Sinopsis: La Patrulla-X se encuentra comiendo en su cuartel general, por cortesía de la Chica Maravillosa en el día libre del cocinero, cuando el Profesor-X lee varias noticias sobre Namor en la prensa. Comprendiendo que puede tratarse de un mutante debido a sus habilidades únicas, decide encontrarse con él para ofrecerle ser su aliado y evitar que Magneto haga lo mismo.
Al mismo tiempo, en su base situada en una isla, el señor del magnetismo toma la misma decisión y decide reclutar a Namor para las filas de su hermandad. Tras un pequeño sobresalto al creer que la Patrulla ataca su base, resultando ser una de las ilusiones de Mente Maestra, quien está practicando con sus poderes, Magneto emplea su poder de proyectar su imagen mental y se dirige al océano para localizar al atlante. Simultáneamente el Profesor-X hace lo mismo, pero una vez se encuentra bajo la superficie del mar, decide retirarse al sentir la presencia de Magneto, a quien deja que haga la búsqueda.
Magneto, ignorante de la presencia de su enemigo, llega a Atlantis, donde un colérico Hombre Submarino destroza todo cuanto se pone ante él a causa de su reciente derrota a manos de los 4F. Comprendiendo que debe actuar indirectamente para lograr su fin, el mutante malvado se presenta ante uno de los pocos súbditos que le quedan a Namor y le pide que le de un mensaje a su monarca. A cambio, podrá hacerse con el trono cuando Namor abandone el reino.
De vuelta a su cuerpo, el Profesor Xavier pide a sus alumnos que se preparen para entrar en acción y les cuenta la situación. Seguidamente les cuenta el emplazamiento de la nueva base de la Hermandad y cómo la descubrió al leer el informe de un barco que fue repelido de una isla por un gigantesco imán. Tras alquilar un velero, parten hacia la isla.
En Atlantis, las intrigas de Magneto dan su fruto y Namor, aunque reticente a tomar un nuevo aliado, parte intrigado por la invitación, preguntándose si él mismo será también un mutante.
A su llegada a la isla, antes de establecer ningún contacto con su anfitrión, Namor decide explorar la isla por si es terreno hostil. Magneto, comprendiendo que ganarse la confianza de alguien como él será difícil, pide a la Bruja Escarlata que sea quien realice el primer acercamiento. Wanda se dispone a hablar con Namor, pero al mover su brazo hacia él proyecto su impredecible poder de hechizo, causando que unos cables libere una descarga sobre el atlante. Namor, sin embargo, logra arrancar los cables sin problemas y repara por primera vez en la mutante.
Pero justo en ese instante, el Ángel irrumpe en escena y dice tener un mensaje del Profesor para Magneto. El mutante malvado le responde lanzándole piedras magnetizadas que esquiva con facilidad, pero finalmente es interceptado por Namor en el aire, quien le devuelve con su fuerza hasta el velero de la Patrulla. Tras dar su informe, Ángel y los demás se preparan para desembarcar en la isla, pero entonces Magneto emplea su imán gigante y destruye el navío. El grupo de mutantes adolescentes logra ponerse a salvo gracias a un puente de hielo de Bobby y llegan a la isla.
Una vez allí son atacados por mercurio, pero la Chica Maravillosa logra dejarle aturdido con sus poderes telequinéticos. Wanda, desde el escondite de la Hermandad, lo observa a todo e implora a Magneto que no ataque con su imán al equipo mientras su hermano esté allí. Pero su líder la ignora, y este comportamiento hacia la mutante indigna a Namor, quien ataca a Magneto.
Mientras ambos luchan, la Patrulla-X irrumpe en la cámara, provocando la huida de todos los mutantes malvados salvo Wanda. Namor se erige como protector de Wanda y se enfrenta a todo el grupo, siendo Scott el único capaz de plantarle cara, aunque es desequilibrado por los poderes de hechizo de la Bruja Escarlata. Pero antes de que la batalla prosiga, llega el Profesor acompañado por Mercurio, quien se encuentra bajo su trance mental. Ante las plegarias de su hermana, Xavier accede a liberar a Mercurio.
