Después de haber leido el primer HC USA de Miracleman que reedita el material de Warrior que ya reeditó Eclipse en los nº 1 a 3 de Miracleman, me han entrado unas ganas terribles de escribir una crítica, pero no se me da muy bien que digamos,a diferencia de muchos otros en este foro
Así que había pensado en compartir aquí una antigua crítica de la web Tor.com acerca de dichos números de Eclipse, que es totalmente afín a mis impresiones y opiniones al respecto de esta historia. Al estar en inglés, me he tomado la libertad de traducirla, al igual que ya hice cuando el artículo aquel de "Más Angela, más juicios y más Todd".
Fuente:
http://www.tor.com/blogs/2011/10/the-great-alan-moore-reread-marvelman-miracleman-part-1Eso sí, ojo, que hay
spoilers, y GORDOS de lo que acontece en dichos números.
Eclipse Comics comenzó a publicar la serie "Marvelman" en 1985, un año más tarde de su salida de Warrior, renombrando el nombre del personaje y el comic como "Miracleman" para evitar posibles demandas por parte de Marvel Comics. El austero arte en blanco y negro de Garry Leach y Alan Davis fue coloreado por primera vez, y en Miracleman # 6, nuevas historias de la pluma de Alan Moore comenzaron a aparecer, a partir del momento de suspense en que había quedado la serie en Warrior. Y, como Alan Moore nos recuerda en la página de texto del número 2, el protagonista "realmente no se llama Miracleman en absoluto." Él siempre fue, y siempre será Marvelman, incluso si las letras en el interior y el exterior de la versión de Eclipse Comics deletrean como M-I-R-A-C-L-E-M-A-N.
Así que a pesar de que estos cómics se llaman Miracleman, me voy a referir al personaje como Marvelman en todo. Porque ese es su nombre.
Miracleman # 1 (Eclipse Comics, 1985)
Las reimpresiones de Eclipse comienzan retrocediendo en el tiempo más allá de las historias de Alan Moore, con una historia del Marvelman de Mick Anglo de hace veinticinco o treinta años antes, con algunos diálogos revisados por Alan Moore. Lección de historia rápida: Marvelman fue creado como una imitación del Capitán Marvel (más conocido como Shazam!) para el mercado del Reino Unido. Al igual que el Capitán Marvel, Marvelman tenía su propia "familia" de compañeros con poderes equivalentes, como Young Marvelman y Kid Marvelman. Cuando la serie "Marvelman" comenzó en Warrior, no lo hizo reimprimiendo la historia pasada de Marvelman, simplemente entró de lleno en el nuevo material de Alan Moore, presumiendo una familiaridad general hacia el personaje desde el principio. Eclipse Comics quería claramente proporcionar un contexto en el que mostrar con exactitud lo que Alan Moore y sus artistas estaban deconstruyendo en las páginas de Miracleman. Fin de la lección de historia.
El capítulo "retro" de apertura funciona bien para proporcionar una sensación de los inocentes y sin embargo extrañamente violentos días anteriores de la Familia Marvelman en su lucha contra el "Kommandant Garrer de la Gestapo-Ciencia" procedente del lejano futuro de 1981. Conocemos a Marvelman, Young Marvelman, y Kid Marvelman y obtenemos una sensación sobre sus poderes y la relación patriarcal que el heroe tiene con los dos chicos más jóvenes. Eso es todo lo que realmente necesitamos.
Se trata de una extraña elección el entrar de lleno en el material más antiguo sin una secuencia de encuadre al comenzar el número. Dudo que cualquier editor actual adoptara esta estrategia, ya que confía en que el lector aguantará la bobalicona rareza propia de la narrativa de últimos de la Golden Age (incluso con el diálogo revisado) para llegar al revisionista, modernista enfoque posterior que aparece más adelante en el cómic.
