Lo que le fastidia a Moore es que Marvel va a hacer negocio este año con un cómic del siglo pasado (Miracleman) y é no va a ver un duro
Rehusó (gran verbo) aparecer en el equipo creativo del cómic y si no me equivoco, dijo que su parte del pastel fuera a Mignola.
Pues no sé por qué a Mignola y no a mí, por ejemplo. Si fuese a Mick Anglo, todavía tendría un pase
Debería dedicarme a ser traductor de Moore
Relaciones públicas más bien. No te iba a faltar trabajo, no
A ver, ahondo en lo que dije antes: yo creo que Alan Moore tiene razón en parte. Se exprime la vaca y se hace sin imaginación. Se perpetúa a unos personajes icónicos del comic y en lugar de echarlos a un lado para que den paso a otros nuevos, se les va lavando la cara para que nuestros sobrinos, hijos y nietos vayan a seguir leyendo los tebeos que se leían hace 30, 40 o 50 años.
Adamvell puede hablar de creatividad, y yo le daré la razón, pero Moore se ha referido específicamente a Marvel y DC y esa creatividad se encuentra en otros pastos.
- ¿Me gustaría que hubiese una renovación paulatina de los viejos iconos? Pues sí.
- ¿Me gustaría que esa renovación hubiese empezado en los 90, que fue la época en la que las ideas empezaron a dispersarse? También.
- ¿Creo que sería viable esa renovación? Ni de coña; y como ejemplo, cojo la línea Ultimate, que cuanto más se escapa de "los viejos personajes" menos interés genera en el público.
Alan Moore, hace treinta años, revolucionó el medio. Y no lo hizo desde una Image, ni una Dark Horse, sino desde dentro. Cojo a La Cosa del Pantano y la reformulo, tras. Cojo a Superman y escribo historias con él dirigidas a un lector joven pero sin tratarlo como si fuera un niño, tras. Cojo a los viejos personajes de la Charlton en cuanto los había adquirido DC, les cambio la pinta para no joderlos de primeras y escribo el mejor comic de superhéroes que se había escrito hasta el momento (o si se prefiere el más ambicioso, que no tengo ganas de discutir por nimiedades), tras.
Y nadie ha intentado esa revolución desde dentro como lo intentó él, o al menos eso creo. O al menos de forma tan clara y tozuda. Diría que más se ha acercado es Morrison, pero le ha faltado un peldaño.
Insisto, tiene razón.
Pero si no te gusta como están las cosas, cámbialas tú. Desde dentro. No montando tu propia línea chupi-guay para que al final tus personajes acaben perteneciendo a DC (joder, que ahora Tom Strong es de Vértigo, y yo con estos pelos), ni cogiendo a Romeo, Julieta, Tom Sawyer, Long John Silver y El Capitán Ahab para montar La Liga de la Justicia Literaria. Dí que te gustaría escribir en Marvel o DC, espera las docenas de ofertas, escoge la colección que te venga en gana y marca el camino, inspira a una generación de nuevos talentos, demuestra cómo se debe hacer. Arremángate y trabaja, joder.
Y si prefieres seguir tocando el sitar o escribiendo tonterías pornográficas en la casa de Northampton que pagaron Superman, La Cosa del Pantano, Rorschach y demás catástrofes culturales, al menos ten la decencia de contener la bocaza, no escupir al lector que te ha dado de comer y te ríe las gracias y, sobre todo, no ser tan miserable como para ridiculizar a la gente que con mayor o menor fortuna se dedica a lo mismo a lo que te dedicabas tú. Porque si yo soy un joven escritor de comics y me encuentro periódicamente con un totem como Moore diciendo que lo que yo hago es mierda para niños, me sentiría muy menospreciado. Y si fuese Morrison, directamente le calzaría dos guantadas (es un decir).
Por mucho Circo del Sol que uno intente montar, el que siempre ha sido payaso no debería creerse tan artista, y mucho menos reirse de los demás payasos.
Y ahora el que se ha quedado a gusto soy yo.