Fuera de tema tela, pero filología obliga...
De unos años para acá, hay compañeros, como Eleder (claro, no Eladar, ni Elador, normal ) que abogan por su uso. Yo soy de la otra rama, de la que piensa que un libro escrito con "notrxs", "nosotres" y "nosotros/nosotras" en cada posibilidad de uso, es un atentando a la literatura, la gramática, la cordura, y que su sitio es la papelere. Pero vaya, que estamos en la misma lucha con muchas cosas, tipo sólos, guión y demás.
Pero ojo, que en este tema en concreto confundimos dos ideologías que nada tienen que ver:
-La inclusión y apropiación del lenguaje inclusivo como movimiento social integrador.
-Y la patada en la boca lingüística que para los que vivimos las letras desde dentro supone.
Ambas cosas pueden ir o no de la mano, pero no son excluyentes ni vinculantes.
Es decir, que para muchos filólogos, lingüistas y escritores, el tema nada tiene que ver con su carácter social (y feminista): es algo tan aséptico como que ahora os dé por escribir todo con hache en representación de la España vacía (y muda). Pues oiga, muy bien, pero no lo haga en textos escritos de carácter formal, divulgativo o literario.
En todos mis años de carrera, de profesoras y profesores, jóvenes y mayores, no encontré ni une que abogara por este tipo de lenguaje inclusivo. De hecho todos ellas (toma) estaban en contra. Sobre todo porque se parte de un supuesto erróneo, sobre el género de las palabras que muchas veces no es tal, pero tampoco me voy a poner ahora a abrir en canal los epicenos, le evolución del lenguaje desde el latín, la pérdida del neutro y demás, que son cosas densas (y que me voy a tener que poner a repasar). Todas estas cosas están abiertas a debate.
Dicho eso, como siempre digo yo:
¿No es más sencillo, en lugar de inventos, usar el femenino como género inclusivo de un colectivo? Quiero decir, que estoy segura de que todas las locas que estamos aquí, no tenemos mayor problema en que se nos incluya en un plural femenino, como cuando estás en un grupo con 15 mujeres, eres el único hombre, y entiendes y aceptas perfectamente que eres parte de ese "todas". Esa transición es mucho más amable, correcta y sencilla, y tiene el mismo carácter reivindicativo sin darle una coz al manual de gramática.
Y sirve tanto para un género binario como para uno no binario, porque se trata de poner un poco de parte de cada una de nosotras, y simplemente sentirnos parte de un colectivo de hablantes que nos incluye a todas, ya sea con a, o, e, x o hache. Lo contrario, ya sabéis lo que es, el que todos queramos salir en la foto específicamente de cualquier acto, texto o discurso:
Pero por dios, la gran mayoría de filólogos, lo único que pedimos, es que no nos sangren los hojos al leer más de lo necesario, leñe.
He sentido la llamada filológica desde el otro lado de la pantalla. Me veo obligado a comparecer aquí.
Pero seré mucho más breve: suscribo todo lo que dice Essex; mi postura al respecto es idéntica. O casi, porque el uso del femenino como género no marcado tampoco lo veo nada claro. Al no ser propio de la gramática española, puede dar lugar a confusiones: si tengo dos hermanas y dos hermanos, y le digo a un colega que "me voy de vacaciones con mis hermanas", es muy posible que piense que solo nos vamos tres personas de viaje. En todo caso, yo abogo más por el uso, siempre que sea posible, de nombres colectivos: alumnado, profesorado, equipo, etc.
Lo que me cuesta mucho más, y me crea un profundo rechazo cuando lo encuentro en textos de ámbitos más o menos formales (como el comunicado de Zona Negativa), son las soluciones completamente ajenas a la morfología del español, como amigue, amigx, amig@ y otras propuestas aberrantes desde un punto de vista lingüístico (aunque no desde el punto de vista social, en el que entiendo que tienen razón de ser). Antes me encendía mucho con estas cosas; ahora intento ser más flexible y ponerme en la piel de quien escribe (que, por lo general, tiene buena intención: visibilizar, incluir, apelar a colectivos infrarrepresentados), pero soy incapaz de aceptarlo como alternativa lingüística real. Incluso algo tan antinatural en la lengua oral como es el desdoblamiento (chicos y chicas, afectados y afectadas...) me parce preferible, porque, aunque atenta contra el principio universal de economía lingüística, al menos es gramatical y no supone un error deliberado.
En fin, es un debate que da para mucho, y creo francamente que es imposible llegar a una solución de consenso, porque tendemos a posicionarnos en función de nuestros perfiles e intereses (como apunta Essex, los que tenemos perfil humanístico y vivimos de las letras, tendemos a priorizar el criterio lingüístico; los que tienen un perfil social, tienden a priorizar el bienestar de los colectivos aludidos; los que tienen un perfil próximo a la psicología, tienden a argumentar que el lenguaje crea pensamiento y por eso es importante utilizarlo como herramienta de cambio, etc.).
PS. Un último apunte. Que el uso del masculino como género no marcado favorezca a los hombres no es cierto. Si alguien dice: "Los tres alumnos más inteligentes fueron premiados", es posible que tienda a pensarse en tres niños antes que en tres niñas. Pero si alguien dice: "Tres delincuentes atracaron un banco", también es muy posible que la mayoría piense que esos tres delincuentes son hombres, con lo que la asociación es dañina. Esto es lo que
Álvaro García Meseguer llamó "el sexismo del oyente", porque no es culpa de la lengua que tú asocies género gramatical con sexo; donde habría que trabajar es en la mente del oyente para evitar ese tipo de prejuicios, y no en la lengua, cuyos mecanismos gramaticales son totalmente inclusivos (visibilización al margen).