Flash Gordon 1935-1938
Retomo la lectura de la colección tras mi
anterior comentario.
Parece que Dolmen se ha puesto las pilas con este proyecto de recuperar tiras de prensa, porque ya tenemos el segundo tomo de la colección de Flash Gordon y hay un tercero en preparación. Además, hay otras colecciones que se enuncian al final de este tomo que pueden ser muy interesantes. No obstante, seguimos con el escollo del formato. El tamaño sobredimensionado es un verdadero incordio para la lectura. No entiendo por qué lo han elegido, siendo esta la única serie en este gigantesco formato tabloide que es incómodo de leer y lastra mucho la experiencia lectora. El trabajo de Alex Raymond se disfruta en todo su esplendor, qué duda cabe, pero es prácticamente imposible conseguir una postura cómoda para la lectura que permita disfrutar del trabajo de uno de los grandes del cómic. Una lástima, porque más allá del arte de Raymond, esta serie tiene muchos elementos interesantes y merece la pena ser leída y releída, pero en estas circunstancias no lo ponen nada fácil. Por lo demás, la edición sigue siendo bastante buena, aunque debo decir que se han colado erratas en los bocadillos, algo que también sucedió en la primera entrega, pero es algo más o menos asumible y seguramente si se contabilizan no serán tantas, aunque salten a la vista rápidamente. También cabe destacar la introducción de Rafa Marín, que vuelve a dar en el clavo en muchas cuestiones y que nos acercan a algunos aspectos de la intrahistoria de esta tira, que no solo sirvió como influencia en muchos tebeos posteriores, al igual que el Príncipe Valiente, sino que bebía de algunos elementos del cine de la época. A lo largo de mi comentario seguramente destaque algunas que me han parecido interesantes y curiosas. Hay que felicitar al autor por complementar de forma tan interesante esta reedición.
Como ya comenté anteriormente, esta recuperación está marcada por un hito histórico, ya que por primera vez en nuestro país ve la luz la tira complementaria "Jim de la Jungla", que se sitúa en la parte superior de la página dominical. En el periodo comprendido en este recopilatorio, hay que resaltar que Raymond busca la experimentación en muchos aspectos. Visualmente hay que señalar esa técnica de rallado que se funde con el coloreado, que aplicaría principalmente en Flash Gordon, pero que también utilizaría en las aventuras de Jim. Gráficamente, Raymond está en una evolución constante, en lo que muchos han denominado la búsqueda de la belleza. Sus personajes muestran muchas similitudes con galanes y bellezas del mundo del cine clásico, en una búsqueda de la perfección anatómica a través de la ilustración. Sin embargo, en el apartado narrativo se sigue un esquema más básico en la mayoría de las ocasiones, manteniendo una estructura que va entre 4 a 6 viñetas por historia, dependiendo de la amplitud que quiera dotar a las escenas. Argumentalmente, "Jim de la Jungla" es mucho más sencilla, pero también está sujeta a cierta evolución. Jim, a pesar de su apodo selvático, va dejando de lado su escenario habitual en la selva de Malasia, para convertirse en un aventurero con distintos destinos donde lo llevará cada una de sus aventuras. Para aquellos que hayan leído Rip Kirby, una tira posterior en el tiempo, no les costará nada ver aquí cierto germen del trabajo posterior de Raymond. Jim es un aventurero a lo Indiana Jones, sin el nexo de unión con la arqueología, pero también se convierte en un detective y alguien inclinado a ayudar a todo aquel que solicite sus servicios, ya sea para una misión de espionaje del gobierno inglés o para ayudar a un pobre hombre que busca desesperadamente a su hijo en Birmania. De ese modo, se verá envuelto en una lucha contra villanos dispuestos a convertirse en gobernantes de China para después conquistar el mundo, organizaciones criminales que utilizan a personas como monedas de cambio como la Garra del Tigre, o incluso ayudará a un rico a buscar a su hija recién casada que se ha escapado a la India en territorio afgano en busca de un tesoro, mientras son perseguidos por una red de criminales de la zona. Por lo tanto, las aventuras de Jim están lejos del entorno urbano y buscan la aventura y la acción de manera constante, pero se han alejado sustancialmente de aquellos inicios en los que se dedicaba a cazar animales salvajes, pasando a ser un reputado cazador de hombres malvados.
