Devorado el quinto MLE de Shang-Chi, la cosa no decae.
Eso sí, a estas alturas la verborrea de Moench en los textos de apoyo en primera persona de Shang-Chi está desatada, hasta el punto que Thomas o Claremont parecen unos maestros de la síntesis a su lado.
Después de la larga saga de Fu-Manchú con la que concluyó el tomo anterior, este está compuesto de muchas historias cortas de uno o dos números, y un par de trilogías que en realidad son capítulos independientes con algunos eslabones comunes. La mayoría son secuelas de historias anteriores, y recuperan a personajes memorables de números anteriores, lo que podría verse como falta de ideas, pero también como un aprovechamiento de lo mejor del pasado de la serie, y lo cierto es que son regresos que funcionan muy bien en su mayoría.
En el apartado gráfico se produce la transición de Zeck a Day. Aunque las figuras y sobre todo las caras de Zeck me gustan más, la inventiva de Day en la composición de la página está a la altura de la de Gulacy, lo que son palabras mayores.