Los Vengadores: Omnigold tomo 2: Una vez Vengador… (1965-1967) En la parte final del primer tomo clásico de los Vengadores se nos presenta la nueva y flamante formación en forma de cuarteto, bajo los guiones de Stan Lee y los dibujos de Don Heck.
Pues exactamente en eso consiste el primer tercio de este segundo tomo. Así que, de entrada, ningún cambio en lo que es una larga etapa de continuidad.
La principal ventaja de este continuismo está en la posibilidad de poder desarrollar la personalidad de los protagonistas y la relación entre ellos. Y ese es el principal interés de estos números, donde la interacción entre personajes sube enteros gracias a una mejora en la parte escrita.
Especialmente interesante es, claro está, Ojo de Halcón. El eterno rebelde, terco, orgulloso. Su mal carácter y su egoismo, muchas veces al filo de lo que debería ser un héroe, lo hacen un personaje diferente. Justo el polo opuesto de la cordura y diplomacia de Steve Rogers, habitual blanco en sus salidas de tono.
En lo que respecta al dibujo, Don Heck cumple. El problema es que, aparte de cumplir expediente, no aporta nada más. No hay riesgo. Ni juegos de luces y sombras, ni primeros planos expresivos, ni composiciones espectaculares… Es narrativa visual correcta en base a diseños planos. Suficiente para sumergirse en lo que nos están contando, pero insuficiente si quieres aspirar a un tebeo que marque cierta diferencia.
Pasando a analizar las historias, en el primer arco tenemos a un Kang que Stan Lee nos muestra como un villano con sentimientos, cosa bastante rara en aquellos tiempos.
Tras el viajero temporal es el turno de su pariente, el Doctor Muerte y posteriormente de Attuma, en sendos arcos de género aventurero.
Poco a destacar, en realidad. La acción parece ser la excusa, el escenario para las disputas entre miembros del grupo. Un poco el mundo al revés.
Al fin, la familia crece.En el siguiente arco, en el que regresan como miembros Goliat y la Avispa, se vive una extraña situación cuando Henry Pym pide ayuda al grupo para encontrar a la avispa y tiene que demostrarles que realmente es el Hombre Gigante, dado que su identidad civil era secreta. La Bruja, la mujer del grupo, como no, diseña un nuevo traje para Pym y nace su nueva identidad, Goliat. Personalmente siempre me ha gustado más el diseño de esta versión del superhéroe que el de Hombre-Gigante.
Resulta que Jan había pasado a ser una pieza más de la ambiciosa colección del Coleccionista, peculiar villano que nos es presentado aquí.
En este punto es quizás cuando llegamos a lo mejor del tomo, con el arco que los enfrenta a la Viuda Negra y sus secuaces el Espadachín y el primer Power Man. Además del juego que ofrece la Viuda a nivel sentimental respecto a Ojo de Halcón, tenemos a Goliat condenado a permanecer en una altura de 3,5 metros aparentemente para siempre. Esto pone en jaque su estabilidad emocional por primera vez, y repercute en su relación con la Avispa y el resto del grupo. Por si fuera poco, Pietro y Wanda notan como sus poderes se debilitan y deciden trasladarse a la tierra que los vio crecer, buscando respuestas. Ingredientes, no faltan.
Además, Don Heck hace aquí posiblemente su mejor trabajo, ayudado por el entintado de Frank Giacoia. Pero a partir de este momento veremos cómo Heck se relaja y sus dibujos se van enturbiando progresivamente.
Las historias que se suceden no pasan de correctas.
Tenemos el arco en el que se toca una problemática social como es la xenofobia, cuando los Vengadores se enfrentan a un grupo de fantoches disfrazados de serpiente que parece inspirado en el Ku Klux Klan. Además de una de las primeras incursiones en política por parte de Stan Lee en una clara intención de ponerse serio, pero el resultado es un tanto facilón y previsible.
Algo parecido ocurre en el enfrentamiento con el Laser Viviente, que termina inmiscuyendo a todos en una lucha de dictadores por el poder.
Lo más destacado de estos números es la confirmación de que la Viuda Negra está entre los buenos.
Entra Roy Thomas a los guiones.La larga etapa de Thomas en la colección empieza sin cambios en la parte gráfica. Sigue un Don Heck que ha mejorado a nivel narrativo pero sus acabados cada vez resultan menos estéticos, con o sin entintador externo.
Thomas potencia las habituales disputas entre miembros del grupo, y creo que acierta. Especialmente electrizantes son los enfrentamientos verbales entre dos fuertes personalidades como son las de Ojo de Halcón y Goliat. Las historias que nos cuenta, además, no son precisamente monótonas. No son pocos los lances que acontecen.
De entrada, la Viuda Negra pasa a ser el foco de atención durante varios números, extrañamente sin ser miembro del grupo ni tampoco villana. Así, se nos cuenta su secreta entrada en SHIELD en pleno debate sobre si debe ser vengadora o no, y Ojo de Halcón con la cabeza hecha un lío. El Capi se ausenta en pro de sus menesteres (llamémosle su serie propia), vuelven los hermanos mutantes con fuerzas renovadas y entra Hércules en el grupo en un visto y no visto.
Toda esta interrelación entre personajes y algunas historias entretenidas, como la de la captura de Pietro y Wanda por una computadora extraterrestre, creo que nos llevan a unos tebeos finales bastante correctos. Pese al cada vez menos estético dibujo de Don Heck, aunque cumplidor a nivel narrativo.
El último número, con Namor y el Cubo Cósmico, seguramente un innecesario episodio de la saga del Cubo.
Comparado con el primer tomo, creo que estos números saben mejor donde quieren ir. Hay una línea a seguir y la serie ya no parece sólo la excusa para juntar a los diferentes personajes de la casa.
De todas formas, el tomo no pasa de correcto y la parte gráfica, en líneas generales, cumple sin más.