Sandman 32 a 37: Un juego de tiEsta es una historia de mujeres que no se cuenta a los hombres. Un viaje por el camino de la Luna que lleva a la mente de una persona en peligro. De cómo la fantasía puede ser más real que la vida misma, hasta el punto de poder unir dos mundos. De las crisis de identidad y fachadas que construímos como protección cada uno de nosotros, y de por qué no se puede juzgar a las personas tras un simple vistazo. Si ni siquiera es fácil conociéndola ampliamente, ¿cómo hacerlo con un bajo porcentaje de conocimiento? Si el Cuco es así por naturaleza ¿cómo juzgar el que expulse a otros polluelos del nido? ¿Cómo juzgar sin saber toda la información, sin tener todas las piezas?
Tesalia actúa por instinto de supervivencia, aniquilando aquello que pueda dañarla. Y así lo corroboró el propio
Gaiman ¿cómo pues juzgarla si es su naturaleza?. "Tesalia se limita a actuar en defensa propia y esa es la razón de haber sobrevivido durante tanto tiempo; ve la venganza como un profundo pragmatismo. Cuando está dormida y un cuco aterriza junto a ella, lo agarra tranquilamente, lo golpea contra la pared y lo quema. Se pone la bata y las pantuflas de conejito, busca un cuchillo y se dispone a ocuparse del responsable. En ningún momento parece enfadada. Actúa por puro sentido práctico" No actúa bajo una indiferencia descarada hacia los demás, ni los considera inferiores. En absoluto. No es nada personal. Sólo es funcional.
Con ello, es para mí el personaje más atractivo del arco, por encima incluso de Wanda, aunque nunca perdonaré a esos dioses que la impidieron viajar por no ser fisiológicamente mujer. ¡¡¡Y pueden meterse su opinión por "sus sagrados rectos"!!! Resulta conmovedor que en plena ceremonia de la Luna
Wanda llame "lunática" a
Tesalia.
La fantasía la vamos perdiendo poco a poco. Los juguetes pierden la vida, aquello que los convertía en inseparables compañeros de aventuras. la imaginación se vuelve vaga y pierde su magia. Lo que fue la Ciudadela, el Hieromante o el Brillante Mar Resplandeciente de Plata se convierten en la casa de tu infancia, el recuerdo de tu abuelo, o el simple brillo del sol sobre el agua.
Dejamos de CREER. Aprendemos el significado del concepto "eso es imposible" y ya no hay vuelta atrás. Os pondré un ejemplo:
Las navidades pasadas regalamos al pequeñajo una nave de Star Wars. El otro día la sacó de su cubículo de juguetes y señalando un pequeño compartimento en uno de los laterales me preguntó:
- ¿Sabes quien viaja ahí?
- ¿Han Solo?
- Noooooooooo. Nosotros dos.
Yo ni me acordaba, pero cuando estábamos montándolo, le dije señalando aquella parte, que cuando todo la nave estuviera montada, ahí es donde viajaríamos él y yo. Él no ve imposible que quepamos en tan diminuto espacio, ni siquiera se lo plantea.
ÉL CREE. Y eso lo hace real. Y claro, yo no quepo por la puerta hinchado como voy, de ese orgullo tan humano que no me cabe dentro.
Así que ¿quienes somos nosotros para poner en duda si son reales o no Prinado, Wilkinson y el resto de personajes que pueblan
La Tierra?
Los textos de
Gaiman son precisos. Los diálogos silenciosos y bellos. Pausados, para permitir la asimilación de ideas y que no desaparezcan las emociones. No nos da lecciones ni narraciones pesadas. Ni
Wanda,
Hazel o
Foxglove son mujeres exuberantes de belleza extrema y curvas hipnóticas. Son sólo personajes humanos con sus defectos y faltas, quizá aquellos que las hacen perfectas en su imperfección.
Los sueños se vuelven reales cuando no puedes despertar y pierdes tu identidad (
"Un Juego de Ti", nunca "Juego a ser tu"). Y ese sueño secuencial en el que
Barbie se refugia es bloqueado cuando se acerca demasiado a un vórtice del sueño (
"La casa de Muñecas"), lo que aprovecha su "infancia desplazada" (
El Cuco) para entrar. Pero
La Tierra no ha sido creada por
La Princesa Bárbara, sino que fue creada por
Murphy para
Alianora, y es una tierra por la que han pasado muchos soñadores,
Barbie sólo es uno más. Pero este reino está muriendo, quizá por culpa de
El Cuco, que busca su destrucción como modo de liberación para "volar" a otra parte, para soñar de nuevas maneras, o para suplantar los sueños de otros en lugares lejanos.
A modo de reflexión final, decir que este arco resulta extrañamente próximo. El hecho de coger juguetes de la infancia y darlos vida lo hace muy familiar y cercano. Nos recuerda que nuestro anhelo muchas veces no proviene de nuestro sueño más privado, sino de nuestro intento de reclamar los sueños de otras personas como propios. todos somos, en mayor o menor medida,
cucos, que reclamamos para nosotros los triunfos de los demás (soñamos con tener una casa como la de nuestro amigo, o algunos de esos coches que llevan los futbolistas...). Lo cual nos lleva, inevitablemente al
Deseo. Y eso es lo que hace al
Cuco tan hipnótico.
Pero lo más interesante de este arco es descubrir que aunque
Morfeo sea el Señor de los Sueños, permanece al margen, porque a fin de cuentas, los sueños y su tierra, en su forma fragmentada y a menudo incomprensible y sin rumbo, nos pertenecen a nosotros, los soñadores.