Namor decide que está harto de la situación y promete no tomar nunca más aliados, tras lo cual decide abandonar la isla de vuelta a Atlantis. Pero, desde la posición del imán gigante, Magneto decide hacerle pagar su traición y enfoca todo su poder hacia él. El atlante, atrapado bajo el inmenso poder magnético del imán, golpe el suelo con todas sus fuerzas, provocando un sismo que derriba el imán.
Viéndose derrotados, Magneto y el resto de la Hermandad abandonan la isla, mientras Namor hace lo propio camino al mar. La Patrulla-X permanece en la isla, preguntándose por los motivos de la lealtad de la Bruja Escarlata y Mercurio hacia Magneto, y tratando de encontrar un modo de regresar a casa, que encuentran en la forma de un barco perteneciente al villano mutante.
Edición española:
Biblioteca Marvel: Patrulla-X #1,
Marvel Gold: La Patrulla-X Original #1.
Datos importantes:
-Este número es referenciado habitualmente como el primero en el que se indica que Namor puede ser un mutante. Pero el propio personaje se refería a sí mismo como tal en Fantastic Four Annual #1. Curiosamente, en este número parece haberlo olvidado y se muestra intrigado ante esa posibilidad.
Reseña:
Este mes de reseñas va llegando a su fin, y lo hace con una nueva entrega de los jóvenes mutantes liderados por el Profesor-X.
Observando la portada, en un principio podemos pensar que nada ha cambiado mucho. Se vislumbra el tercer enfrentamiento seguido contra la Hermandad de Mutantes Diabólicos, que están a un paso de derrotar a Loki en la pugna por el título de villano más
cansino insistente.
Pero hay más. Fijémonos en el letrero de abajo a la derecha. En él se anuncia que en este número también podremos ver a Mercurio y la Bruja Escarlata. Parece una perogrullada teniendo en cuenta que forman parte de la mencionada Hermandad, ¿cierto? Pero como ya sabemos, son "villanos" a regañadientes con aparantemente un buen fondo. Considerando la perspectiva que nos da el paso del tiempo, podemos decir que en este caso Lee y Kirby no pecaron de improvisar, y fueron conscientes del potencial de estos personajes para cambiar su situación, una que durante un tiempo podía funcionar pero que no era sostenible a largo plazo. De ahí situarles bajo el foco paulatinamente.
El otro detalle en que me gustaría pararme es en la buena de Jean Grey. Si analizamos su indumentaria, cuenta con un antifaz acabado en dos picos que no habíamos visto hasta ahora en la serie. Técnicamente lo llevó por primera vez en
Fantastic Four #28, de este mismo mes, pero lo grave es que en el siguiente número desaparecerá... pero no en la portada. Y es que de igual manera que pasa con los guantes intermitentes de la Bestia, que parecen el Guadiana, el Rey cambiará una y otra vez este complemento de la pelirroja entre portadas e interiores, y de un número a otro. La carga de trabajo es lo que tiene.
Pero empecemos a centrarnos en el interior. Y es que, por fin, tenemos una escena cotidiana e intimista para iniciar la historia. Nada de Sala de Peligro ni secuencias a la carrera como en prácticamente todos los números anteriores. La Patrulla-X, en sus identidades civiles, disfrutan a la mesa del final de una suculenta comida.
Una suculenta comida preparada por... sí, lo habéis adivinado, la Chica Maravillosa. Ante la ausencia del cocinero de la mansión, el cual descubrimos que existe aquí y del que jamás volveremos a oír mención (Claremont, aquí tenías un filón para una subtrama), no es otra sino la única chica del grupo la que es puesta ante los fogones para poder alimentar a todo el grupo. Empezamos fetén...
