Hulka: Marvel Limited Edition 1: La Saga Comienza (1980-1981)
Reseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-hulka-marvel-limited-edition-1-la-saga-comienza-1980-1981/Hulka es, tras los casos de Ms. Marvel y Spiderwoman, la tercera y última apuesta en la promoción, originada a finales de los setenta, de adaptaciones femeninas de algunos de los personajes de la Casa de las Ideas.
No hace falta decir que Hulka es la versión femenina de Hulk. Un personaje sin existencia previa a la publicación del primer número de ésta, su colección propia. Un personaje que, como el caso de Spiderwoman, fue creado más por el temor a que a alguna otra marca se le ocurriera registrar el nombre para una de sus nuevas creaciones, que por razones estrictamente creativas. La nueva colección, por cierto, nació en pleno éxito de la serie televisiva dedicada a Hulk, cosa que no hacía más que agudizar dicho temor.
A pesar de todo, en su número de lanzamiento la editorial quiso poner el proyecto en manos de, quizás, los nombres con mayor reclamo. Ni más ni menos que Stan Lee, que volvía a hacerse cargo de un guion tras largo tiempo, y John Buscema. Una apuesta que por desgracia duró un suspiro, puesto que a partir del segundo lanzamiento los guiones pasaron a David Anthony Kraft y el dibujo a lápiz relevó en Mike Vosburg.
Un primer número que consiste en un relato de origen a la antigua usanza. Un episodio más que correcto en el que Stan Lee nos presenta a la protagonista de la colección, Jennifer Walters, de profesión abogada y prima de Bruce Banner, para más señas. Un Bruce Banner que lo es todo en el origen de los poderes de su ahora verdosa prima.
Pero no estamos ante un calco exacto del goliat esmeralda, sino que existe una sustancial diferencia en el control que ambos primos ejercen sobre su respectivo alter ego monstruoso. Si Banner se convierte en un monstruo con el que no comparte recuerdos ni sesera, su prima Jen parece conservar su propio cerebro tras la transformación en Hulka. Eso es así durante los primeros números, pero David Kraft pronto realiza algún cambio abrupto, en ese sentido, que nos deja algunas dudas. Unas alteraciones que inicialmente parecen fruto de la improvisación, por mucho que luego queden justificadas en el paso a una Hulka más agresiva tras las mutaciones.
Otra particularidad está en el "uniforme" que viste Hulka. Mientras Bruce Banner siempre usa pantalones color lila, Jennifer Walters hace lo propio vistiendo siempre de blanco. De esta forma obtenemos siempre la misma imagen del personaje, cual superhéroe uniformado. Cosas de aquellos tiempos.
Dejando atrás el primer episodio, el equipo creativo que entra en el segundo número se mantiene a lo largo de lo que resta de volumen. Sin embargo, el trabajo de David Anthony Kraft en los guiones no resulta especialmente afortunado, mientras que Mike Vosburg es un dibujante muy mediocre, siendo generosos. Cuando el entintado corre a cargo de Chic Stone el resultado a nivel estético todavía puede tener un pase, pero la triste realidad nos da de bruces a partir de la entrada Frank Springer a mitad de tomo en sustitución de Stone.
De entrada, lo que tenemos entre manos consiste en una serie de arcos argumentales enmarcados en el género del crimen y el drama judicial del tipo "abogada hace frente a las mafias y demás criminales al tiempo que se transforma involuntariamente en supertipa que acaba resolviendo lo que no pueden las leyes".
Unas historias que rápidamente se ven complementadas por el infaltable y particular elenco de personajes de apoyo, inicialmente formado por tres nombres de nueva factura: el ayudante del fiscal del distrito Dennis Bukowsky, el sheriff y padre de Jen, Morris Walters, y el omnipresente Zapper, vecino de la abogada y amigo de máxima confianza.
A partir de aquí se desarrollan una serie de tramas no especialmente originales, tomando recursos ya muy manoseados como la falsa acusación de asesina sobre Hulka, el padre que intenta darle caza ajeno a su doble identidad o los esfuerzos de la protagonista por mantener en secreto su identidad monstruosa.
Digamos que el primer arco, en el que la parte antagonista corresponde a un capo mafioso y su imperio del crimen, no está mal para ponernos en situación, pero que a partir de ahí la colección va en progresivo descenso.
