He leído Colección Extra Superhéroes Capitán Marvel Nº 3: Fragmentos.
Me encanta Peter David, pero sobre todo me gusta la versatilidad que muestra en esta serie, algo que se pone de manifiesto en los contenidos incluidos en este volumen, que afronta el final de la primera fase de la colección para empezar una segunda, radicalmente diferente. La primera sirve para llevarnos a la conclusión delo que casi podríamos denominar comedia de situación con tintes heroicos. Genis, Rick Jones y Marlo se reparten el protagonismo de una forma bastante equilibrada, de manera que Peter David pueda seguir criticando al medio, dejando guiños a los aficionados y desarrollando esa intensa relación entre Marlo y Jones, que llegará a un punto tan inesperado como sugerente. Esta es una fase de luz, donde priman los superhéroes invitados, el humor y los diálogos como pocos guionistas que no sean Peter David son capaces de conseguir. En definitiva, todo aquello que nos hizo pasárnolos en grande en los dos tomos anteriores. Además, el autor recupera personajes de su creación y que han sido importantes en su trayectoria dentro de los cómics como puede ser el Spiderman 2099 o el Maestro, aquella versión maligna de Hulk de Futuro Imperfecto. Zanja el tema del fantasma de Marlo, que tan buenos momentos nos ha deparado y recupera parte del tono familiar con la presencia de un irreconocible Zorro Estelar o su enfrentamiento al mismísimo Magus.
Uno de los aspectos interesantes de esta serie es que el dibujo suele ser bueno, pero aunque peque de ciertos tics noventeros que en otras ocasiones quizá nos transmitiesen cierto rechazo, los guiones y los diálogos son tan buenos que todo eso pasa a un segundo plano. Sinceramente, el arte de Chris Cross me parece regulero, más o menos admisible, pero con bastantes irregularidades. Creo que no es hasta la parte final en la que se puede apreciar una evolución positiva en su estilo. Puede que también quiera imprimir un estilo u otro dependiendo del tono de la serie, pero la verdad es que no es hasta los primeros números del siguiente volumen de la cabecera que no termina de gustarme del todo el dibujo de Cross. No obstante, sí que es capaz de captar muy bien las expresiones faciales de los protagonistas, algo que viene muy bien para la parodia o el diálogo desenfadado de Marlo y Rick, por ejemplo. Además, en la escena de sexo inicial también funciona bastante bien. Me recuerda un poco al McGuire de la JLE, siendo quizá una comparativa bastante lógica, por ser dos series con un tono muy similar, tanto en el género como en la forma de afrontar las historias. Por cierto, hablando de sexo, tenemos un tebeo de Marvel con bastante contenido sexual, algo que a mí me ha sorprendido un poco. Pero también demuestra como un guionista inteligente como David es capaz de utilizar elementos de este tipo sin caer en los excesos y presentando una propuesta que ofrece una buena combinación de géneros y un tebeo adulto y maduro a la vez que divertido. Y es que esta serie es una pequeña joya en todos los aspectos inimaginables.
En la parte final, tenemos un cambio bastante radical y un regreso al género cósmico en toda su plenitud. David comienza a explorar aspectos tan interesantes como el uso de la conciencia cósmica y como esta puede afectar a aquel que la emplea. Prácticamente hablamos de una sobredosis de responsabilidad y un síndrome que podríamos comparar a como se siente Superman, cuyos poderes lo acercan a los de un dios, pero sin la omnipresencia, lo que le obliga a elegir sus prioridades. David va un paso más allá y no solo se centra en el hecho actual, sino que la consciencia cósmica permite ver pasado y futuro de la presunta víctima, abriendo un abanico de posibilidades infinitas. Esto, entre otras cosas, serán el detonante de un comportamiento que llevará a Genis a la locura mientras conoce a los hijos de Eternidad, Entropía y Epifanía. El humor queda totalmente al margen en un arranque de colección que nos recuerda al Starlin más filosófico. De hecho, podríamos decir que hay mucha inspiración en el trabajo del padre de Thanos. Y es que las intensas reflexiones existenciales o la sola presencia de unos personajes con esos nombres acompañado de un desequilibro mental que afecta a todo el Universo y sus habitantes no dejan de ser elementos propios de la obra de Starlin. De ese modo, David demuestra ser un guionista camaleónico, que es capaz de adaptarse a diferentes entornos y temas, de forma que aunque la serie de un cambio brusco en cuanto a temática y tono, sigue estando a un gran nivel. Además, Chris Cross muestra una evolución muy positiva en su arte, como para enfatizar esta nueva era de Genis, que a pesar de seguir viviendo tras la alargada sombra de su padre, quizá haya llegado el momento de superar su trauma y seguir adelante. Aunque antes, deberá volver a la cordura.