A la mesa, el resto del grupo sigue más o menos a lo suyo, aunque el Ángel destaca para sus adentros cómo Cíclope parece estar de buen humor para variar, usando sus rayos ópticos en plan bromista para impedir que Bestia alargue el brazo en la mesa. Hank, fiel a su estilo, está leyendo un libro de Matemáticas avanzadas mientras come, y el Hombre de Hielo... bueno, empeñado en ser la Antorcha Humana del grupo hace una de sus travesuras y decide acompañar su trozo de pastel con un poco de helado de su propia creación. La cosa es que, hasta donde yo sé, para hacer helado se necesita algún producto lácteo... así que lo que se trata de llevar a la boca es básicamente un buen pedazo de nieve
Pero dejemos los hábitos alimenticios del bueno de Bobby a un lado y centrémonos en la historia. Mientras se toma el cafelito, el Profesor-X ojea intrigado diferentes noticias y artículos publicadas en el periódico que tratan del mismísimo Namor. No es de extrañar, puesto que como sabemos el Hombre Submarino no ha parado de hacer apariciones aquí y allá en los escasos años de la editorial. El Profesor elucubra sobre la posibilidad de que Namor se trate de un mutante, y aunque en infinidad de ocasiones se menciona este número como el primero en el que se trata ese asunto, vale la pena recordar que el propio antihéroe planteaba esa hipótesis en
el primer Annual de los 4 Fantásticos.
Entendiendo que podría tratarse de un mutante vital como aliado y mortal como enemigo, el Profesor decide que le toca actuar y contactar con Namor lo antes posible antes que lo haga quien no debe... pero ya sabemos lo que dicen: Las grandes mentes piensan igual. A Magneto se le ocurre la misma idea y decide reclutar al atlante para su Hermandad, quienes se encuentran ubicados en su escondite isleño tras la destrucción del Asteroide-M.
Para prepararse para su cometido, y ante la atenta mirada del Sapo, Magneto hace algo bastante extraño para un personaje de su poder. Y es que el señor del magnetismo no debería pararse a elegir una enorme arma para llevar a cabo sus planes... una pistola de loca tecnología Kirby que parece digna del arsenal de otro personaje mutante futuro (literalmente) de pelo cano.
Sea como sea, la presencia del arma no es más que una excusa para que Lee y Kirby nos muestren lo que a la Hermandad se le da todavía mejor que luchar contra nuestros héroes: Luchar entre ellos. Mente Maestra, en un acto de bastante osadía, recrea una imagen de Cíclope para hacer creer a su líder y al Sapo que están siendo atacados por la Patrulla. Magneto se defiende con un rayo del arma y este cerca está de alcanzar a la Bruja Escarlata, quien es salvada por los pelos gracias a la velocidad de su hermano Mercurio.
Tras una reprimenda y una amenaza a Mente Maestra, que alega estar practicando con sus poderes, Magneto decide dejarse de tonterías, se olvida del arma y se dispone a buscar al Señor de Atlantis de igual manera que lo haría su mayor rival: ayudado de su vastor poder mental. Y es que, aunque a día de hoy estas imágenes de Magneto proyectando su imagen mental puedan resultar algo sorprendentes, durante estos primeros compases de la serie Magneto hace gala de unos poderes de esta clase que obviamente no igualan a los del Profesor-X, pero sí son lo suficientemente eficientes. Recordemos que ya en el
número #4 ambos líderes tenían un encontronazo en el plano mental.
Con el tiempo esta habilidad ha sido prácticamente olvidada, aunque algunos autores han recurrido a ella ocasionalmente, como es el caso de John Byrne en su famosa obra "Patrulla-X: Los Años Perdidos".
Por cierto, yo no tengo poderes pero es hora de jugar con vuestras mentes. Fijaos en Magneto. Sus guantes pierden su color morado y de repente sus manos pasan a ser coloreadas como tales.
De vuelta a Wetchester, mientras la Patrulla cumple con su cita obligada de cada número y se muestra entrenando en la Sala de Peligro aunque sólo sea durante dos viñetas, Xavier emula a su enemigo y también hace partir a su imagen mental hacia las profunidades del océano.
Pero tras un rato de búsqueda, el Profesor detecta una presencia maligna cerca. Consciente del poder de Magneto, no tarda en deducir que se trata de él, y entonces decide que no es buen lugar para que le encuentre y se marcha, esperando que complete su misión por él...
... ¿En serio? ¿Pero la idea no era encontrar a Namor antes que los malos? ¿"Dejaré que Magneto termine mi misión por mí"? ¿Dejarle que haga lo único que estabas tratando de evitar?
Cuánta razón tendrá Kitty, señores. Cuánta razón.
Pero volviendo con Magneto, el líder de los mutantes diabólicos acaba encontrando el reino de Namor, en parte gracias a la "percepción extrasensorial de su cerebro mutante", como se nos indica en un cajetín, ahí es nada.
