Parte I: Un negro en Texas : La historia de Adamvell
Si, lo he hecho; por fin Adamvell podrá contar a sus nietos que fue el centro de mis ficciones.
Empezamos el largo viaje de Jesse Custer con una pregunta:
¿Qué Garth Ennis encontramos aquí? "Venga Essex, que a ti te encanta y has leído un porrón de él ¿Qué Ennis es este?"Pues este:
Pero ya volveremos a esta pregunta más adelante.
Empezamos el largo viaje de Jesse Custer y ni siquiera sabemos quien es Jesse Custer. Nuestra historia comienza con un in media res del copón, con tres personajes que no se conocen demasiado y a los que el lector no conoce en absoluto, y con los que jugará a las veinte preguntas hasta ir uniendo las piezas del puzzle que le digan exactamente en qué cómic se ha metido.
Bien, esto de echar a andar la trama en un punto, con los propios personajes reflexionando sobre el pasado e introduciendo su historia al lector es más viejo que el mear de pie. Pero está bien hecho, añade interés a la historia, y siempre es una baza a la hora de hacerse con la atención del lector.
Una vez la historia avanza, empezamos a comprobar que el alegre grupito es de lo más variopinto:
Un predicador bastante hasta los huevos (marca de la casa de Ennis, que a la que puede mete el dedo en la herida del cristianismo, y cuando lo hace bien, monta una alegorías y unas sátiras brutales), una mujer que parece bastante inestable y que fue un antiguo amor del protagonista, y un irlandés punk, perilla (como los llaman en Dicks a los irlandeses pendencieros) y que al parecer...no, coño...¿no se atreverá a meter también...?.
En fin. Un grupo raro.
Llegados a este punto hay que distinguir dos ídem en la historia:
1) La crítica social de Predicador. Los casos de racismo y white trash (basura blanca), las hipocresías de la iglesia, las relaciones, y todos los paralelismos y metáforas con las que Ennis critica el mundo actual en boca de unos personajes que no se callan una. Esto, siempre es un placer de la mano de alguien con un ojo tan afilado como el del irlandés, que disecciona la realidad con una mala baba que ya todos conocemos.
2) El cuento o estrato celestial, pura fantasía, que es realmente la historia en sí. Ángeles, demonios, dios, vampiros, muertos, y etc, etc. Una historia tan rebuscada, que entendería que a muchos no les llamara demasiado la atención.
A mí por ejemplo.
Si, ya hemos llegado a ese punto (Oye ¿Y cuando hablas de Adam?):
¿Qué Garth Ennis es este?
Al parecer, al menos en este primer arco en que se nos presenta toda la historia, los personajes se reúnen y comienza Predicador, parece que el Ennis más transgresor y gamberro, además del más superficial y fantasioso. El que da rienda suelta a su imaginación y te acaba contando la historia de una raza de extraterrestres endógamos que se dedican a partirse el culo unos a otros de platillo volante en platillo volante.
¿Es el mejor Ennis? No, no creo que lo sea.
No es el Ennis lírico, cínico y nostálgico de War Stories. No es el Ennis más profundo, el más poético, si se quiere, el que teje una historia dentro de una problemática interior. No es el Ennis político de Furia, ni el Ennis todoterreno de Punisher MAX. Creo sinceramente que cuanto más contenido está Garth, cuanto más se apega a géneros concretos como el político o el bélico, cuanto más contiene la sal gorda, más vemos de la mejor versión de un gran escritor y guionista.
Pero claro, la sal gorda mola. Que un villano se llame cara culo mola. Las bromas totalmente sobredimensionadas de Dicks molan. Las mamaditas de The Pro molan. Que en Punisher MAX (y aquí, y en casi toda obra de Ennis) se metan apéndices mutilados en orificios de otras personas, mola.
Es por eso que Predicador es una serie divertida, como suele suceder con su autor, que de puro burro te tienes que reír. Pero, y esto es personal, no son los momentos más zafios y bestias los que más me hacen reír, sino los diálogos bien hilvanados, las contestaciones ácidas, perfectas, los juegos de palabras, el lenguaje poético y lleno de tacos propio del Jules de Pulp Fiction. Ahí es cuando más me río, y sospecho, que también es cuando más lo hace Garth.
Pero volvamos al meollo del asunto; la historia.
Podría decirse una vez se ha leído una parte importante de la bibliografía de este hombre, que el tema del cielo y el infierno es algo recurrente en él. De hecho, podríamos decir que Garth Ennis disfruta copiándose así mismo de vez en cuando.
Así, incluso podríamos decir que Predicador tiene dos hijos bastardos muy reconocidos: Ghost Rider y Solo un peregrino.