"... Un sueño de volar" es donde la historia realmente comienza. Capítulo 2 aquí, pero Capítulo 1 en la versión original de Warrior. Es un buen comienzo. Incluso ahora, después de que las técnicas en este apartado se han adaptado, robado, reinventado, redistribuido y recontextualizado mil millones de veces por otros escritores de cómics de superhéroes en los años posteriores, el primer capítulo "Marvelman" de Alan Moore - y esto es más cierto aún en los capítulos que inmediatamente siguen - todavía tiene el poder para impresionar.
Sufre en la coloración, que es demasiado saturada, y sangra demasiado en los espacios negativos que funcionaron tan bien en los originales en blanco y negro de Garry Leach. Si esta serie alguna vez llega a reeditarse, lo que puede ocurrir por parte de Marvel (que ahora es más o menos propietaria de los derechos, tal vez), entonces espero que lleguemos a tener una versión en blanco y negro o con un trabajo de recoloreado más sutil por parte de alguien que no intente subyugar el arte original con tonos de piel y amarillos y morados y azules.
Atendiendo al argumento, "... Un sueño de volar" nos presenta a Michael Moran, un marido de mediana edad con pesadillas. Periodista que está cubriendo una protesta en una planta de energía nuclear, Moran pronto recuerda la palabra mágica que lo convierte en un superhéroe. Con la palabra "Kimota!" Marvelman aparece, se deshace de algunos terroristas, y vuela hacia la luna al grito de "¡He vuelto!". El cuasi-realismo en la narración de la historia ayuda a encuadrarla de una forma menos ridícula que como resumen hace que suene, y a lo largo de la misma, conseguimos que los carteles narrativos esten llenos de poesía con la firma de Alan Moore:
"Y luego está tan sólo el infierno ante él mientras cae. Inexplicablemente, una palabra se forma en labios abrasados ...
Una palabra-sueño con sílabas alienígenas ...
Lo último que oye es el sonido de un trueno ... "
Es un estilo que se ha copiado y parodiado en los últimos años, pero cuando esta historia apareció por primera vez en 1982, nadie había escrito carteles narrativos de cómic en esa forma, y en los treinta años desde entonces, muy pocos lo han hecho tan bien.
Los capítulos 3 y 4 de Miracleman # 1 proporcionan incluso más ejemplos de leyendas poéticas de Alan Moore y su revisionista enfoque sobre los superhéroes. Cuando Moran regresa con su esposa, en la forma de Marvelman, su mujer desinfla su persona entera. Ella no sólo cuestiona su renovado aspecto, aunque no en la forma en que se podría esperar en un cliché típico de un cómic (donde podría jadear, "Mike, ¿cómo pudiste esconderme este secreto?"), sino que también deconstruye el completo género superhéroico mediante la exteriorización de su protesta acerca de lo "condenadamente estúpida" que es toda la historia de fondo de Marvelman. Ella ni siquiera recuerda a un héroe con el nombre de Marvelman de la década de 1950. Y si su marido era un héroe durmiente durante largo tiempo que había salvado al mundo incontables veces, seguramente ella al menos habría oido algo acerca de él y de sus compañeros disfrazados.
Pero es como si nunca hubieran existido, a pesar de que vemos al disfrazado, brillante Marvelman en la página frente a nosotros.
Y el primer número de Eclipse termina con la ominosa aparición de Johnny Bates, el antiguo Kid Marvelman del flashback de apertura y de los recuerdos de Mike Moran. Bates ha ascendido hasta convertirse en un magnate de la industria, mientras que Moran ha estado revolcándose en sueños extraños y una panza de mediana edad. Y parece como si el ex Kid Marvelman tuviera tambien un montón de secretos por su parte.
El realismo de la narración y el entorno, la falta de "gestos extravagantes superheroicos," los poéticos carteles narrativos, los personajes realmente hablando uno con otro en lugar de hacer declaraciones, el fuerte personaje femenino que cuestiona todo lo relacionado con el género en el que ella existe, y el vicioso apuntalamiento de toda la historia - estas no eran técnicas que se veían en los cómics de superhéroes antes de "Marvelman". No tan integradas, ni tan eficaces.
Miracleman # 2 (Eclipse Comics, 1985)
El artista Garry Leach se desvanece en este número al llegar Alan Davis como dibujante (con Leach a la tinta).
