Tarde o temprano este día tenía que llegar...
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El Asco, de Grant Morrison y Chris WestonEl Asco, de Grant Morrison y Chris Weston
“Nuestra es la mano que limpia el culo del mundo, ¿recuerdas?”
El Asco es una serie de trece números (
The Filth #1-13) guionizada por
Grant Morrison, dibujada por
Chris Weston y publicada por el sello
Vertigo de
DC Comics entre agosto de 2002 y octubre de 2003.
Greg Feely es, o puede parecer a simple vista que es, un hombre de mediana edad estándar, incluso mediocre, sumido en una rutina triste y arrastrada; un don nadie de manual. Y el mismo cree que es quien es, y su vida se basa en trabajar, alimentar a su gato y masturbarse con revistas pornográficas acordes a sus peculiares gustos. Pero todo empieza a derrumbarse cuando una desconocida le aborda en el autobús, le llama Slade y le habla de “El Asco”. Podría parecer que se trata de una pirada, sino fuera porque no tardará en encontrarse con otra mujer que definitivamente romperá la tapadera autoimpuesta de Greg y esa parapersonalidad que se había creado para retirarse de su previa dedicación; agente de “El Asco”.
Al principio es el propio Slade (ya alejado de Greg Feely) el que no entiende nada, pero no tardará en ir comprendiendo las cosas; El Asco es una agencia que siempre ha estado presente para limpiar la realidad, no podemos detectarlos porque estamos programados para que sus agentes pasen desapercibidos por nuestras vidas, pero siempre están ahí, protegiendo nuestro mundo y nuestra realidad de aquellas cosas que se escapan a la comprensión y el entendimiento. Ahora, uno de los agentes de “El Asco” ha sido expuesto a algo que le ha corrompido y contaminado, y sus conocimientos hacen que sea un grave peligro para el saneamiento global y la higiene social. Será el deber de Ned Slade, agente 999 de “La Mano” acabar con la amenaza, y quién sabe si entender algo por el camino.
Sinceramente, no sé muy bien cómo abordar la reseña de El Asco, porque si bien es una serie de cómics relativamente corta (13 números), me parece que analizarla como tal sería quedarse en la superficie, que es precisamente uno de los conceptos que se analizan en El Asco; ver la verdad que subyace a nuestro nivel de realidad usual. Para mí, El Asco es casi el libro de una filosofía morrisoniana, el lugar de encuentro de todas sus creencias e inquietudes, un cúmulo de ideas conectadas con mayor o menor acierto pero que no dejan indiferente al lector y que, desde luego merece mucho la pena consumir y tratar de entender su aplicación concreta. Así pues, El Asco podría ser perfectamente la ontología entendida por un filósofo llamado Grant Morrison en trece capítulos de arte secuencial.
¿Hasta qué punto el escritor es capaz de distanciarse con su obra? ¿Qué parte nace aparte de su propio ser y qué parte es fruto directo de sí mismo? En cualquier libro, cómic, canción, película, el creador está presente, en mayor o menor grado, pero es indiscutible que siempre permanece algo. Ya sea fruto del ego, o simplemente por la incapacidad de dejar de empatizar con lo que tenemos en las manos, pero siempre un pedazo del autor permanece embebido en su trabajo, en el caso de Morrison, no es un pedazo, es toda su persona, y a estas alturas, y después de haberle visto en multitud de sus cómics, no es una sorpresa darse cuenta de que Greg Feely o Ned Slade (dejo al criterio de cada lector decidir quién es quién), es, en realidad Morrison, y eso hace la obra más visceral y personal si cabe, y para mí la eleva, porque tras todo ese velo alucinógeno y fantástico, lo que queda son preguntas reales.
La posiblemente extenuante concatenación de conceptos presentes en El Asco, probablemente compliquen el poder saber a ciencia cierta qué es realmente esta obra, y dependerá, por tanto, de la propia interacción del lector con la obra y su mentalidad deducir qué es El Asco. Para mí, El Asco es incorfosmismo y curiosidad, es aquel que se pregunta por qué las cosas son como son o simplemente por qué son las cosas, o si son. Seguramente todos en algún momento nos hemos visto acechados por el solipsismo o nos hemos planteado cosas acerca de nuestra existencia, su propósito o su sentido, o simplemente si nuestra vida es real o simplemente una proyección, lo mismo pasa con Greg y tendrá que lidiar con el problema de tener dos vidas, ¿serán ambas reales? ¿sólo una? ¿ninguna? ¿es todo un capricho del creador?
