Pues más claros no hemos podido ser
Le falta Noir a usted
A ver:
La verdad es que todo esto que hemos criticado abiertamente al menos Essex y yo, es, paradójicamente, uno de los encantos del noir: la confusión, el no saber porqué tal personaje hace cual cosa, el no recordar quién era quién, las traiciones por doquier, las amistades de ida y vuelta... Esto, cuando tengo un Hartigan, un Marlowe, un Spade, un Mitchum o un Cagney al que agarrarme durante toda la narración, lo puedo disfrutar sin problema. Cuando termina la obra puedo no saber bien porque el viejo millonario mandó asesinar al chófer de su vecina, pero qué más me da. Lo importante es el viaje, no la llegada.
Es justo lo que te ha dicho
Morgan.
En el noir muchas veces se dan relaciones que aúnan la admiración, la amistad, y el odio homicida. Es algo bastante usual, como una pulsación en las profundidades del alma de cada personaje que hacen de él un ser sumamente intenso, y a veces contradictorio.
La de Shepherd y Graves es una de esas. No te digo que tenga todo el sentido del mundo, si no que es de manual.
En cambio, hay muchas otras, que ya irás viendo, que son mucho más retorcidas o "veletas".
Por ejemplo:
Pero en una trama coral y durante miles de páginas... yo la verdad es que no compro. Hay un número limitado de veces que puedo aceptar un cambio de bando por parte del mismo personaje. Yo no me imagino a Spider-Man renaciendo de la tumba y en la siguiente viñeta llamando a Kraven para tomar juntos unas cervezas.
Es justo eso.
La relación de Shepherd y Graves es un camino en doble sentido que va y viene. Puede no ser comprensible a veces, pero es una relación recta.
Según vayas avanzando en la historia, llegarás a relaciones que están llenas de curvas, izquierda, derecha, izquierda, y otra vez derecha para acabar en el centro. O en la cuneta.
Esas, esas son las complicadas. Las fallidas. Las que van demasiadas veces del blanco al negro.
A eso nos referíamos.