Licorice Pizza.
La verdad, creía que iba a gustarme más. Imaginaba que sería una historia de primer amor, nostálgica, peculiar a su modo y con el sello de Paul, que es uno de mis directores favoritos, pero me he encontrado más bien un currículo vital surrealista de dos chavales que van flotando entre empleos a cual más psicodélico, con cameos estrella sin mucho sentido y mucha paja. Mucho niñatería con un grupo de chavales jugando a ser mayores, ir a restaurantes y que los traten como vips, haciendo negocios por teléfono, etc.
No he terminado de encontrar el corazón de la película, y se sitúa más cerca de Puro Vicio, que tampoco me convenció, que de sus mejores obras. Tiene sus cositas, no obstante, muchas cosas interesantes, pero a este hombre le pido más.