Yo he de reconocer que desde que me uní al gremio de correctores soy mucho, pero mucho más comprensivo con este tipo de cosas.
Hay que bajar al barro y trabajar en ello para darte cuenta de que es imposible que no se te escape algo. Absolutamente imposible. Por mucha atención que pongas, tu coco está acostumbrado a leer a una velocidad y muchas veces, de forma instintiva, “rellenas” una palabra con sólo leer las tres primeras letras.
Eso sí, una cosa es que se te escapen cosas en el interior de un tebeo y otra es que se te escapen en la portada. Que el título de una obra tenga una errata creo que es la primera vez que lo veo.
¿Cómo se solucionan estas cosas? Introduciendo un mayor control de calidad. Nosotros revisamos el texto varias veces. Yo leo el pdf con la traducción directa de Rafa Marín. Suele llevar muchas erratas, porque él teclea a toda hostia y sabe que tiene luego la red de seguridad que le proporciono yo. Cuando he terminado, Jesús Yugo corrige en la maquetación las revisiones que yo le he pasado y se las pasa otra vez a Rafa. Pues bien, no importa cuánto me haya esforzado y cuánta atención haya puesto: casi siempre encuentra algo que se me ha pasado.
Aparte de eso, una vez terminado el tomo, la imprenta nos manda los ferros y aún le damos un último vistazo cuatro personas. No es una lectura tan atenta como las previas, pero a veces encontramos algo.
E incluso así, alguna vez nos comentan alguna que otra errata. Pocas, afortunadamente, pero alguna se termina escapando de vez en cuando, por mucho control de calidad que le apliques.
A mí de este tipo de cosas, más que el error en sí, lo que me molesta es la respuesta. Me molesta que no se plantearan incluir el tebeo de los 4F en resolución deplorable en el siguiente OG o que no se planteen ahora regalar una sobrecubierta. No sé, el mensaje que se manda con este tipo de cosas suena a “nos importáis un carajo como clientes. Si os ha molestado, jodeos”.