En el interior del castillo real, se encuentra a un colérico Hombre Submarino que se dedica a destrozar todo cuanto puede del mobiliario.
Y es que es un buen momento para repasar en qué situación se encuentra el personaje. Él mismo menciona su última derrota
a manos de los 4F (y del Dr. Extraño, añado) en FF #27, donde pudimos verle raptando nuevamente a Sue en otro desesperado intento de reclamar su amor. También nos aclara el propio personaje que sólo le quedan los pocos súbditos leales que le acompañan. Todo esto es consecuencia del ya mencionado FF Annual #1, donde perdía la confianza de su pueblo, y de
Avengers #4, donde se encontraba con este reducido grupo de seguidores fieles.
Pero sean humanas, mutantes o atlantes, si algo está claro es que en cualquier cesto de manzanas siempre tiene que haber alguna podrida. Y Namor tiene la desdicha de que hasta en ese reducto de súbditos puede haber alguno cuya ambición al trono sea mayor que su lealtad.
Magneto, que otra cosa no pero para captar a gente mezquina tiene muy buen ojo, se aprovecha de ello y pone en marcha su plan. Para ello sólo necesita comerle la oreja al anónimo atlante y pedirle que le haga llegar un mensaje a Namor a de su parte. Y entonces, cuando el Hijo Vengador haya abandonado Atlantis, será muy fácil para el aspirante a monarca usurpar el trono.
Con las piezas del puzzle comenzando a encajar, es hora de regresar con el Profesor-X, que tras retornar a su cuerpo físico, pide a sus alumnos prepararse para una nueva misión: Asaltar la isla de Magneto para detenerle a él y sus aliados de una vez por todas antes de que Namor se les una.
¿Y cómo sabe el bueno de Xavier que sus enemigos se ocultan en una isla? Lo más lógico sería pensar que les ha detectado telepáticamente, ¿verdad? Pues no. Como ha ocurrido páginas atrás con el periódico, podemos volver a hablar de un poco de rocambolesca chiripa. Y es que el Profesor leyó el informe de un carguero que, tras perder el rumbo debido a que su brújula empezó a funcionar mal, fue a parar a una isla con un gigantesco imán... de la que fue expulsado inmediatamente gracias a poderosas fuerzas magnéticas. La Hermandad de los Mutantes Discretos, vaya.
Vale la pena pararse a hablar ahora un poco de los medios de transporte de la Patrulla. Y es que actualmente, si nos ponemos a pensar en ello a todos nos viene a la mente la imagen del Pájaro Negro, su vehículo más emblemático. Pero en estas primeras entregas de la serie les hemos visto desplazarse en coche, avión privado, convertiplano... un sinfín de medios pero ninguno muy definido. Aquí esto no va a cambiar, puesto que para llegar hasta la isla de Magneto el grupo debe recurrir a alquilar un velero.
Durante el trayecto tenemos una de esas secuencias de relleno que parecen dedicadas exclusivamente a recordarnos que los personajes tienen poderes y tal. Jean eleva telequinéticamente una cámara para tratar de ver a distancia la isla, y cuando Bestia trata de recuperarla agarrado a una cuerda, ésta se rompe y debe ser salvado por los poderes de la pelirroja y un montón de nieve de Bobby. Y Cíclope, sin motivo aparente, parece haberse caído al suelo.
Pero mientras todo eso sucede en la superficie, bajo las aguas la pieza de dominó empujada hábilmente por Magneto comienza a desecadenar el efecto deseado, y Namor es convencido por su súbdito para considerar la alianza con el señor del magnetismo, un mutante como él. En esta secuencia tenemos una de cal y otra de arena al respecto de la continuidad. Lee nos endulza un poco más el pastel de referencias a números pasados al mencionar que
la última alianza de Namor con Hulk no le salió demasiado bien (ni
la primera con cierto Doctor tampoco, añadiría yo). Pero al mismo tiempo nos muestra al atlante sorprendido ante la posibilidad de ser él mismo un mutante... a pesar de que, como ya hemos dicho, se autodenominaba así en el primer Annual de la Primera Familia
Intrigado por el ofrecimiento, Namor parte hacia la isla de Magneto en una de sus naves, y una vez allí tiene lugar uno de esos encuentros clave que ya estamos acostumbrados a que abunden en estos primeros tebeos de la época. El choque de egos es inminente e inevitable, y el rey no se molesta ni en hablar cara a cara con su anfitrión, sino que decide antes inspeccionar la isla.
