Marian Álvarez esta brutal en La Herida, la verdad es que se sale
Yo no he visto la peli, pero sólo con los escasos clips que iban intercalando durante la gala, tenía pinta de haber hecho un papelazo tremendo. Y es una chica que en televisión, por lo poco que la he visto, siempre me había dado cierta impresión de estar desaprovechada.
Con mejor actor me habría quedado con Antonio De La Torre pero Javier Camara se lo iba mereciendo.
Javier Cámara es un gran actor (y hay pocos actores españoles que verdaderamente me lo parezcan), pero Antonio De La Torre lleva una racha en la que se sale en cualquier papel.
Si haber visto ninguna de las nominadas, me salen unas cuantas películas que se me apetecen para cuando las estrenen en el Plus.
De todas formas, cada vez que veo la Ceremonia de los Goya me produce cierta lástima:
- Si organizas una entrega de premios y lo intentas hacer al estilo Oscars, muy bien te tiene que salir para no caer en el ridículo por comparación. Anoche eran esas voces de fondo que sonaban durante los discursos o los números musicales, el año pasado la gambada de dar el premio a alguien y rectificar mientras estaba bajando las escaleras para recogerlo
Y todos los años vemos a actores intentando ser graciosos sin serlo: macho, que estás representando al cine español; si eres incapaz de resultar creíble en los dos minutos que pasas sobre ese escenario, ¿cómo vas a serlo en tus películas?
- Es imposible que en España no haya un presentador medianamente competente para presentar esto: estoy de graciosillos sin gracia tipo Buenafuente, Eva Hache o Manel Fuentes hasta los cojones. Estoy harto de los chistes sin gracia tipo "esa moto tiene menos luces que George W. Bush". Estoy harto de que los números de apertura sean monólogos sin ningún tipo de chispa y que la mala leche vaya dirigida de puertas afuera en lugar de saber reirse de ellos mismos.
¿Lo digo? Venga, va: con todo lo digna que es la profesión de actor y lo avergonzante que es esa supuesta telebasura que por desgracia cumple la función que debería cumplir nuestro cine, Jorge Javier Vázquez sería el mejor presentador, el más natural, inteligente y digno que han tenido los Goya desde ni me acuerdo cuándo.
- Estoy hasta los cojones de excusas. De unos años a esta parte, los Goya son un festival del lloriqueo. "Están matando nuestro cine", "A día de hoy es casi imposible financiar una película", "la clase política nos da la espalda",... Mierda para todos.
Anoche se llevó un Goya una película venezolana cuyo presupuesto intuyo ridículo, lo celebraron como si de un Oscar se tratase ("La Copa del Mundo de fútbol", decían) y dedicaron una pequeña parte de su discurso a dar ánimos al maltrecho cine español para que supere sus adversidades, como si allí manejaran presupuestos más amplios. Vergüenza me daría
Añoro los tiempos en los que con cuatro duros la gente era capaz de sacarse de la manga obras maestras como Amantes, Tesis o La Buena Estrella. Y si comparamos con Los Santos Inocentes, por ejemplo, ya es para llorar.
Si la gente no va a ver cine español no es por el IVA, lloricas, sino por la desidia que produce la falta de talento o lo repetitivo de que ese talento siempre venga de los tres o cuatro que de verdad saben lo que se hace.
- En los Oscars, cuando se hace el pase en el que se recuerdan a los trabajadores del medio fallecidos durante el año, hay que bajar el volúmen por lo atronador de los aplausos. Este año, cuando salga la jeta de Philip S. Hoffman, por ejemplo, la ovación va a ser de escándalo.
Anoche, aparte de la vergüenza que me da que la gente deje de aplaudir cuando sale alguien poco conocido, durante el video se recordó a actores que se encuentran entre lo más grande que ha dado nuestro cine. Y nada, aplausos forzados y de compromiso.
Respeto cero.
- Es divertidísimo ver a una serie de señores dedicandose sistemáticamente a politizar el cine español, poner a parir día sí y día también a la clase política enemiga y después tener la hipocresía de echarse las manos a la cabeza cuando el ministro de cultura pasa de ir allí a que le intenten poner la cara colorada durante más de tres horas; que entra en su sueldo, por supuesto, pero también entra en el salario de los actores aguantar la crítica a su trabajo y cuando Montoro dijo lo que dijo (que estuvo feo pero creo que reflejaba el sentir de muchísima gente) no tuvieron un mínimo de autocrítica.
En fin, y cada año vuelvo a ver la ceremonia con la única esperanza de que me metan el gusanillo de ver una o dos películas que quizás se me habrían pasado por alto. Y el próximo año la volveré a ver y volveré a comprobar que la cosa sigue igual. Así de gilipollas soy.