En este número, tenemos la batalla entre Marvelman y su ex protegido, con una duración de los dos primeros capítulos, en una pelea brutal que muestra las consecuencias de la violencia, no sólo en los dos participantes, sino sobre los que estaban allí también. Moore subvierte el típico motivo "héroe salva-al-bebé-que-cae", al volar Marvelman al rescate de un niño en peligro pero causando algunos huesos rotos en el proceso, y con la preocupada madre apropiadamente enfadada ante toda la escena.
Estilísticamente, el realismo de los dibujos se ven socavados por el ocasional efecto de sonido, y la discordia entre las dos técnicas nos recuerda que éste era un nuevo enfoque a los cómics de superhéroes, y que no debieron caer en que los efectos de sonido en forma de globo o bocadillo aparecen inapropiadamente absurdos en este contexto.
La historia sigue siendo una maravilla de historia de acción, sin embargo, incluso con sus partes torpes y con su auto-deconstrucción implícita. Ofrece al lector las escenas de lucha necesarias, satisfactoriamente, mientras que proporciona un subtexto que señala cómo este tipo de peleas no serían en absoluto como han sido plasmadas en los comics de superhersoes anteriores. La violencia es horrible. Pero no tan horrible como para no resultar entretenida.
A mitad del número, por cierto, Johnny Bates ha vuelto a la forma de un niño, al parecer despojado de sus poderes para siempre, pero en el siguiente capítulo Moore da indicios de que habrá mucho más historia que contar acerca del joven Bates, tan dócil como parece ser.
Más deconstrucción a continuacion cuando Liz Moran y su esposo se dirigen fuera de la ciudad para explorar los poderes de Marvelman, y ella señala la imposibilidad física de lo que parece capaz de hacer. Ella aplica la lógica a los superhéroes, lo que siempre es un enfoque difícil, y determina que su poder debe ser telekinetico, no físico. Es la misma explicación que John Byrne utilizaría más adelante, sin necesidad, para explicar la fuerza imposible de Superman y sus habilidades de vuelo. Superman no necesita ninguna explicación como esa, ya que es un personaje de cómic. Un símbolo. Marvelman, escrita por Alan Moore, se cruza con la realidad, y la explicación proporciona un contexto "realista" para este nuevo enfoque sobre la narración de historias de superhéroes. Uno del que Superman no se beneficiaría, ya que Superman nunca puede cambiar realmente. Bajo Moore, Marvelman puede. Se ve afectado, y afecta directamente, al mundo a su alrededor. Con grandes consecuencias importantes, como veremos.
Hay una gran, y muy humana, escena para finalizar este número, cuando, en un ascensor, Moran es preguntado sobre si puede sostener a un bebé mientras que una joven madre intenta pescar algo en su bolso. Es una trampa. El bebé está ahí para evitar que Moran diga su palabra mágica y se convierta en Marvelman, porque el flash de la energía incineraría al bebé y Moran lo sabe. Recibe dos disparos en el estómago por otro pasajero del ascensor: Evelyn Cream, el hombre con la sonrisa azul brillante. Ve la cara jovial del bebé a medida que cae en la inconsciencia y se pregunta, "¿Por qué los dientes de zafiro?".
El punto es que Moore, con toda su reputación como un iconoclasta y un pionero en la narrativa de cómics de superheroes, también sabe escribir escenas de peso que realmente golpean al lector como un puñetazo en el intestino. No es más que un escritor magistral, e incluso este trabajo tan temprano lo demuestra.
Miracleman # 3 (Eclipse Comics, 1985)
El primer capítulo del número #3 juega con el tiempo narrativo, al comenzar con un flash-forward en la página 1 (sin ningún tipo de cartel diciendo "hace dos horas" o algo por el estilo) y una silueta de tres hombres que hablan de lo que inevitablemente sucederá, repitiéndose en la tercera parte inferior de cada página, mientras narran lo que pasará si Marvelman encuentra el camino a la instalación secreta que alberga los secretos de su pasado.
