He leído La muerte de Lobezno Nº 1-4.
Siendo honestos, este es un tebeo que tenía por ahí en versión digital, y que quería leer por curiosidad, pero dicha curiosidad se fue disipando con el tiempo y cayó en el pozo del olvido. En esta última semana he estado haciendo un poco de limpieza del material digital que tengo pendiente de leer, y le di una oportunidad a esta miniserie escrita por Charles Soule y dibujada por Steve McNiven. Mi impresión general es la de tebeo de usar y tirar, no solo por la transcendencia nula que sabríamos que tendría esta historia en el futuro, aunque hay que reconocer que con Logan se han tomado su tiempo, al contrario que con otros personajes que ha matado la Casa de las Ideas en la última década, sino por la propia estructura narrativa de la historia. Observo como en las propias páginas sel cómic se vende como una gran evento, una historia épica, la última gran aventura de Lobezno, pero al final no es más que un producto mediocre, algo entretenido y con cierto efecto nostálgico, pero poco más. Hay proyectos de este estilo como el Fantastic Four End de Alan Davis hechos con mucho más oficio.
No obstante, sí hay que reconocer que Soule se lo curra un poco y utiliza entornos importantes en la trayectoria del personaje, como Japón y Madripur, además de cerrar un ciclo con Arma X. También utiliza a Víbora, Kitty o Dama Mortal, en algunos guiños a momentos trascendentales de la historia de Logan, y que va dirigido a los lectores más veteranos. Desde luego, se nota que le guionista le pone algo de interés a la historia, al menos. Sin embargo, no deja de ser otro producto alimenticio más en el que se pretende explotar la figura de Lobezno, como se lleva haciendo casi desde los noventa, disfrazado de relato épico y final, al más puro estilo western, pero que pese a su intencionalidad, se queda a medio camino. ¿Es una lectura entretenida? Sí, claro, a poco que te guste el personaje, pasas un rato entretenido, y además, se agradece que los autores sean directos y lo cuenten todo en 4 números, en lugar de alargarlo eternamente. Eso propicia que haya cierta agilidad narrativa. No obstante, la idea de Soule tampoco se puede decir que de para mucho más. Tal y como decía la principio, un cómic de usar y tirar. Yo ni siquiera he leído el epílogo del quinto número, con esto ha sido más que suficiente. Ni siquiera me atrae demasiado. De hecho creo que tengo por ahí el tomo de llegado y tal, pero no sé si algún día lo leeré siquiera.
En el apartado artístico tenemos a McNiven, que sigo pensando que es un artista que ha mejorado mucho en los últimos años, sobre todo en el aspecto narrativo. Desde luego, es perfecto para este tipo de proyectos con aire cinematográfico y con cierto tono realista. Nunca he sido un gran fan de este autor, incluso me ha parecido que tenía muchas carencias, pero en mi opinión creo que con el paso de los años las ha ido puliendo y y encaja muy bien en este tipo de productos de acción y espectacularidad. Para mi gusto, creo que McNiven es el principal atractivo de este cómic. Finalmente, comentar que la edición original en grapa contó con una serie de extras que a mí se me han hecho muy pesados. Tanto es así, que después de las primeras páginas, no he leído las siguientes. Entiendo que se dejen muestras del arte de McNiven en sus diferentes fases, incluso alguna explicación de cierta página concreta, pero estas grapas cuentan con un exceso de extras que son totalmente innecesarios. Ni la entrevista a Len Wein me ha merecido la penar leer. En mi opinión, un nuevo ejemplo de encarecer un producto que debería de ser siempre lo más barato posible, y más cuando es con entregas semanales. Esto me hace pensar que Panini lleva maltratando la grapa desde 2014, casi nada. En definitiva, lectura palomitera de sábado noche...