Episodios francamente flojos como el de la petrolera Roxxon y el misterio de la desaparición del petróleo o el que cuenta con Iron Man como invitado. Episodio con guion disperso en el que acaban metiendo la pata tanto Tony Stark como Hulka.
Lo mismo ocurre con la historia en los Everglades en la que Kraft decide recuperar la trama de la Hacienda, esa especie de Shangri-la contenedora de la fuente de la juventud, que reside oculta entre la ciénaga. Un guion sin pies ni cabeza que desprestigia el magnífico y enigmático trabajo de Steve Gerber en la historia original. Ahí está esa intervención final del Hombre-Cosa metida con calzador o la moralina pastosa que Hulka propina a los despistados habitantes de la Hacienda.
Precisamente, ésta es una de las particularidades que se repiten en buena parte de las tramas y que resulta especialmente irritable, los finales con mensajes moralistas y condescendientes hasta decir basta. No sé en qué estaría pensando David Kraft, sinceramente, para venirnos con mensajes tan insulsos a estas alturas.
En este arco, precisamente, Kraft se apropia de un personaje secundario del Hombre-Cosa. Hablo del cenizo de Richard Rory, que acabará apareciendo de forma regular por este título. De momento, Rory y Jennifer Walters se enamoran locamente a los tres minutos de conocerse, para luego despedirse con el regreso de Jen a Los Angeles.
La cosa incluso parece ir a peor en el siguiente arco argumental.
Un tipo que se hace llamar La Palabra lidera una secta, y lo hace obteniendo control sobre los pobres infelices mediante el supuesto poder de las palabras. Francamente una bobada, que alcanza su mayor grado de inverosimilitud cuando vemos a su hija, llamada Última, cuya superfuerza es producto de ese mismo poder verbal. El resultado es un compendio de los peores defectos, entre diálogos de patio de colegio, personajes con personalidades volátiles y dramatismo postizo. Por si fuera poco, en este arco es donde Frank Springer sustituye a Chic Stone a las tintas, provocando que el dibujo de Mike Vosburg degenere cosa mala.
La siguiente línea argumental por lo menos es más correcta.
Michael Morbius, personaje invitado de turno, descubre como la sangre de Hulka está desencadenando una enfermedad degenerativa. El vampírico doctor logra crear un suero que cura la enfermedad de Hulka, así como también su propia maldición, pero sólo tiene dosis para uno de los dos.
Hasta aquí nada que no hayamos visto en otras ocasiones, pero lo más interesante está en el pseudovillano de la trama. Kraft se trae a Géminis, el miembro de la banda del Zodiaco, de su etapa como guionista en los Defensores. Un personaje que alberga dos caras en continua contradicción, cuyo papel acaba siendo tan neutral como la suma de sus dos personalidades. Un papel que enlaza adecuadamente con la parcela judicial de la serie. Pero quizás lo más relevante del episodio está en el cambio, provocado por el suero, en la química de las transformaciones de Hulka. Ahora, Jennifer puede provocar el cambio a voluntad mediante una profunda concentración.
En el ciclo argumental que cierra este primer tomo Richard Rory regresa al terreno de juego, pero está vez para quedarse.
Si en la historia precedente era Morbius el personaje a recurrir, ahora Kraft se vale de otro héroe/villano inspirado en los clásicos del terror, también nacido en la colección de Spiderman y que también obtuvo un pequeño serial que acabó derivando en la ciencia ficción: el Hombre Lobo, versión John Jameson. El guionista decide volver a abrir la carpeta de la saga de Otro Reino que precisamente él mismo escribió en el citado serial de John Jameson y, de paso, también se trae a la Gata Infernal como invitada. Otro personaje que Kraft conoce bien de su paso por los Defensores.
El resultado es una vuelta de tuerca innecesaria a la saga, en base a una trama plomiza, fuera de ritmo y saturada de peleas carentes de cualquier atractivo. El culebrón abierto entre el triángulo formado por Jen, Zapper y Rory despierta el mismo y bajo interés que el resto.
Conclusión.Pobre entrada en los años 80 para Marvel, al menos en cuanto a nuevas colecciones.
David Anthony Kraft está lejos de sus buenos trabajos en otras series, mientras que Mike Vosburg es un dibujante francamente limitadito.
Flojo.
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Tema: Marvel Limited Edition 25. Waiting for Wackos, MTiO, Conan, Defensores, Pato... (Leído 110934 veces)