A pesar de no contar con demasiado espacio, a mí me sigue sorprendiendo la capacidad de los autores de las tiras clásicas para desarrollar no solo todas estas aventuras con cierta solidez argumental, sino su capacidad para construir personajes y crear un plantel de secundarios que incluso protagonizan sus propias subtramas. Junto a Jim tendremos siempre a su fiel Kolu, pero se le unirá un personaje femenino que Marín ya apunta acertadamente a un precedente posterior en la obra de Raymond: Pagan Lee. Se trata de Shangai Lil, que ya pudimos ver brevemente en los compases finales del anterior tomo y que consolidará su presencia a lo largo de este. El tratamiento de la mujer en el cómic es bastante curioso, sobre todo en épocas pretéritas, donde se limitaba a ser mujer florero y sus diálogos estaban limitados a ciertos tintes amorosos que vistos con ojos actuales son en ocasiones vergonzosos. Lil no estará exento de ellos, ya que a medida que va cobrando fuerza dejará de ser una simple villana a una mujer enamoradiza que ha encontrado al hombre de su vida en el famoso Jim de la Jungla, llegando incluso a intentar obligarlo a casarse con ella después de raptarlo. Pero obviando algunos elementos inseparables de los años treinta, Shangai Lil es una mujer fuerte que se convertirá en una fiel amiga, pero también en una aventurera y una espía que trabaja para el gobierno inglés u otros servicios secretos, hasta convertirse en una presencia tan habitual como Kolu. Una mujer decidida y con carácter, sobre la que planean las dudas en muchos momentos sobre su fidelidad de amistad con Jim, algo que añade similitudes a la mencionada Pagan Lee, que parece ser una gran deudora de Lil. Sin duda, uno de los grandes aportes de la colección en este tramo.
Por otro lado, el foco central de esta publicación es Flash Gordon, que a pesar de contar con viñetas un poco más grandes con cierta asiduidad, su extensión sigue siendo prácticamente la misma que la del complemento de Jim de la Jungla. Entre 6 y 8 viñetas servirán para que semana a semana el lector pueda introducirse en el fantástico mundo de Mongo, gobernado por el despiadado Ming. Una de las principales características de este bloque ya la comenta Rafa Marín en su prólogo y llama poderosamente la atención. Y es que hasta el momento la mayoría de los habitantes de este planeta eran mitad humanos y mitad animales. Tras una última y breve aparición de los Hombres Halcón y la presentación de unos hombres arbóreos con colas, este recurso deja de emplearse en la colección. Al parecer resulta que una mujer influyente tanto económica como políticamente, devota y apasionada del creacionismo, afirmó que Dios había sido creado a su imagen y semejanza y que era imposible que en otros planetas la evolución hubiese tomado estos caminos animalescos. Algunos piensan que el
King Feature Syndicate tomo cartas en el asunto y que debido a su posición de agencia con cierta seriedad no podía dejar que nadie pensase que se posicionaba a favor de la evolución en ese sentido. Por el contrario, también se conjetura con la evolución de Raymond a nivel artístico y esa búsqueda de la belleza a la que hacía referencia antes. Sea cual sea el motivo, incluso pudieran ser ambos condicionantes, la colección tomó otro rumbo diametralmente opuesto y sus protagonistas fueron esculturales hombres y mujeres, dejando a las bestias como parte de la fauna del planeta.
Esto me lleva a una reflexión, ya que los habitantes de Mongo con piel amarilla mostraban en un principio rasgos orientales. No solo Ming, pero eso es otro aspecto que va desapareciendo, manteniéndose únicamente el color amarillento de piel, en ocasiones incluso menos amarillo. A medida que vamos avanzando, Barin o incluso su mujer Aura dejan de mostrar esos rasgos, tan solo mantienen el color de piel amarillo. Ming sí que lo mantiene un poco más, pero en muchas escenas parece menos oriental. De ese modo, con nuevos personajes que van a pareciendo, esto se confirma hasta que podemos ver que hay como una especie de alternancia en ese aspecto. No sé si hubo alguna absurda amenaza de racismo o algo similar, pero resulta curioso ver como en esa evolución artística que muestra Raymond, se pueden observar ciertos cambios de este tipo en sus creaciones.
