Iron Man: Omnigold tomo 2: ¡Por la fuerza de las armas! (1966-1968) El primer, y muy flojo, tomo que reúne las aventuras del vengador dorado, terminaba con Happy en la UCI tras hacerse el héroe y la tímida presentación de un personaje que auguraba un acercamiento a contenido político, el senador Byrd.
Esas son, en síntesis, las premisas de las que parte este segundo volumen.
En el apartado creativo, la gran novedad sin lugar a dudas es la entrada del gran Gene Colan como dibujante. Un Colan que empieza un poco titubeante, sin dar todavía lo mejor que tiene, aunque a buen seguro muy perjudicado por el entintado del flojo Gary Michaels.
El senador Byrd pronto empieza a tomar protagonismo, como representante del departamento de Defensa que pretende controlar a Iron Man, a quien ven como un arma demasiado peligrosa para ser propiedad de un civil.
En cuanto al devenir del bueno de Hogan, tras intentar revertir su coma con un invento de Tony Stark, un enervador, se convierte en un ser gigantesco y sin cerebro. La idea, no especialmente original, recuerda a las leyendas de la Momia o Frankenstein, especialmente cuando el monstruo despierta sus sentimientos al encontrarse con Pepper.
De ésta Happy se recupera, pero queda amnésico transitoriamente. Una amnesia que va diluyéndose sin que apenas obtengamos explicaciones. Creo que es uno de tantos detalles que denotan improvisación por parte de Stan Lee y de no saber muy bien hacia donde quiere llevar la colección.
En este primer tramo, nuestro héroe se enfrenta al Mandarín, o más concretamente a Último, un gigantesco y poderoso androide de su creación con el que pretende dominar el mundo. Lo primero que llama la atención es el gran parecido que existe entre Último y el Happy monstruoso del anterior arco.
Último luce imponente y su pelea con Iron Man resulta bastante explosiva en un aceptable arco.
La política entra de lleno en la serie cuando Tony Stark se encuentra que el gobierno ha cerrado Industrias Stark por desacato. Se agradece que se entre en este tipo de temática, no escasa en posibilidades, pero creo que todavía no se le saca el rendimiento que debería.
Otra de las constantes en esta etapa, diría qué hasta el aburrimiento, son los problemas de Tony con la insuficiencia de energía de su armadura que, en consecuencia, ponen en peligro su delicado corazón. Un recurso que se usa en demasiadas ocasiones como ingrediente dramático, seguramente a falta de mayor variedad de ideas.
Siguiendo con las líneas argumentales, el crossover con la colección de Namor no tiene otro interés que la narrativa de Colan en la lucha cuerpo a cuerpo entre ambos héroes.
Poco más o menos lo mismo que el siguiente enfrentamiento con el Hombre de Titanio, en este caso bajo el trasfondo de la entrega del secreto de la armadura de Tony a las autoridades, y como consecuencia, de la revelación de su identidad secreta.
Aquí tenemos una de esas escenas de lo más inverosímil con las que nos deleita el bueno de Stan de vez en cuando. Resulta que, alrededor de la violentísima lucha entre Iron Man y el Hombre de Titanio, se emplazan cámaras de TV para retransmitir el combate en directo. Y no sólo eso, sino que también se forma una gruesa hilera de público, incluyendo Pepper y Happy, como si de un estadio y un ring de lucha libre se tratase, en el que a los luchadores no les está permitido saltar las cuerdas.
A partir de aquí por lo menos el dibujo empieza a escalar a altos niveles de satisfacción cuando Frank Giacoia pasa a encargarse de las tintas. Creo que la diferencia es notable respecto al anterior entintador.
Cosa que no se puede decir de los guiones, que siguen siendo muy mediocres, lo mismo que los diálogos, faltos de chispa.
Como acontecimiento a destacar se confirma que Happy sabe que Tony Stark y Iron Man son la misma persona. Estamos ante el primer personaje de la serie que goza de tal privilegio.
Respecto al resto, poco más. Un nuevo enfrentamiento con el Mandarín que no está mal, en el que el villano secuestra a Happy creyendo que es Iron Man.
A continuación, un invento de Stark para perforar la Tierra en el que, ¡oh, sorpresa!, se acaba enfrentando al Hombre Topo. Y finalmente la etapa toca fondo con las tramas frente al Fundidor y al Triturador.
Por otra parte, no cesa la disputa amorosa entre Tony, Pepper y Happy, eso sí, sin salirse en ningún momento de los bocadillos de pensamiento. Eso hasta que Stan Lee decide cortar por lo sano. Tony se vuelve mujeriego de la noche a la mañana, disfrutando de una belleza diferente cada día, mientras que, para sorpresa de todos, Happy y Pepper regresan de viaje como marido y mujer. Sospecho que el propio Lee estaba tan cansado del culebrón como nosotros, los lectores.
Afortunadamente, la serie da un vuelco a partir de aquí.
De entrada, tenemos la saga de Media Cara, ambientada en Vietnam en plena guerra. Media Cara es un genio perturbado de dramático pasado, que ordena al Hombre de Titanio, de nuevo, incansable, que aniquile a toda una aldea para así culpar a los bombarderos americanos de la matanza. Guión y desarrollo interesantes y final mejorable.
Pero lo más importante viene con la entrada en la serie, como secundario, de Jasper Sitwell, conocido de la serie de S.H.I.E.L.D., a quien Furia destina como medida de protección para Stark. Además del distanciamiento de Happy y Pepper de la colección. Creo sinceramente que les era necesario tomarse unas vacaciones para regresar fortalecidos en un futuro.
Una incorporación inteligente la de Sitwell, que de alguna manera propicia que Stan Lee tome interés en la serie, algo que se echaba en falta. Sus diálogos pasan a ser mucho más ingeniosos, incorporando parte del sentido del humor abandonado, y las historias resultan interesantes. Hemos pasado del sopor a la diversión en un instante.
Hasta el desfile de multitud de novias de Tony Stark acaba dando para situaciones divertidas.
Además, Gene Colan está ya pletórico, en uno de sus momentos sublimes por los que pasa en todas sus colecciones.
Por lo que respecta al apartado argumental, tenemos un estupendo arco contra Gárgola Gris, quizás uno de los villanos más usados de la segunda mitad de los 60.
Y finalmente una extensa saga con la Maggia como protagonista, con la presentación del villano Latigazo y del primo canalla y cobarde de Tony, Morgan Stark. Una interesante trama donde se produce un enfrentamiento entre organizaciones criminales por el poder, puesto que acaba interfiriendo I.M.A.
Como hecho relevante tenemos la presentación de Whitney Frost, futura Madame Máscara.
A media saga Stan Lee deja su sitio como guionista a Archie Goodwin, sin tiempo para ser valorado convenientemente, mientras que Johnny Craig pasa a las tintas.
Un volumen que se resume de la siguiente forma. Una primera parte bastante mediocre en materia de guión, con un Gene Colan a nivel medio y mal entintado; una segunda en la que el dibujo de Gene Colan está ya a un muy buen nivel, a diferencia de la parte escrita que va de mal en peor; y finalmente una tercera parte, que ocupa aproximadamente el último tercio del tomo, con un Gene Colan prodigioso y una labor argumental y dialéctica muy interesante.
Así que el tomo sería recomendable sólo por esta última parte. El resto no llega ni al aprobado, dejando a salvo la parte gráfica.