He leído
Marvel Limited Edition Los Hijos del Tigre.
Después de una semana intentando acabar este mamotreto que publica SD y Panini, por fin he podido acabarlo. Lectura dura donde las haya. Ha habido momentos en los que he estado a punto de obviar algún que otro artículo y centrarme únicamente en los cómics, pero al final he aguantado como un jabato hasta la última página. La verdad es que yo nunca estuve de acuerdo con la decisión de separar el magacín The Deadly Hands of Kung Fu por personajes, sino publicar una edición cronológica de sus contenidos sin más. Principalmente, porque en mi opinión creo que se hubiese encontrado un mayor equilibrio en beneficio de la experiencia lectora. Para que nos hagamos una idea, dedicándole aproximadamente un par de horas de lectura diaria, el primer día solo leí un cómic en más de 70 páginas. Incluso ha habido uno de los días que directamente solo he leído artículos. Esto a mí me parece un desatino, porque por muy interesante que sea recuperar ciertos artículos o los contenidos originales de la revista, no pueden prevalecer sobre lo que realmente le importa al potenciar comprador de esta línea, los tebeos y las historias clásicas del Universo Marvel.
Yo soy un particular defensor de que cuando se recupera un material, se debe ser fiel al original. Es decir, si reeditas una colección como The Deadly Hands of Kung Fu, lo normal es recuperar también los artículos Sin embargo, tras la experiencia que ha supuesto leer este tomo, mi opinión difiere bastante. Si bien es cierto que los artículos sirven par ponernos en contexto y entender por qué una editorial como Marvel elige las artes marciales como tema central de una de sus publicaciones, también es cierto que no todos son interesantes o de utilidad. Como aficionado al cine de este género, que nació en principio como una moda, y que durante mi infancia y adolescencia vio muchísimas películas de kung fu, admito que hay varios artículos muy interesantes, que exploran el origen del kung fu, algunas armas, o detalles de la vida de Bruce Lee, no como algo del pasado, sino como la actualidad que era en ese momento. No obstante, un gran porcentaje de los textos son una serie de reseñas sobre películas que me han parecido particularmente duras. Las casi 20 páginas que dedican a reseñar
Operación Dragón llegan al punto del absurdo, además a la saga de películas de Billy Jack o una de las cintas de James Bond,
El hombre de las pistolas de oro, incluso la incursión literaria del género dentro de las novelas de bajo presupuesto. Entiendo que para un lector de la época quizá resulte interesante, pero a día de hoy está todo muy descontextualizado y tiene muy poca utilidad, más allá del aburrimiento. Además, el estilo de las reseñas me parece poco efectivo, a pesar de que la mayoría de son escritores y guionista, vamos que saben escribir. Sin embargo, el enfoque es en la mayoría de ocasiones resumir fotograma por fotograma, sin aportar demasiados aspectos interesantes u opiniones, aunque las hay, claro. Tanto es así, que aunque en esa época no se utilizase el término
spoiler, vemos claramente como los autores de las reseñas casi siempre te cuentan el final o te revientan las tramas, por lo que si no has visto o leído la película o libro, tampoco es que te vayas a llevar muchas sorpresas cuando lo haga. No se. si querían captar la atención del lector sobre algo deberían haber buscado otra fórmula. Ya el tomo de Vampire Tales me pareció que estaba al límite con los contenidos del magacín, incluso los correo de los tomos de
Creepy, publicados por Planeta, se hacían bastante pesados, pero la experiencia de este tomo ha sido bastante traumática.
Por otra parte, y centrándonos un poco en los pocos cómics que trazan la trayectoria de los Hijos del Tigre, hay que reconocer que es un serial bastante mediocre. No tengo del todo claro si los artículos rompen tanto el ritmo de lectura que cuando llegas a una historieta estás tan hastiado que no le coges el punto, o directamente es que es uno de los seriales más flojos de los magacines. Quizá es una combinación de ambas cosas. La historia comienza como la típica película de kung fu, con muerte del maestro incluida y venganza de los alumnos que utilizan unos amuletos para potenciar sus conocimientos y habilidades con las artes marciales. A partir de ahí comienza la búsqueda de los responsables de la muerte del maestro, en una especie de equilibrio entre la venganza y la justicia. De ese modo, nos vemos envueltos en una trama que nos va desvelando una organización criminal con tráficos de drogas, y alguna que otra conspiración, llegando incluso a estar presente la figura de Fu Manchú y otros personajes de Marvel, en una integración lenta pero segura de los personajes en el universo de ficción de la Casa de las Ideas.
Unas historias están mejor que otras, pero en líneas generales, creo que predomina la mediocridad. Si bien es cierto que los protagonistas no tienen un rumbo fijo hasta la llegada del equipo formado por Bill Mantlo y George Pérez, el bueno de Mantlo tampoco hace maravillas. Creo que la parte más interesante la tenemos al final, cuando
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Mantlo es un guionista con oficio, y en ocasiones su trabajos son bastante entretenidos, pero tengo la sensación que todo el tema filosófico que se esconde tras las artes marciales le quedaba grande. Perfila muy bien a los personajes, incluso tienen un desarrollo bastante adecuado, pero los abundantes textos de apoyo en ocasiones no benefician mucho al ritmo de la historia, si no todo lo contrario. Me ha parecido ver a un Mantlo fuera de su entorno, que realmente despega cuando se lleva a los personajes a su zona de confort, los superhéroes, donde no solo se encuentra más cómodo, sino que es capaz de hacer que las historias fluyan con mayor normalidad, pese a esa fase final que toma el grupo, la cual me ha sorprendido bastante, y no me la esperaba.
Por su parte, George Pérez es un artista que se crece en estas páginas. También le ayudan mucho los entintadores que le asisten, dándole un acabado bastante cargado de detalles. Está claro que es un formato que le sienta muy bien al artista. Sin embargo, tarda un poco en coger el ritmo, y los primeros episodios son bastante peores que el resto. Además, hay que reconocer que no le termina de coger el punto a los movimientos de los personajes en lo que artes marciales se refiere. En las primeras historias de este volumen podemos ver, por ejemplo, a Dick Giordano, uno de los pocos artistas que traslada a las viñetas los movimientos propios de un artista marcial, recordando en ocasiones lo que se puede ver en cualquier película del género. Junto a las portadas de Neal Adams, de lo mejorcito que ofrece este volumen a nivel gráfico. No obstante, en líneas generales, gráficamente está mucho mejor que argumentalmente, de eso no tengo ninguna duda, como solía suceder en la mayoría de las revistas en blanco y negro, debo añadir.
En definitiva, un mamotreto mucho menos interesante de lo que esperaba, más bien al contrario, se hace una lectura dura y pesada en ciertos tramos del recopilatorio, aunque como yo seas un interesado en estos temas, lo cual ya dice bastante. En mi humilde opinión, se debería haber hecho una selección de contenidos, aunque entiendo quien pueda preferir el completismo por encima de la experiencia lectora, o incluso la recuperación del serial en un mismo tomo tiene mucho sentido para seguir mejor la historia. No obstante, entre decenas de artículos obsoletos y tan aburridos, no creo que sea la mejor opción. Lo peor de todo es que la fórmula se repite en el siguiente tomo de la colección, por lo que no sé si aceptar el reto, o morir en el intento...