He leído Top 10: The Forty-Niner.
Alan Moore y Gene Ha se reúnen de nuevo para narra una precuela de la serie Top Ten situada en el año 1949, tras la Segunda Guerra Mundial. En esta ocasión, los autores dejan un poco de lado el aspecto más policíaco del proyecto, aunque está presente también, para centrarse en la historia de algunos viejos conocidos. La trama gira en torno a dos personajes concretos. Uno de ellos es Steve Traynor, más conocido como Jetlad, un exmilitar que sirvió en la aviación durante la Gran Guerra, que se reincorpora a la sociedad en Neopolis.Curiosamente, su historia enlaza con el final de la serie, ya que los autores no se centran en como se convirtió en capitán del departamento de policía del sector 10, sino más bien como fue el inicio de su relación con Wulf, tal y como se veía en las páginas finales. En esta precuela veremos como un exsoldado debe incorporarse al mundo laboral en una ciudad que está plagada de superseres y que es un experimento del gobierno, pero sobre todo a un muchacho que le cuesta aceptar su condición sexual y reconocer sus verdaderos sentimientos.
La coprotagonista del a historia es Leni Muller, Skywatch, una alemana que cambia de bando durante el conflicto bélico, también con destino a Neopolis. En el viaje se encuentra con Steve, convirtiéndose en amigos que comparten pensión y se adaptan a su nueva vida. Leni se une a la policía de Neopolis, la cual se ve inmersa en un caso de corrupción y prostitución contra una mafia de Europa del este formada por vampiros. También se las verá contra científicos nazis acogidos por los Estados Unidos tras la Guerra, recuperando a otro de los personajes de la serie original, el profesor Gromolko. Viajes en el tiempo, conceptos propios de las novelas de Asimov y la integración de la inteligencia artificial, así como la complicada situación de la policía de la ciudad nos trasladan a un universo de ficción creado por Moore y Ha tan interesante como original.
A mí me ha gustado bastante. Quizá está un peldaño por debajo de la serie original, pero creo que es un buen complemento el que realizan los autores. Moore transmite muy bien la atmósfera social y política tras la Segunda Guerra Mundial, trasladando algunos elementos de la historia a los cómics, integrándolos en este mundo de ficción de forma muy acertada. Además, el estilo pictórico de Gene Ha me gusta mucho más que su combinación con el trazo de Cannon, sin que el apartado gráfico sea malo en ninguno de los dos casos. Por último, cabe destacar los continuos guiños introducido en este cómic, siguiendo la línea de Top Ten. Me ha llamado mucho la atención ver a Popeye, o a Namor con barba, igual que en la escena en la que Johnny lo encontraba en un bar en los inicios del Universo Marvel. Aunque me ha parecido que ne comparación con la maxiserie hay menos guiños, sigue habiendo muchos en las viñetas, recuperando una de las señas de identidad de la obra.
Con esto termino mi lectura de lo relacionado con Top Ten, aunque reconozco que quizá en un futuro intente leer la miniserie de Smax, que también cuenta con guiones de Alan Moore, porque me atrae un poco la historia del personaje. A ver si pronto me puedo poner con Tom Strong, que también forma parte de este universo y que parece que es quien sirve de punto de conexión en este mundo de ficción creado por Moore, ya que se menciona aquí y aparece en Promethea. Por cierto, en uno de los textos del tomo se desvela que Moore quería transmitir a esta serie el espíritu de la teleserie Canción triste de Hill Street, algo que yo había intuido, pero que queda totalmente confirmado. En definitiva, una obra interesante de Alan Moore, y otro ejemplo más de su intento por dotar al género de cierta evolución.