El primer arco, que Norma publicó en grapa (sí, eran otros tiempos... y con correos de Raimon Fonseca), Semilla de Destrucción, está bien. Luego Mignola decidió prescindir de John Byrne como dialoguista porque ponía demasiado texto para su gusto, y a partir de ahí las historias son meras anécdotas repletas de frases cortas y monosílabos. El Gusano Vencedor tampoco está mal, pero los malos pecan de ser, nuevamente, uniformes nazis sin personalidad discernible e indistinguibles entre ellos.
El dibujo, eso sí, fantástico, aunque Mignola dibuje siempre LO MISMO.