Afortunadamente, el líder de los mutantes diabólicos no cae en un berrinche ni nada parecido, puesto que es plenamente consciente de ante quien está y de cómo debe actuar. Por tanto, decide emplear la mejor arma a su disposición: el componente femenino del grupo. Sabedor de la aparente debilidad de Namor por una cara bonita de la superficie, Magneto manda a la Bruja Escarlata a hablar con él y que se gane su confianza. Este gesto es cuanto menos cuestionable, pero una vez nos paramos a pensar en revelaciones futuras entre ambos personajes, es directamente inquietante, sino asqueroso.
Sea como sea, el acercamiento de la mutante no sale todo lo bien que ella desearía, ya que al alargar su mano para tocar el hombro de Namor, activa sin querer su impredecible e incontrolable poder de hechizo, lo que provoca un estallido de alto voltaje en una pieza de maquinaria cercana. Pero el Hombre Submarino, lejos de inquietarse, arranca los cables con sus manos desnudas y pone fin al problema, tras lo cual repara por fin en la presencia de la joven.
Pero de un hipotético encuentro dialéctico entre Namor y la Hermandad de Mutantes Diabólicos ya nunca sabremos. De repente, el Ángel irrumpe en la isla derribando a Mente Maestra y diciendo tener un mensaje para Magneto de parte del Profesor-X. El mutante malvado considera que ya no es hora de ese tipo de cosas y magnetiza unas cuantas rocas para lanzárselas como misiles a su enemigo.
Lo cierto es que al Ángel hay que reconocerle dos cosas. Primero que, para otra cosa no, pero para esquivar proyectiles, sus poderes y su entrenamiento en la Sala del Peligro vienen de perlas. Y segundo, que
tras haber sido secuestrado en el número anterior, tiene agallas a la hora de enfrentarse sólo a la Hermandad en poco menos que un ataque suicida. Y es que Namor se une a la fiesta y le demuestra en cuestión de segundos que unas alas no son nada si no están acompañadas de una fuerza como la suya, y unas minúsculas como las de sus tobillos le bastan para capturarle en pleno vuelo y mandarle lejos de allí.
Tal es el poder del atlante que Ángel llega hasta el velero donde están sus compañeros a toda velocidad, por lo que debe ser rescatado por ellos. En esta ocasión es Bestia el rescatador, que tras impulsarse en el trampolín de cubierta le intercepta en el aire. La caída de ambos es suavizada gracias a uno de los toboganes de hielo de Bobby, que parece haberse especializado ya en hacer más agradables los aterrizajes de sus compañeros.
Los acontecimientos se han precipitado. Ángel informa a su mentor de que Namor ya está en la isla y éste da la orden de atacar. La nueva confrontación entre ambos grupos es inminente. ¿Tendremos por fin el tan deseado combate definitivo?
Pues, parece que si de Magneto dependiera no, porque ni corto perezoso apunta su imán gigante hacia el navío de sus enemigos y lo reduce a añicos, en la que sin duda es la viñeta más impactante de Kirby en todo el número.
Tras un sextuple caso de "Hombre al agua" en el que no hay que lamentar ninguna baja, aunque el pobre Hank es quien peor lo pasa manteniendo a flote la silla de ruedas del Profesor Xavier, el grupo de mutantes sigue con su cometido y se desplaza hacia la isla gracias a una plataforma gélida creada por el Hombre de Hielo. A su llegada deben afrontar una barrera de espinas como si del mismísimo Príncipe Felipe (el de Disney, no el preparado) se trataran, un obstáculo que solventan con facilidad al comprender que se trata de otra de las ilusiones de Mente Maestra, que quizá se inspiró en Maléfica tras ver la película estrenada un lustro antes.