El Asco es una explosión continua de ideas, todas ellas orbitando en torno a los temas que a Morrison tanto le gusta tratar, pero con un enfoque todavía más bizarro y descocado si cabe. Joder, si es que hay hasta delfines ciborgs nazis equipados con cuero y máscaras antigás y no es, ni de lejos, lo más extraño que se ve en las páginas de El Asco… La metatextualidad, el cómic y su funcionamiento, la relación creador – obra – libre albedrío, el sexo, el porno y sus (inexistentes) límites, la influencia y el poder de la información, y especialmente de la opión externa sobre el individuo, la presencia de vida microoscopica súper desarrollada que nos puede invadir en cualquier momento (o que directamente nos ocupa, como las bacterias), los superhéroes y sus universos de ficción, la libertad individual, el espacio entre las viñetas… pero pasados por un filtro caótico, ácido y alucinatorio, y presentados como una mano gigante que escribe en el fondo del océano, el ataque de espermatozoides gigantes hambrientos de mujeres fértiles, bancos de personalidades, vertederos en la superficie de la piel…
Todo esto puede ser demasiado demasiado (sí, quiero decir demasiado demasiado) para algunos. Y no culpo ni juzgo a nadie, para leer El Asco hay que tener una predisposición casi aleatoria, porque ni pretende ser fácil ni políticamente correcto, simplemente un autor dando rienda suelta a todas sus fobias y sus filias. Poniéndome crítico, creo que Morrison abusó introduciendo conceptos y perdió un poco de control sobre el resultado final y su cohesión como un todo, en ocasiones se sienten cortes demasiado abruptos o cosas que directamente piden un poco más de trabajo y coherencia. Pero esto es como es; una medicina para ver la realidad, aunque sea por momentos, de forma distinta, y como tal, o la tomas, o la dejas, y pasará lo mismo que con las pastillas: habrá a quienes se les deshaga en la boca dejando un sabor artificial, desagradable y amargo, quienes lo tragarán (no sin cierto esfuerzo), y otros que, como yo, somos capaces de hacer que pase el trago a nuestro organismo sin necesidad de agua siquiera.
Pero creo que me estoy deteniendo demasiado en los aspectos más formales de la obra, en sus bases ideológicas, y no puedo dejar de mencionar que El Asco puede ser disfrutado simplemente como una serie de aventuras súper extravagantes, una diversión macarra y bizarra que no deja respiro al lector. Y desde esa perspectiva creo que funciona bastante bien; acción frenética, sin concesión, con historias cortas que no guardan una relación exagerada entre sí, perspectivas gamberras y ni un ápice por parte del autor ni del protagonista (¿no eran la misma persona?) de intentar caerle bien a nadie.
Eso sí, para poder pasarlo bien con El Asco, tanto a un nivel sencillo como mera sucesión de aventuras, como a nivel de extracción de ese tratado cuasifilosófico que puede apreciarse de fondo, se hace imperativa la aplicación de una máxima que creo que debería acompañar siempre a la lectura de cualquier obra de Morrison: “si no entiendes algo, sigue y no te preocupes por entenderlo, simplemente disfruta de lo que entiendas”. El que pretenda entenderlo todo, que no se meta aquí; habría que ver si el propio Morrison lo hace, o si no mete ciertas cosas como un mero juego en el que ya es experto y donde ama hacer las trampas necesarias para volarnos las cabezas. Desde una posición de casi rendición, saltando de lleno con una venda en los ojos, estoy seguro de que El Asco gustará a más de uno.
Pero por supuesto, si eres de los que no aguanta a Morrison cuando se pone extravagante… huye despavorido, El Asco es Morrison en estado puro desatado. Todos sus temas, todo su estilo y todas sus inquietudes están presentes en la obra como fogonazos constantes que atentan contra la confianza del lector que cree que puede desviar la atención de la obra. Puede ser demasiado para algunos, o convertirse quizá en su redención con Morrison, porque a través de El Asco, nos podemos encontrar con el Morrison canalla y jocoso, que sólo pretende pasarlo bien, aunque para ello tengamos que retirar infinitas capas de alucinación lisérgica de encima.
