ganar prestigio gracias a su consideración por crítica y público, amén de galardones, NO desea que se incida en el universo creado en esa obra. Ah, pero de lo que se trata es de canibalizar el éxito de otra persona, de aprovecharse de algo que, aunque legalmente es suyo, no lo es tanto moralmente. De algo ya construído, no de poner todo a favor de la creación de un cómic igual de bueno o mejor que Watchmen por parte de cualesquiera fuesen los autores.
DC y Marvel siguen dando vueltas en círculo, a exprimir la gallina de los huevos de oro hasta que muera. Vamos, la política de tierra quemada que utilizan siempre y que, lo peor, muchos lectores aplauden aunque sea indirectamente.