Si hay una obra que se considera influyente dentro del cómic es la que realizó Hal Foster en Príncipe Valiente, pero Flash Gordon no se queda atrás. Ya he mencionado anteriormente en este hilo que en el cómic de nuestro país, el Capitán Trueno de Mora tiene cierta inspiración de la tira de Raymond, al igual que de la de Foster, así como otras influencias, obviamente, algo que constata el propio Marín en su prólogo. Pero podemos ir más allá y cuando vemos a Dale Darden vestida con los atuendos de los hombres arbóreos, tanto en estilo como en combinación de colores estamos viendo una versión primigenia de Robin, el compañero de Batman. A su vez, los hombres arbóreos, dirigidos por Barin son una versión descarada de Robin Hood, tal y como se podía ver en aquellas fechas en los cines, estrenada en 1938, bajo la interpretación de Errol Flyn. De hecho, se llega a apuntar que la evolución de Jim de la Jungla viene de Gary Cooper en su papel en
Tres lanceros bengalíes, estrenada en 1935. Y dentro de este serial de serendipias o similitudes nos encontramos con una aventura en la que Flash Gordon se convierte en un hombre submarino durante una buena temporada, la cual muchos apuntan a que sería el precedente del Aquaman aparecido en
More Fun Comics #73 , con fecha de portada de noviembre de 1941, algo más de tres años después de lo que vemos en este tomo.
Influencias a parte, Flash Gordon es un cómic de aventuras, que nos recuerdan a las revistas pulp, que va oscilando entre géneros como la ciencia ficción, la fantasía heroica y el propio género de superhéroes. El aspecto gráfico ya habla por sí solo, pero la capacidad de hilar una trama de manera continua en tan poco espacio de tiempo es digno de alabanza. Si bien es cierto que no hay un especial trasfondo, sí que marcan las pautas de muchos de los conceptos que han trascendido hasta el cómic actual. El villano intermitente y archienemigo encarnado de la figura de Ming; la acción y el ritmo trepidante de las aventuras sin un momento de respiro, siendo constantemente amenazados por situaciones de peligro en un mundo salvaje; o la figura del héroe incorruptible cargado de nobleza y siempre dispuesto a salvar una vida, aunque sea la de alguien que es capaz de matarlo a la menor oportunidad. A eso deberíamos añadir el papel de la mujer, que va oscilando entre momentos especialmente empalagosos con muestras de amor y adoración que rayan lo vergonzoso, con otros en los que Dale demuestra que es una mujer de carácter y que es alguien lo suficientemente fuerte para salvar a Flash y a Zarkov de situaciones comprometidas, a pesar de que en muchos momentos intenten sobreprotegerla. Además, están personajes como Aura, hija de Ming, que está casada con Barin, convertidos en líderes de la resistencia contra Ming. También tenemos al reina Undina, monarca del mar de Mongo, que tras enamorarse de Flash intenta someterlo a sus deseos para intentar que olvide a Dale y reine con ella en las profundidades acuáticas. Personajes que cuentan con sus tópicos inevitables, pero que muestran una evolución y resistencia a lo preestablecido, y que acaban perfilándose como adelantados a su tiempo. No olvidemos que estamos a finales de la década de los treinta. A pesar del tiempo transcurrido, y si no fuera por el formato gigantesco que se ha sacado Dolmen de la manga, estas historias se leen con bastante fluidez, sin que el tiempo haya hecho grandes estragos en ellas; y esto es algo a tener muy en cuenta.
Finalmente, destacar uno de los aspectos más importantes de este tramo de colección. Ya ha quedado atrás el planteamiento o la posibilidad de regresar a su planeta. Es un tema olvidado. Ahora solo hay intenciones de establecerse en algún lugar, echar raíces por así decirlo, de forma tranquila y pacífica, sin que Ming los moleste, aunque este no ceje en su empeño de atraparlos y ejecutarlos en la plaza mayor, lo que se convertirá en una de las tramas recurrentes, siendo apresados, liberándose, fingiendo su muerte, intentando evitar que Ming descubra que siguen vivos y así un sinfín de aventuras y desventuras en las que el trío protagonista contará con aliados que van surgiendo, lo que llevará a Flash a convertirse en un héroe para el pueblo, que ha depositado sus esperanzas en él, para que los libere de la tiranía de Ming. Aquel viajero ocasional ya es un héroe oficial, el líder de una revolución y un auténtico proscrito. Ha nacido, qué duda cabe, un nuevo icono. Así forjó una leyenda uno de los grandes autores del cómic mundial: Alex Raymond; nadie debería perdérselo.