Sir Dennis Archer, involucrado con el verdadero pasado de Marvelman en la historia (del que vamos a averiguar más muy pronto), y una de las figuras recurrentes en silueta, se refieren a Marvelman como una "criatura", y discuten cómo le detendrán (o "lo" detendran) para que no pueda llegar a "el bunker".
Evelyn Cream en realidad no ha matado a Mike Moran, simplemente le disparó con tranquilizantes, como se revela en la tercera linea temporal que se muestra.
Así que terminamos con una cronología en este capítulo inicial que va desde el futuro cercano hasta el presente y hasta el pasado y hacia atrás y adelante, en el lapso de siete páginas. Y Marvelman llega al bunker, donde se encuentra con su contraparte moderna - una nuevo e imperfecto superser creado a partir de los vestigios del Proyecto Zaratustra que dió lugar a Marvelman, aunque en realidad no sabemos nada de ese proyecto todavía.
Este nuevo tipo parece incluso más ridículo que Marvelman. Luciendo un sombrero hongo y un ajustado traje cuero de tres piezas con una flor en la solapa y una máscara de dominó (ah, y un paraguas), se trata de Big Ben. Y está enmedio del camino de Marvelman.
El resto del número pone de manifiesto las consecuencias de meterse en el camino de Marvelman y tratar de impedir que descubriera la verdad de su pasado. Big Ben no se desenvuelve muy bien, y en las escenas finales del número, su maltratada forma es llevada en una camisa de fuerza, y en su engañada psique imagina que sus colegas superhéroes Jack Ketch y Owlwoman lo llevan a casa. En realidad son un par de científicos, que lo cargan en la parte trasera de un camión de reparto.
Pero antes que eso suceda, Marvelman se entera de la verdadera naturaleza de su origen secreto. Sí, él tuvo aventuras con los jóvenes Marvelman y Kid Marvelman. En Su Mente. En un mundo de ensueño construido por el Dr. Emil Gargunza, utilizando tecnología alienígena que se había estrellado en la Tierra. Moran estuvo atado a las máquinas todo el tiempo, imaginando sus aventuras como superhéroe. Gracias a la tecnología alienígena y a algo llamado infra-espacio, compartía su conciencia con una forma superior - con un cuerpo sobrehumano que un día se manifestaría como el "verdadero" Marvelman en el mundo "real". Pero nunca hubo la intención de que escapara de esas instalaciones. Él, y los dos chicos, eran ratas de laboratorio humanas.
Mirando la reproducción de los vídeos que encuentra en el búnker, Marvelman ve el rostro grabado de Emil Gargunza, y oye las palabras que deconstruyen su vida: "Mediante el empleo de la tecnología obtenida de los visitantes y su nave espacial, hemos programado por completo la mente de estas casi divina criaturas ... proporcionándoles en el proceso una identidad prefabricada que es completamente nuestra para manipular a voluntad. En resumen: la identidad del personaje de un cómic para niños".
Alan Moore proporciona una escena con un devastador impacto emocional y reduce toda la historia anterior del personaje de ficción a un sueño ilusorio sin dejar de hacer que esas viejas historias resuenen porque eran la única vez en que el personaje podía sentirse realmente libre.
Cuando Marvelman destruye el búnker, arremete contra la violación que ha experimentado, la invalidación de su vida entera, pero sólo le queda el conocimiento de que, sí, esto sucedió, y ahora tiene que vivir sabiendo la verdad. Establece el enfrentamiento entre Marvelman y Gargunza, pero a un nivel de conflicto mucho mayor que sólo: "¡Oh, el chico malo quiere robar un banco, o dominar el mundo." No, en las manos de Alan Moore, el conflicto es personal, trágico e inevitable. Ya no es una historia de superhéroes. Nunca lo fue. En realidad no. Es una historia acerca de la identidad y de la venganza. Derribando los muros del superhéroe de ficción en torno a sí mismo, mientras proporciona, paradójicamente, una de las más poderosas historias de superhéroes jamás contada.
Wow, este tal Alan Moore es bueno.