En la segunda, dibujada por el español Carlos Ezquerra, encontramos un western zombie postaocalíptico, con el tema de la religión como centro. De hecho, su protagonista, el peregrino (Preacher, Pilgrim...similitudes in the air), lo mismo nos recuerda a alguien:
¿Lo pilláis?
En aquella aventura, Garth nos hace recorrer los parajes morales de la mano del peregrino, construyendo una alegoría sobre la religión y el hombre, tosca quizás, pero muy funcional. Y chula. Podríamos decir que se le ven los cables a la marioneta, pero la intención es buena.
Es en su etapa en Ghost Rider donde encontramos mayores similitudes con Predicador en su premisa.
De nuevo cielo e infierno en guerra eterna, de nuevo ángeles que son más brutales, sádicos o cabrones que los propios demonios, de nuevo figuras de la América profunda para representar lo peor del infierno, de nuevo una figura que cual Luke Skywalker viene a traer el equilibrio o hacerlo pedazos, acompañado por conciencias divinas muy Dogma (¿os habéis visto la peli?), en una escenificación atractiva, que puede dar mucho juego a un nivel superficial o más bien adolescente.
Es decir, el rollo de dios se ha ido, ha dejado el curro, mola mucho, y en toda la historia de la literatura, especialmente en el ensayo filosófico, podemos encontrar reflexiones muy interesantes con esta premisa. Pero el caso es, que aquí Ennis parece que lo va a usar para dar rienda suelta a su humor negro. Bueno, no seré yo quien me queje.
El arranque está bien, es divertido y adictivo, y los personajes tienen una carisma especial. De hecho el bueno de Garth, hasta nos hace un regalito literario a los filólogos, así que aquí os va una perla de sabiduría, para que nunca digáis que no os he ensañado nada y me dedico a escribir chorradas todo el rato:
Para que al lector no rechace una forma de ficción pura, muy alejada de la realidad, un narrador suele usar "aproximaciones narrativas" que hagan parecer menos extraño lo que es jodidamente raro. Por ejemplo, un vampiro. Bueno ¿qué más da? ¿No acabas e ver un ángel? ¿Por qué va a ser una cosa más rara que la otra? ¡Si es normal! Este "y tú más", o el poner en tela de juicio la cordura de los personajes, sus versiones, que mientan al narrar algo o lo exageren, es una manera de hacer más digerible al lector una historia totalmente increíble. Estas aproximaciones son lo que llamamos "espejos verosimiladores", que hoy en día quizás no tengan tanta urgencia, pero que hace uno siglos eran indispensables. De hecho, la tradición hispánica, como siempre, es cervantina. ¿Qué hacías en el siglo XVI, donde se suponía que la ficción no podía ser fantasiosa y debía atenerse a la realidad? Creabas paralelismo, excusas, acercamientos que te permitieran creer lo que el escritor te contaba. Así pues, Cervantes aludía a la cordura de su protagonista en "El licenciado vidrieras" (que creía estar hecho de cristal), a la condición de mentiroso del narrador en "El casamiento engañoso", o a la fiebre de quien cuenta la historia en "El coloquio de los perros". De una manera parecida, Ennis nos acerca la trama en este comienzo ¿Qué puñetas te importa que sea un vampiro si acabas de ver un demonio? Pues eso.En cualquier caso, toca hablar de
Adam. Ese negro en el sur de Texas, ese blanco propiciatorio en la tómbola de las ofensas Ennisnianas, que tampoco se dobla de risa con las mamadas ni busca la sal gorda cafre vendida en toneladas.
¿Es este, por el momento, el Ennis del que yo siempre te hablo,
Adam?
No, yo creo que no. Solo por la premisa de estos primeros 5 o 6 números, te diría que difícilmente lo vas a encontrar aquí. Que es seguro que habrá ingenio, que escribirá genial, que meterá varias alegorías sociales y mucho cinismo y mala baba con personajes tipo (el cateto del sur, el hipócrita religioso, la figura de autoridad que se pone bragas al llegar a casa...), pero ya la propia esencia de la historia, invita al exceso, a lo macabro y bestia, al humor crudo y guarro del que tanto disfruta nuestro Garth.
Esto no es óbice para que nos sorprenda más adelante y dé muestras de puro genio, de la que están salpicadas casi todos sus cómic, o al menos un buen puñado de ellos, aunque no sean perfectos de cabo a rabo. Pero posiblemente un tío como Ennis, te dijera que le suda la polla que no sea perfecto, y que lo prefiere así.
En cualquier caso, ese Ennis más reposado, más lírico, más abstracto, más contenido y serio, es complicado que aparezca con frecuencia aquí, porque la historia pide otra cosa.
Caraculo exige otra cosa.
Pero bueno, largo es el camino. Lo iremos viendo.
John Wayne nos acompaña.
"Tú y yo, señor. Tú y yo".