He leído
Los Pitufos Nº 3: El rey pitufo.
Bueno, pues he pitufado un nuevo álbum de la colección, y debo decir que hasta el momento es posiblemente el que más me ha gustado. Creo que por primera vez veo a Peyo en una clara crítica social y política, utilizando a estos personajes prácticamente como un experimento sociológico de lo más interesante, dando un resultado que combina el entretenimiento, el humor, la crítica y, sobre todo, un mensaje de enseñanza para los más pequeños. Aprovechando que
fanpiro resume muy bien el argumento, rescato su comentario.
"El Rey Pitufo": Papá Pitufo se va unos días en busca de un ingrediente para sus pócimas y el resto de pitufos se pone a discutir por ver quién está al mando, hasta el punto de que organizan unas elecciones. Uno de ellos comienza a hacer promesas y al final acaba ganando, pero se convierte en un rey despótico contra el que se organiza una rebelión. Esto acaba con el regreso de Papá Pitufo y el Rey Pitufo se disculpa por la que ha montado y se pone a recogerlo todo.
Si hay algo que me parece digno de alabanza es la capacidad de exponer tanto desde la simplicidad. Además, hay una evolución durante la trama, tratando diversos temas a lo largo de las diferentes fases del relato. Primero tenemos la ausencia de Papá Pitufo, que no solo es el líder, sino que también ofrece una imagen distintiva de la comunidad, a excepción de la del pitufo gafotas, que comienza a ser un personaje reconocible por su habilidad para el peloteo y por su intento de demostrar una sabiduría de la que carece. Pero desde el principio, la comunidad pitufa representa una unidad, porque a penas hay diferencias entre ellos, en lo que casi podríamos llamar la ausencia del yo, aunque con ciertos matices, ya que como bien indica
fanpiro en su mensaje se comienza a individualizar a los pitufos por alguna característica que los representa.
En esta historia se le pone nombre por primera vez al Pitufo Filósofo, además de que se identifica a nuevos pitufos, como el Pitufo Perezoso, el Pitufo Goloso, el Pitufo Gruñón o el Pitufo Fortachón.
Pero esto es parte de la transformación que sufre la historia y, en cierto modo, la propia creación del autor, que después de haber explotado este tema en los "Pitufos negros", da sus últimas pinceladas sacando de la ecuación a Papá Pitufo, para mostrarnos la reacción de una serie de individuos sin guía que comienzan a ambicionar algo que antes ni siquiera les inquietaba. De ese modo, tenemos prácticamente el nacimiento de una nueva comunidad, la cual deberá atravesar por algo muy típico en este tipo de circunstancias: una guerra. Creo que el propio Papá Pitufo da en la tecla cuando les recrimina que se han comportado como seres humanos, dando un caracter despectivo a nuestra raza, capaz de lo peor debido a sentimientos como la ambición, la riqueza y el poder, algo perfectamente reflejado a lo largo de la trama. No hay duda de a quién va dirigida la crítica, desde luego. Y el final, que se soluciona todo con la facilidad que lo haría un niño, dando a entender que las guerras en el mundo tienen una solución tan simple, siempre que los que la empiezan quieran acabarla. Es curioso ver tanta profundidad en algo tan simple. No sé si la serie seguirá estos derroteros, pero Peyo aquí está inspiradísimo y realiza un magnífico cómic.
Pero siguiendo la línea de la trama, tenemos una crítica política brutal, donde no se corta un pelo en tildar a los políticos de mentirosos. Ya se sabe el dicho aquel de: "Prometer hasta meter..." En fin, la campaña electoral es muy clara en ese aspecto, al igual que la posición del pitufo que, tras conseguir el cargo, comienza a hacer valer su nuevo estatus, abusando del poder y rodeándose de riqueza. Desde luego, la figura del político no sale muy bien parada que digamos. A partir de ahí, podemos ver como esa comunidad se va fraccionando, unos recibiendo cargos que le hacen alinearse con el Rey Pitufo, y otros que no aguantan más sus abusos y se marchan a formar una nueva aldea en el bosque. Una vez más, la ambición, tan característica de los humanos, es la que propicia que los personajes, hasta el momento sin grandes distinciones entre ellos, elijan bando, lo cual nos lleva a una irremediable guerra entre dos facciones, separadas por las ansias de poder de uno, o por la recuperación de la libertad de otros. Y es que, si nos damos cuenta de un detalle, el detonante de la rebelión no es otro que
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Ojo, porque la historia está plagada de estos detalles de corte reflexivo, donde todo parece perfectamente calculado.
El tomo incluye un segundo relato titulado
"Pitufonía en do"los Pitufos ensayan para un concierto, pero uno de ellos (más adelante en la serie llamado Pitufo Armonía) no para de desafinar. Gargamel, disfrazado de hada, le da un instrumento mágico que duerme a los demás pitufos y solo la destrucción de este instrumento hace que se despierten.
Aquí volvemos a la línea sencilla que Peyo traza en las anteriores entregas, devolviéndonos al entretenimiento puro y duro, así como al desarrollo de los enemigos naturales de los pitufos: Gargamel y su gato Azrael. Una historia que se caracteriza por recuperar el concepto mágico del mundo en el que viven los pitufos, copado de instrumentos con capacidades increíbles, que son el detonante de otra de sus aventuras.
En definitiva, un tomo muy bueno, al menos en su primera parte, que nos deja ver a un Peyo reflexivo, con una doble lectura, alejándose un poco de la apariencia infantil inicial para llevarnos a temas con algo más de profundidad. Gráficamente me parece impecable, con una narrativa notable y un dibujo cargado de detalles. Si en un futuro tengo la posibilidad de leer la llegada de Pitufina a la serie, ya lo comentaré por aquí.