He leído
Ken Parker Nº 40.
Otro tomo muy bueno. Es increíble la calidad de esta serie, la cual se mantiene durante tanto tiempo. En este volumen tenemos tres nuevos capítulos de la cabecera, el primero con el desenlace de la historia que quedó inconclusa en el número anterior y una nueva aventura en dos partes. Como viene siendo habitual, tenemos una serie de historias que hunden sus raíces en las aventuras y el
western, pero que destacan principalmente por es forma de explorar el lado humano de los personajes, en ocasiones como si de un auténtico melodrama se tratara. Giancarlo Berardi se apoya en Maurizio Mantero en el primer capítulo, para después mostrarnos una nueva aventura como escritor en solitario. El apartado gráfico recae primero en Giovanni Freghiere, para en la segunda historia regresar a la serie Giorgio Trevisan, asistido por Pasquale Frisenda. A mí particularmente me gusta mucho el estilo de Trevisan, con ese trazo fino y el sombreado a través de una técnica de "rallado", que en mi opinión es mucho más agradecido para el formato en blanco y negro, además de ser un artista de corte mucho más realista que los anteriores. Aunque en líneas generales, la serie mantiene un buen nivel gráfico desde hace bastantes entregas.
Comenzamos con "La marca de los McCormack Parte 2", donde vemos a Ken Parker ejercer de forma involuntaria como agente de la ley, hasta el punto de resolver el asesinato de un niño, tal y como se veía en el anterior número de la colección. Berardi es un guionista muy pródigo en este tipo de tramas de suspense con tintes de novela policíaca clásica, algo que se respira a lo largo de toda la historia. Sin embargo, la intriga pivota sobre un auténtico drama familiar, con secretos que salen a la luz y con viejas rencillas que parecen irreconciliables. Con ese instinto que le caracteriza, Parker investiga a los habitantes del pueblo hasta descubrir la auténtica verdad que encierra el asesinato del hijo de los McCormack, con un desenlace cargado de dramatismo. Por otra parte, tendrá lugar
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La calidad de la historia es innegable, sobre todo por la capacidad de los escritores de transmitir tantas emociones a través de sus personajes. Lo que quizá debería haber sido el motor de la trama acaba pasando a un segundo plano, dando vida a los entresijos de una comunidad y las rencillas pasadas de los hermanos McCormack. Engaños y mentiras que estaban sepultadas y que poco a poco van revelando a los personajes hasta el punto de dotarlos de grandes dosis de humanidad. Sin duda, gran parte del éxito radica en esa forma de tratar a los personajes a lo largo de tantos años, sin importar que tengan muchas apariciones o una sola, Berardi y sus ayudantes siempre consiguen que el lector acabe estableciendo cierta conexión con unos personajes capaz de inspirara todo tipo de emociones.
El tomo cierra con
"Fuera de su tiempo", otra magnífica historia de Berardi que juega con elementos de corte sobrenatural, aunque sea solo de pasada. En este caso podríamos decir que Parker tiene una especie de encuentro con alguien que más tarde descubre que
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Sin embargo, esto solo es un elemento de la trama, que además de una historia de fantasmas de corte clásico incluye otro recurso empleado anteriormente, como es el de incluir una historia dentro de otra. Y es que Parker en realidad es el secundario de toda la trama, ya que el principal protagonista es Teddy, su hijo, que decide escaparse de casa tras conocer la noticia del encarcelamiento de Ken. Sus padres adoptivos lo persiguen, viviendo todo tipo de peripecias a través de la línea ferroviaria. Mientras todo sucede, Berardi consigue realizar algunas pausas en la trama para introducir el relato que da nombre a la historia y que supone otro de los escritos publicados de Ken, el cual narra sus aventuras en Canadá, donde conoce a un viejo indio tras ser drogado por un estafador al que invita a comer. Después de recuperar todo lo que le habían robado acaba trabajando en un rancho al que asaltan los indios kiowa, viéndose envuelto una vez más en el eterno odio irracional entre el hombre blanco y los pieles rojas, donde la muerte y a sangre de los inocentes prima sobre la justicia.
Uno de los aspectos más interesantes de este relato es quizá las reflexiones que deja tras la última escena. Primero por esa conexión inevitable con la típica historia de fantasmas propia de la literatura fantástica o del famosos "Cuento de navidad", aunque Berardi le da un vuelta de tuerca al concepto de manera que las dos historias narradas están también interconectadas. Teddy, el lector del folletín, se puede sentir totalmente identificado con el niño del final, al que Ken intenta ayudar para que regrese con su familia a salvo. Incluso se podrían establecer ciertos paralelismos con su propia historia y su relación con Ken. Una trama muy bien elaborada que ofrece distintas capas de lecturas, las cuales se suman al drama humano tan característico de los guiones de Berardi en esta serie, y que sin duda alguna son uno de sus principales exponentes, por encima del
western, que es quizá lo que uno esperaría al acercarse a este título.
En definitiva, otra entrega sobresaliente de una colección que para mí ha supuesto un auténtico descubrimiento, y que me cuesta no recomendársela a nadie, además de que la edición de ECC tiene un precio económico, algo muy poco habitual en los tiempos que corren. Y como siempre, con muchas ganas de ver como continúan las aventuras de Ken Parker en el siguiente tomo.