He leído Creepy Nº 13.
Volvemos a tener un tomo en el que la mayor parte de la calidad reside en los guiones. La revista sigue evolucionando, pero sobre todo en la forma de afrontar el terror desde diferentes perspectivas. Estamos llegando a la mitad de la década de lo setenta, y noto cierta frescura y variedad en las temáticas. Cabe destacar la gran cantidad de críticas sociales y la forma de ver el terror con una visión más psicólógica y menos visceral, pese a que aquí podemos encontrar algunas de las escenas más truculentas de toda la serie.
Una de las características principales es la ampliación de págias de la revista, que pasa a tener 72 páginas en lugar de 64. Estas páginas extras son dedicadas a la inclusión de una historia en color dibujada de forma fija por Richard Corben, que él mismo colorea con la técnica del aerógrafo. Este toque de color, unido a la variedad de temáticas, aunque siempre orientadas a la fantasía y el terror, aumente sustancialmente la calidad de la serie, que va dejando de lado la constante aparición de monstruos. Aunque por estas páginas tendremos a vampiros y necrófagos, este tipo de protagonistas pasan a un segundo plano en favor del terror psicodélico, lo sobrenatural, o el terror más psicológico y humano.
Los autores espeñoles siguen domnando la revista, pero tenemos el regreso de Tom Sutton como autor completo, algo que también es bastante habitual en este tomo con otro autroes. Gráficamente, la serie mantiene un estandar de calidad alto, pero me sigue pareciendo que en entregas anteriores el dibujo era mucho más espectacular. De todas formas, Bernie Wrightson, John Severin o Leo Summers hacen un trabajo bastante bueno, sobre todo el primero, que destaca mucho en la adaptación del relato de Poe titulado "El gato negro". De la escuela barcelonesa siguen destacando José Mª Bea, José Gual, Gonzalo Mayo, Munes o Auraleón.
Entre las historias de este tomo tenemos relatos bastante buenos, en contraposición con otros más simples, pero igual de efectivos. Atrás quedaron las tramas esquemáticas, aunque se mantienen ciertas "moralejas" en muchos de sus relatos, mostrando una evolución de la inicial influencia de los cómics de EC. Me ha llamado la atención la retirada paulatina de Creepy como presentador, algo que reclamaban los propios lectores. Los guionistas más destacados de este tomo son Rich Margopoulos, quizá el más prolifico, y Steve Skeates.
Por destacar alguna historia en concreto, mencionaría "Un forastero en la eternidad", donde el tema central es la muerte y la reencarnación. Me ha llamado mucho la atención porque parece ser un relato que influenció mucho a Starlin, ya que la mensajera de la muerte es clavada a Gamora. Además, el profundo, incluso algo filosófico, tratamiento de la muerte, me ha recordado mucho al trabajo de Starlin en Marvel.
Uno de los mejores relatos del tomo se titula "Jenifer", escrito por Bruce Jones y dibujado por Bernie Wrightson, una historia donde el terror y la exclusión social se dan la mano de manera magistral. Además, su final redondo me parece uno de los más acertados en esta nueva etapa de la serie.
Pero si hay un relato que me ha llamado poderosamente la atención es uno que hace una clara alusión a la persecución a la que sometió el Cómic Code a los tebeos de terror como Creepy. Tom Suttton realiza tanto el guión como el dibujo de una macabra crítica a la libertad de expresión de un medio satanizado durante la época.
En definitiva, una amalgama de géneros que van desde la ciencia ficción más pura, pasando por el western o la fantasía heroica, hasta el terror concebido de una forma sutil para enmascarar temnas como el suicidio, la vanidad y el egoismo o muchas de las características más deprorables del ser humano en un contexto terrorífico y en algunas ocasiones rozando el gore. Hay una clara evolución positiva en la serie, y ahora sí que comienzo a atisbar esa crítica que alababa a la serie durante los setenta, posiblemente por la forma innovadora de representar un género que bien escrito va más allá de monstruos y fantasmas. Esperemos que la colección mantenga esta línea en los próximos tomos, porque ahora parece que se pone interesante. Una lástima no ver por aquí a Neal Adams o Esteban Maroto, que parecen estar en las otras revistas de Warren.