Sin moros en la costa y con el enorme imán ante ellos, deciden desmantelarlo cuanto antes. Pero claro, no todo va a ser de color de rosa, y Magneto envía a su hombre más rápido a pararles los pies. Tenemos en ese momento la tercera versión de un encuentro que se ha repetido en todos los números en los que ha aparecido la Hermandad: Cíclope contra Mercurio. Está visto que Lee le ha pillado el gusto a la idea de enfrentamiento entre un velocista y alguien capaz de atacar a distancia.
Pero, para mi propia sorpresa y supongo que la de todos los que me lean, quien soluciona la papeleta acaba siendo la Chica Maravillosa. En una de las pocas veces en que Jean deja de ser un florero o alguien cuyos poderes nunca son suficientes, y atrapa telequinéticamente a Mercurio, tras lo cual comienza a darle vueltas como si estuviera dentro de una lavadora, dejándole aturdido.
¿Qué pasa entonces? Comienza una serie de acciones y reacciones esperadas. El grupo de héroes tiene a Mercurio. Por tanto, su hermana está hiper preocupada. A Magneto eso le da igual y decide acabar con sus enemigos gracias a su imán. Wanda suplica y su líder la ignora. ¿Resultado? Namor, que no tolera como Magneto trata a la mutante, toma partido y destroza el tablero de control.
La alianza de Magneto y Namor da por concluida antes incluso de iniciarse. Lamentablemente, el duelo directo entre dos de los personajes más poderosos de la editorial hasta la fecha apenas llega a establecerse y dura dos viñetas, en las que Magneto recubre el cuerpo del atlante de piezas metálicas.
Y es que la escena es completamente interrumpida por los pupilos de Xavier, que entran en tromba a la sala donde estan sus enemigos. Y estos... bueno, la verdad es que huyen. Como en el número anterior. Y el anterior a ese. Yo de verdad que no entiendo cuál es el plan a gran escala de Lee y Kirby para este grupo, si es que alguna vez han tenido alguno. Pero que los "enfrentamientos" entre ambas formaciones son decepción tras decepción, creo que es más que evidente.
Mientras Magneto, el Sapo y Mente Maestra huyen, la Patrulla-X no puede hacer nada gracias a una niebla ilusoria creada por el último. Pero el Hombre de Hielo tiene su momento de gloria, y a pesar de no ver un carajo, emplea su poder para tratar de congelar la sala y con ello a unos cuantos mutantes malvados. Su plan no surte efecto, pero el esfuerzo le honra.
Como resultado, y puesto que Wanda decide no huir del lugar sin su hermano, tenemos, por fin, el primer encontronazo cara a cara de la historia entre la Patrulla-X y Namor. Nuff said!
¿Y qué nos depara este esperado encuentro? Pues estando ya en la página 18, la verdad que no debemos esperar gran cosa. Básicamente le toca brillar al único personaje que aún no lo ha hecho en este número. Bestia, el portento físico del grupo, se enzarza en un intercambio de golpes con el Hombre Submarino que resulta ser futil. Para enmarcar esa viñeta en que Hank lo da todo y le curte el pecho inútilmente a Namor a base de "Bam!", "Bam!" y "Bam!" mientras su oponente se limita a pavonearse.
Y es que, definitivamente, el único componente de la Patrulla-X que parece tener la capacidad suficiente para hacer cosquillas, ya no solo al atlante, sino a un supervillano medio, es el bueno de Cíclope, quien una vez más tiene que tomar la iniciativa y poner en jaque con su rayo óptico a su enemigo en una viñeta que derrocha poder.
Pero no podemos olvidar que la Bruja Escarlata sigue presente en la sala, y con un simple gesto provoca que Cíclope pierda el equilibrio y deje de arrinconar a Namor con su rayo. Con el rey libre, todo parece dispuesto para que Scott reciba la paliza de su vida...
... pero por suerte no es así. El Profesor vuelve a entrar en escena y pide a todo el mundo que se calme un poco. Todo ello acompañado por Mercurio, quien se encuentra en una especie de trance bajo su control mental. Wanda, que parece haberse especializado en eso durante este número, suplica que liberen a su hermano. Xavier accede para disponer de todo su poder mental contra Magneto, que al final resultará que sigue pululando por la isla y todo.
