Si ya cuesta de por sí sacar tomos de la estantería para relecturas, si los tuviera embolsados y con cartones y con celos creo que se acabarían las relecturas para mí.
Pienso lo mismo. Los cómics, y los libros también, quiero tenerlos disponibles para poder hojearlos con rapidez en cualquier momento; por ejemplo, si me apetece descansar un rato del trabajo, suelo hacer una visita a la estantería y empezar a mirar este o aquel tomo, y a veces pasa que me engancho y echo más rato de la cuenta. Si los tuviera en bolsas, me daría tanta pereza que al final estarían siempre guardados.
Para evitar el polvo, eso sí, tengo puertas de cristal en las librerías. Los protege igualmente, pero no me supone un estorbo para echarles un ojo.