La conclusión de esta reseña sería que no hay conclusión. No recomiendo El Asco ni lo dejo de recomendar, que cada uno acceda a la obra por su propio pie y bajo su propia responsabilidad, pero desde mi humilde opinión, creo que estamos ante un trabajo soberbio, que quizá pueda resultar áspero por su presentación para parte del público, pero que esconde mucho más que meros conceptos lanzados al aire y que guarda un mensaje de optimismo que muchas veces otras obras no nos dejan ver. Está más que claro que la mente de Grant Morrison es maravillosa a la par que compleja, y El Asco es la perfecta prueba de ello.
Apartado GráficoEn el apartado gráfico, hay un encargado de cada parte del resultado final; Chris Weston realiza el dibujo a lápiz, Gary Erskine es el entintador, HiFi y Matt Hollingsworth son los coloristas y Segura Inc. es el autor de las portadas.
El dibujo es un muy buen dibujo, claro en la narración gráfica y capaz de plasmar gráficamente toda la locura de las invenciones de Morrison. Hay un buen trabajo de diseño, con un aire retro y peculiar para todo lo relacionado con esta agencia de lo anormal, que resulta en ocasiones incluso ridículo, pero la verdad es que le va como anillo al dedo. La expresividad y el dinamismo también son muy buenos, aunque quizá para mí flojea a la hora de diferenciar personajes masculinos cuando van todos con el uniforme, ya que todos tienen prácticamente la misma cara. Aún con todo, creo firmemente que Weston hace un trabajo excelente, con un estilo que no deja de tener reminiscencias a la escuela de 2000 AD y que conjuga perfectamente con la trama y su registro. Por supuesto, parte del mérito ha de ir al limpio y detallado entintado de Erskine y al gran coloreado de HiFi y Matt Hollingsworth, que recrean con gran habilidad las sensaciones y el contexto de cada escena.
Mención aparte merecen las portadas de Segura Inc. todo un alarde de diseño gráfico que son simplemente maravillosas, a nivel de concepto, composición y acabado final.
EdicionesPara poder sumergirnos en la lectura de El Asco, hay varias opciones posibles. Comenzando por las ediciones españolas, la primera edición fue la que trajo Norma Editorial en su Colección Vertigo, concretamente en tres tomos; el #224, el #231 y el #240. Las características de la edición, las ya conocidas; lomo negro siguiendo el diseño de la línea y encuadernación en rústica. La siguiente edición fue a cargo de Planeta Cómic (por aquel entonces todavía Planeta DeAgostini), dentro de su colección Vertigo Voices (este sería el séptimo y último número), pero sin llegar el título de la colección en la portada como el resto. La encuadernación es en cartoné, e incluye la serie completa y un prólogo a cargo de Grant Morrison. Por último, ECC Ediciones sacó en 2017 la que es la edición más reciente de este material, copiando los contenidos de la edición Deluxe americana (la serie completa y numerosos extras) en un volumen recopilatorio en cartoné a 32,50€. Por desgracia, ninguna de las ediciones en español están actualmente disponibles, aunque seguramente ECC Ediciones no tardará en reeditar la obra dentro de su línea Biblioteca Grant Morrison (apuesto a que subiendo el precio de la anterior edición).
En cuanto a las ediciones americanas, obviando las grapas originales, la serie fue recopilada posteriormente en un único tomo TPB, incluyendo todos los números y un prólogo de Grant Morrison y más tarde en un tomo edición Deluxe HC (tapa dura, mayor tamaño y sobrecubiertas) con numerosos extras aparte de la serie en sí.
Personalmente, la edición que tengo y he leído es el TPB americano, y la verdad es que estoy muy contento con esta edición. Un volumen súper resistente y muy manejable, con el típico papel barato poroso de los recopilatorios americanos que a mí me encanta, y como únicos extras una muy interesante introducción del propio Grant Morrison a modo de prospecto medicinal, como si The Filth fuera un medicamento. Al final del tomo hay una página de publicidad con otros recopilatorios de Vertigo. Quizá unos pocos extras habrían hecho la edición ya perfecta, pero así ya lo es para mí, además de que el diseño en sí del volumen está muy cuidado y depurado, y eso es siempre algo de agradecer.
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