Namor, que ya está hasta el gorro, decide marcharse del lugar, declarando que nunca jamás tomará ningún aliado humano o mutante a partir de ahora, que se basta y se sobra para poner al mundo de la superficie de rodillas. Nuestros amigos mutantes, que otra cosa no pero tontos no son, le dejan marcharse. Al fin y al cabo venían a impedir que se uniera a la Hermandad. Misión resuelta.
Lo de que no se vuelva a juntar con quien no debe está por ver, aunque creo que de existir las famosas hoy en día casas de apuestas online, lo contrario se pagaría muy mal.
Pero no todo va a ser tan de color de rosa para terminar, parece. Magneto, Sapo y Mente Maestra llegan hasta donde se encuentra el imán gigante, que parece tener más paneles de control que vidas tiene un gato. ¿Para acabar con la Patrulla-X, sus más odiados enemigos? Eso sería lo fácil, damas y caballeros. Magneto, que hasta el momento había demostrado tener un aplomo y saber estar del que otros villanos contemporáneos carecen, se deja llevar por la traición de su no-aliado y convierte su derrota en su prioridad. Y ojo, para que "nunca se una a la maldita Patrulla-X". Que Namor se esté paseando por la isla en dirección hacia el mar completamente solo no le da la más mínima pista de que el atlante pasa ya de todo y de todos.
Namor, quien por cierto piensa para sus adentros que la Bruja Escarlata es la chica más bella que ha visto después de cierta señorita apellidada Storm, se ve repentinamente golpeado por la fuerza emitida por el imán.
Pero, y esta vez agradezco que Lee tenga las cosas tan claras, estamos hablando de
Namor queriéndose ir a casa. Y con eso no hay magnetismo que valga. Con un poderoso golpe de sus brazos provoca un sismo que afecta a toda la isla y manda al imán, como dirían en la tierra de un servidor, "a fer la mà".
Namor por fin se puede ir tranquilamente. Así que con el objetivo de sus iras fuera de alcance y sus acérrimos enemigos presentes en la isla y bastante agotados, ¿qué decide el señor del magnetismo entre todas sus opciones? Efectivamente, escapar. A bordo de su magne-nave, el trío de mutantes diabólicos se marcha, mientras Mercurio y la Bruja Escarlata se apresuran a reunirse con ellos. Más bien se apresura el primero, claro. Pero ya me entendéis.
Sin la Hermandad ni Namor, a nuestros héroes sólo les queda hacer lo que suelen hacer los héroes en estas situaciones. Mirar al horizonte haciéndose preguntas y realizando comentarios al respecto. El Profesor-X se pregunta cómo retiene Magneto a Mercurio y su hermana... como si no fuerza el mayor telépata de la Tierra y le costara un suspiro descubrirlo. Jean se alegra de que Wanda se vaya porque es demasiado atractiva... y Warren aprovecha para piropearla diciéndole que ella también. Y Hank y Bobby, los únicos que parecen preocuparse del pequeño detalle de que son náufragos en una isla hostil, deciden buscar una manera de regresar a casa.
Y la encuentran en el barco de Magneto. ¿Que por qué tiene Magneto un barco? Os invito a que os inventéis vuestra propia respuesta. Yo ya paso.
Valoración:
Valoración: Rocambolesco número cuya acción sin descanso y encuentros entre personajes lo acaban haciendo entretenido. Pero cuidado, eso no debe enmascarar que seguimos en una serie sin ningún atisbo de rumbo. El título está completamente encasillado en una dinámica que no va a ninguna parte y que hasta ahora no nos ha dado lo que parece llevar prometiendo desde hace tres números: el enfrentamiento definitivo contra la Hermandad de Mutantes Diabólicos. A todo ello hay que sumar que continúamos con unos personajes muy poco trabajados, que se dedican sólo a combatir sin que sepamos casi nada de ellos, algo impensable en casi todas las otras series. Y eso por no hablar de los agujeros de guión constantes.
Namor, eso sí, es una bomba de carisma y un invitado de lujo allá por donde va, e incluso en un número tan concurrido como este logra brillar con luz propia y convertirse en el elemento más destacado.
Kirby está muy bien en este número y nos regala escenas de acción muy conseguidas. No todo iba a ser malo... pero el Rey no va a estar siempre presente en el título para tratar de sacar las castañas del fuego.
A esta serie hay que colgarle un "Necesita mejorar" de manual y urgente.