Día 112: Marvel Tales vol. 2, #30, 3ª Historia. Abril de 1971.
Banda sonora: A comienzos de los 70, Ike & Tina Turner realizaron la versión más popular de la Creedence Clearwater Revival: "Proud Mary", haciéndola suya con un estilazo y un talento que hicieron historia.
https://www.youtube.com/watch?v=hzQnPz6TpGc
Créditos: Jerry Siegel (guionista); George Tuska (dibujo); Dick Ayers (tinta); ¿? (color); Artie Simek (rotulación)
Entrega final de la historia en solitario del Ángel guionizada por Jerry Siegel y dibujada por George Tuska. Leamos "To Cage an Angel!", tercera historia de Marvel Tales vol. 2 #30, y que viene de anteriores números de Ka-Zar, serie que había sido cancelada después de su tercer número.
En el episodio anterior, el Deslumbrante había hecho que el Ángel se rindiera, utilizando como rehén a Candy Southern para que, además, le revelara su identidad secreta, que resulta ser, como bien sabemos, la de Warren Worthington III.
Pero la auténtica sorpresa está en que el Deslumbrante resulta ser "el tío Burt", la oveja negra de los Worthington, que estaba metido en contrabando de diamantes utilizando los negocios de papá Warren. Cuando este se enteró de ello, quiso contarlo a las autoridades.
Pero ¿quería el Deslumbrante los diamantes para venderlos en el mercado negro? Pues no, en realidad está buscando el diamante más grande del mundo para insertarlo en una máquina llamada "El Destructor Espacial" y, con ello, dominar el mundo, para variar.
Como aprenderemos luego, se trata de un ingenio de destrucción masiva. Con él, quiere volatilizar París así como de golpe, para después chantajear al resto del mundo y hacerse con el poder mundial. Había pensado obligar a Warren a recoger el diamante de un mafioso, bajo amenaza de dañar a Candy Southern, pero, como el Ángel se niega a pasar por el aro, el tío Burt, después de someterlo, cambia de plan: va a lavarle el cerebro para que le traiga el diamante, utilizando para ello otra máquina.
Hay que ver la de máquinas que tiene el malo: que si el destructor espacial, que si la cápsula de dominación mental... aunque descubrimos que en realidad, pese a lo que piensa el Deslumbrante, el artefacto tiene un fallo: no funciona con mutantes. ¡Toma ya!
Warren, muy astutamente, finge que su tío le ha dominado mentalmente.
Con todo, Warren decide cumplir el encargo: queda con un mafias para recoger el diamante, que al parecer se lo ha robado a un maharajá, pero, con suma astucia, le da el cambiazo al Deslumbrante, entregándole en su lugar un diamante fake.
Al poner en la máquina el diamante falso, esta explota, frustrando los planes del villano tío de Worthington. Ángel rescata a Candy y captura a Burt, llevándose a ambos volando por los aires.
Sin embargo, el Deslumbrante, ciego de ira contra Warren, le golpea en pleno aire, haciendo que este los suelte. Tanto Candy como Burt caen. Ángel no puede rescatar a los dos a la vez, así que sacrifica al Deslumbrante, salvando a Candy. Y así es como acaba la historia.
Valoración global: el planteamiento de la historia me resultó interesante, pero no tanto así este decepcionante desenlace. El plan del Deslumbrante no tiene absolutamente ningún sentido. Para empezar, ¿por qué tenía que ser Warren el que recogiera el diamante? ¿No bastaba con enviar a cualquier matón? O, en su caso, si tan importante, era, ¿por qué no ir a recogerlo él mismo? Nunca se explica por qué era tan imprescindible que tu propio enemigo fuera el encargado de hacerse con el artefacto que te daría la victoria definitiva.
En segundo lugar, el Deslumbrante dice que su aparato de lavar cerebros es "infalible". Si cree que lo es ¿por qué le dice a Warren, después de haberle lavado el cerebro, que si no cumple con el encargo de traerle el diamante va a matar a Candy? Tampoco eso tiene sentido. A menos que, en realidad, el Deslumbrante fuese un poco bocachancla, y eso de que el tubo de dominación mental fuera infalible no se lo creía ni él. Lo que, de ser el caso, tampoco acaba de entenderse por qué lo usaría en primer lugar.
En definitiva, este trozo de la trama es completamente absurdo. Una pena que Siegel no supiera o no quisiera rematar bien una historia que parecía prometedora.
Y con esto lo dejamos hasta mañana, cuando volveremos con la serie de X-Men una vez más. ¡A cuidarse!