He leído
Magos Nº 2: Eragan.
Segunda entrega de la colección, a cargo del guionista Nicolas Jarry y el dibujante Stéphane Créty. A mí me ha gustado, quizá está un peldaño por debajo del trabajo de Istin, pero sigue estando a un buen nivel. Además, volvemos a ver a Jarry embarcado en un argumento donde prima el suspense, que a mí me ha recordado mucho a "El nombre de la rosa" de Umberto Eco. El arte de Créty es bastante bueno, me recuerda un poco al estilo de Howard Chaykin en sus mejores momentos, pero mucho menos rudo y más pulido, muy bien apoyado por el coloreado de Olivier Héban. Duarte es un poco más barroco, en comparativa, aunque Créty no está exento de detalle en sus viñetas. Son dos estilos ligeramente diferentes, pero ambos encajan bien en los respectivos tonos que se imprimen a cada historia. Honestamente, salvo matices muy concretos, la verdad es que el nivel gráfico de las distintas series de las Tierras de Arran es bastante bueno, permitiéndote disfrutar de este cosmos de ficción desde diferentes ópticas, lo cual es muy enriquecedor también. En definitiva, otro álbum que sigue poniendo de manifiesto la calidad general del proyecto publicado por la editorial francesa Soleil. Yo, al menos, lo estoy disfrutando bastante.
Como decía al principio, esta aventura tiene algunas similitudes con la conocida novela de Umberto Eco, aunque obviamente los autores buscan un enfoque mágico y un desenlace muy diferente, como es de esperar. Jarry emplea de nuevo la primera persona como recurso narrativo, algo también bastante habitual en las distintas series de esta colección, de modo que tenemos en primer plano a nuestro protagonista, Eragan, un aprendiz de mago que está bajo las enseñanzas del capitán Kevoram, miembro de la orden de las sombras. Eragan es un chico terco y obcecado empeñado en aprender el uso de las runas, pero con unas habilidades poco pulidas que lo acaban metiendo en líos constantemente. A lo largo de toda la historia veremos que emplea distintos métodos para ser capaz de concentrar sus energías, aunque la mayoría desembocarán en desastres de lo más variopintos.
Eragan acompaña a su maestro a un monasterio escondido en el que solo se puede entrar a través de un portal, estando aislados del resto del mundo durante un año. Al legar, descubrirán que alguien parece estar matando a los clérigos, que pierden la razón y utilizan su sangre para pintar runas por los muros. Kevoram se encarga de la investigación, mientras que Eragan asiste a clases teóricas sobre el empleo de las runas, además de otras tareas extraescolares en las que le ayuda una elfa. Además, acaba sirviendo al anterior abad, que apenas puede moverse, ayudando a sus asistente en distintas tareas. Debo admitir que la premisa en sí es bastante interesante, y que a pesar de que el suspense está muy presente, estando a los mandos Jarry me esperaba que nos introdujese más en una investigación criminal, como ya ha hecho e la propia serie de Elfos. Sin embargo, la trama principal se mantiene más tiempo del esperado en un segundo plano, posiblemente por ese carácter de narración en primera persona, lo cual tiene cierto sentido cuando el maestro aleja de sí al aprendiz. Al fin y al cabo, se supone que estaríamos ante una narración de los hechos bajo el recuerdo de Eragan.
No obstante, las tareas de asistente de Eragan le llevarán a involucrarse activamente en la investigación cuando aparece un nuevo abad muerto tras su estallido de locura. Además de que
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Como ya comentaba en el anterior volumen, hay que admitir que no son historias las de esta serie en las que brille especialmente la originalidad. Hay cierta previsibilidad, incluso en ciertos momentos donde parece que vamos a ver un giro de los acontecimientos, al final no deja de ser un requiebro para llevarnos al punto esperado. No obstante, Jarry es un guionista sólido, por lo que sus argumentos están bien escritos y lo que en un principio podría ser un defecto, realmente no es más que un ejemplo de su solidez como creador de historias. No inventa nada, pero sí que juega muy bien con las herramientas del género, introduciéndonos en una trama muy bien tejida y que resulta tremendamente entretenida durante toda la lectura. Además, construye buenos personales, con sus virtudes y sus defectos, incluyendo en el trasfondo un importante mensaje sobre ser uno mismo, que no me parece en absoluto nada baladí. En definitiva, una muy buena historia, siguiendo la senda marcada por la anterior, y estoy completamente convencido que ocurrirá lo mismo con los tomos venideros. Sin duda, otra serie altamente recomendable, que no es poco...